No existen cifras estadísticas fiables sobre su implantación real, pero es una evidencia que la afición al piercing y los tatuajes ha experimentado un gran impulso durante los últimos años, especialmente entre los jóvenes. Sin embargo, ambas prácticas presentan en común que introducen elementos extraños…
No existen cifras estadísticas fiables sobre su implantación real, pero es una evidencia que la afición al piercing y los tatuajes ha experimentado un gran impulso durante los últimos años, especialmente entre los jóvenes. Sin embargo, ambas prácticas presentan en común que introducen elementos extraños en el organismo atravesando la barrera de protección del mismo, que son la piel y las mucosas, lo que supone un riesgo de complicaciones e infecciones, en algunos casos de repercusiones muy negativas sobre la salud.
En más de una ocasión se ha alertado desde distintos estamentos sanitarios, como la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica o el propio Ministerio de Sanidad y Consumo del elevado número de alergias provocadas por tatuajes y de infecciones relacionadas con piercing.
Las farmacias españolas reciben cada vez más consultas a este respecto, y por eso la Sociedad Española de Farmacia Comunitaria (Sefac) considera pertinente informar a la población sobre los riesgos que supone este tipo de prácticas y los consejos para prevenir las posibles complicaciones derivadas de su aplicación.
Las complicaciones más frecuentes de estas prácticas son las infecciones locales que se manifiestan con dolor, hinchazón, enrojecimiento y pus. También las alergias debidas a las tintas utilizadas en el tatuaje y la micropigmentación o por el material de las piezas utilizadas en el piercing. Asimismo, pueden presentarse alteraciones relacionadas con la parte del cuerpo involucrado; las más habituales las alteraciones bucales derivadas de los piercing orales, las alteraciones urológicas y ginecológicas por los piercing genitales y la aparición de queloides por heridas mal cicatrizadas.
Pero tampoco hay que olvidar las posibles infecciones de transmisión hemática como la hepatitis, el SIDA y el tétanos, que si bien no son tan frecuentes, son las más peligrosas. Por ejemplo, se debe considerar que el riesgo potencial a infecciones de transmisión hemática que tienen estas prácticas hace que el usuario de las mismas no pueda donar sangre durante un año.
PREGUNTAS FRECUENTES
Tengo problemas de piel, ¿puedo tatuarme o colocarme un piercing?
No es conveniente si sufre alguna enfermedad o infección ya que el sistema inmunitario está disminuido. Tampoco si tiene alteraciones circulatorias, cardiacas o dermatológicas como acné, dermatitis, alergias, herpes, psoriasis, etc.
Antes de hacerme un tatuaje, ¿tengo que tener alguna precaución?
Sí, en la semana previa no debe tomar el sol, rayos UVA ni realizarse tratamientos corporales que puedan irritar la piel. Además, el día anterior no debe tomar excitantes ni vasodilatadores como alcohol ni ácido acetilsalicílico.
¿Cómo debo cuidarme el piercing?
Una vez colocado, se debe lavar la zona a diario con jabón neutro (si es oral se enjuagará la boca con una solución antibacteriana), moverlo dos veces al día con las manos limpias, nunca tocarlo con las manos sucias, no bañarse en el mar o en la piscina, no maquillarse en la zona y, en caso de piercing oral, no tomar alcohol, chicle ni comidas picantes.
¿Qué debo hacer hasta que cicatrice el tatuaje?
La herida debe estar al aire libre, lavarse con jabón antibacteriano y aplicar crema cicatrizante dos veces al día. Hasta que no esté cicatrizado, a las dos semanas, no debe bañarse en el mar o en piscinas ni tomar el sol. Además, no se debe usar ninguna prenda que oprima la zona ni aplicarse cosméticos. Es importante no rascarse ni quitar la costra.
¿Y si me hago un pseudotatuaje para evitar problemas?
Los tatuajes no permanentes o pseudotatuajes no están exentos de riesgos. El pigmento utilizado es la henna, que a veces contiene productos fijadores como la parafenilendiamina (PPD) que origina reacciones alérgicas importantes.
Me voy a hacer un adorno corporal, ¿me puedo dar una crema anestésica?
Las cremas anestésicas requieren receta y, por tanto, prescripción médica. Las sustancias que componen estos anestésicos pueden atravesar la piel y entrar en la sangre. Si la cantidad que consigue formar parte del flujo sanguíneo es elevada, la vida de la persona puede correr riesgos, entre ellos latido cardiaco irregular, ataque de apoplejía o incluso muerte. Cuanto más grande sea la zona en la que se extienda el producto, más tiempo permanezca en la piel y/o si, tras su uso, se cubre la zona (con lo que se pretende conseguir un mayor efecto anestésico), mayor será la cantidad de producto que entre en la sangre y mayores también serán los riesgos. El hecho de que la piel esté irritada, cuente con alguna erupción o sarpullido y tenga una temperatura elevada acrecienta también los riesgos. Por todo ello, para calmar el dolor que pueda provocar la práctica lo mejor es utilizar frío en la zona.
FUENTE: Sociedad Española de Farmacia Comunitaria (Sefac).