Según un estudio de la Universidad
Carnegie Mellon
en Pittsburgh (Estados Unidos),
los individuos que duermen
menos de siete horas por
la noche son el triple de propensos
a los trastornos respiratorios
tras entrar en contacto
con los virus del resfriado.
Estudios anteriores ya habían
mostrado que la falta de
sueño deteriora el funcionamiento
del sistema inmune y
que aquellas personas que
duermen entre siete y ocho
horas cada noche presentan
menores tasas de enfermedad
cardiaca y mortalidad.
Los investigadores, después
de examinar a 153 hombres
y mujeres, observaron
que cuanto menos dormían
más propensos eran a desarrollar
un catarro. Además, cuando
se examinaron por separado
la infección y los síntomas
de la enfermedad, éstos se
asociaron con la eficacia y no
con la duración del sueño ni
con la infección. Los autores
señalan como posible explicación
que las alteraciones en el
sueño influyen en la regulación
de las citoquinas proinflamatorias,
las histaminas y
otros mediadores de los síntomas
que se liberan en respuesta
a la infección.
En opinión de estos expertos,
el tiempo de sueño
adecuado se encuentra entre
siete y ocho horas durante la
noche.