Aunque los datos son esperanzadores, también es cierto que persisten todavía dudas sobre su toxicidad, la calidad de vida de los pacientes o el papel emergente de la inteligencia artificial en la toma de decisiones clínicas
16 de septiembre 2024. 1:18 pm
La llegada de la inmunoterapia al cáncer supuso toda una revolución y con el paso del tiempo más estudios demuestran su potencial para el tratamiento de esta enfermedad. Tanto es así que incluso los expertos empiezan a hablar de la posibilidad de lograr la curación…
La llegada de la inmunoterapia al cáncer supuso toda una revolución y con el paso del tiempo más estudios demuestran su potencial para el tratamiento de esta enfermedad. Tanto es así que incluso los expertos empiezan a hablar de la posibilidad de lograr la curación en contextos hasta ahora considerados como imposibles, como el estadio metastásico de la enfermedad. Poco a poco van llegando más datos que demuestran como la inmunoterapia es capaz de mejorar la supervivencia a largo plazo en un número creciente de cánceres
Durante el congreso de la Sociedad Europea de Oncología Médica (ESMO, por sus siglas en inglés), que se ha estado celebrando estos días en Barcelona, han sido varios los estudios presentados sobre la eficacia de este abordaje a largo plazo. Y aunque los datos son esperanzadores, también es cierto que persisten todavía dudas sobre su toxicidad, la calidad de vida de los pacientes o el papel emergente de la inteligencia artificial en la toma de decisiones clínicas a la hora tanto de seleccionar los pacientes como de combinar diferentes tratamientos.
Resultados positivos a largo plazo en melanoma
Durante el congreso de Barcelona se presentaron los datos del CheckMate 067, el estudio de seguimiento más extenso hasta la fecha sobre melanoma y que sugieren que la inmunoterapia podría ofrecer una posibilidad de curación en aquellos que responden favorablemente al tratamiento. Tras un seguimiento de al menos 10 años, la mediana de supervivencia global alcanzó los 71,9 meses en los pacientes que recibieron una combinación de nivolumab e ipilimumab, dos fármacos inmunoterápicos. La mayoría de los pacientes que inicialmente respondieron bien a la inmunoterapia anti-PD1 y no presentaron progresión de la enfermedad durante al menos 3 años, seguían vivos 10 años después sin morir de melanoma, con una tasa de supervivencia específica del 96 %.
“Esto es un gran progreso en una enfermedad que hace 15 años no tenía un tratamiento efectivo para la enfermedad metastásica. Pero, aun así, diría que muchos de nuestros pacientes siguen muriendo por melanoma metastásico, por lo que todavía tenemos mucho trabajo por hacer”, explicó James Larkin, del Institute of Cancer Research de Londres (Reino Unido), primer autor del artículo donde se desgranan estos datos y que fue presentado en ESMO.
'Los resultados de este ensayo confirman el potencial de curación mediante inmunoterapia en pacientes con melanoma avanzado', afirmó el Dr. Marco Donia, profesor asociado de oncología clínica en el Centro Nacional de Inmunoterapia del Cáncer de Dinamarca, en el Hospital Universitario de Copenhague Herlev (Dinamarca), quien no participó en el estudio. Además, comentó: 'Para los pacientes que no presentan progresión de la enfermedad después de tres años, estos resultados a largo plazo muestran que la mayoría de ellos no vuelve a experimentar progresión. La supervivencia específica frente al melanoma es extremadamente alta en este grupo'.
Estos resultados están en línea con los obtenidos en otro estudio con un seguimiento a diez años, el KEYNOTE-006, que comparó pembrolizumab con ipilimumab. En este caso se vio que el 22 % de los pacientes que recibían pembrolizumab no experimentaron progresión a los 10 años, en comparación con el 12,8 % del brazo de ipilimumab. En cuanto a la supervivencia específica del melanoma, los datos son similares al CheckMate 067, con el 45,2 % de los pacientes vivos en el brazo de pembrolizumab. Además, los pacietnes que completaron dos años de tratamiento con pembrolizumab tienen una tasa de supervivencia libre de progresión de casi el 65 %. “También tenemos datos de un pequeño número de pacientes que recibieron una segunda ronda de tratamiento y respondieron de nuevo. Así que, en resumen, este estudio muestra que el tratamiento con pembrolizumab ofrece beneficios a largo plazo”, explicó Caroline Robert, jefa de la Unidad de Dermatología en el Gustave Roussy de París (Francia), primera autora del estudio.
Una esperanza en cáncer de mama triple negativo
Los cánceres de mama triple negativos son especialmente difíciles de tratar porque no tienen receptores de estrógeno o progesterona ni niveles elevados de HER2, por lo que no responden a los tratamientos habituales, haciendo que este subtipo de tumores haya sido históricamente uno de los más desafiantes. Pero en los últimos años se están presentando importantes avances, y en ESMO se han dado a conocer algunos de ellos.
Es el caso de un estudio sobre la combinación de quimioterapia e inmunoterapia antes de la cirugía e inmunoterapia continuada después de esta en pacientes con cáncer de mama triple negativo en estadio temprano La tasa de supervivencia global a cinco años fue del 86,6% en las pacientes que recibieron inmunoterapia y del 81,2% en el grupo placebo. El estudio no solo mostró una mejora en la tasa de respuesta patológica completa, sino que también reveló una reducción del 34 % en el riesgo de muerte en comparación con la quimioterapia sola.
'Este es el primer ensayo que muestra una mejora significativa en la supervivencia global en cáncer de mama triple negativo gracias a la inmunoterapia', afirmó Schmid. Después de siete años de seguimiento, los pacientes que recibieron la combinación de quimioterapia e inmunoterapia tuvieron una reducción del 34% en el riesgo de muerte. 'Este tipo de resultados nunca se había visto antes en esta población, lo que es increíblemente alentador', añadió.
Schmid también abordó la importancia de las respuestas completas patológicas, señalando que el 65% de los pacientes no mostraban evidencia de cáncer después de la cirugía. 'Es importante destacar que, aunque estos resultados son impresionantes, algunos pacientes aún experimentan toxicidades relacionadas con el tratamiento, y es crucial monitorearlos a largo plazo', comentó. Schmid hizo hincapié en la necesidad de encontrar un equilibrio entre los beneficios del tratamiento y la calidad de vida de los pacientes, destacando que 'la curación no puede venir a costa de una vida con complicaciones graves'.
El papel de los biomarcadores en la toma de decisiones
Petros Grivas, oncólogo especializado en cáncer de vejiga en el Seattle Cancer Care Alliance, habló sobre los avances en el uso de inmunoterapia para este tipo de cáncer, destacando la importancia del uso de biomarcadores para optimizar el tratamiento. Durante su intervención, subrayó cómo el uso combinado de quimioterapia e inhibidores de puntos de control ha mostrado ser eficaz en pacientes con cáncer de vejiga avanzado. Sin embargo, también mencionó la necesidad de afinar el tratamiento mediante el uso de biomarcadores.
'Uno de los mayores desafíos que enfrentamos es determinar qué pacientes se beneficiarán más de estos tratamientos combinados. Los biomarcadores juegan un papel crucial en este proceso', comentó Grivas. El oncólogo explicó que la identificación de biomarcadores puede ayudar a predecir la respuesta a la inmunoterapia, mejorando la personalización del tratamiento y minimizando la exposición innecesaria a toxicidades.
'Estamos comenzando a ver que los biomarcadores, como el ADN tumoral circulante y los estados patológicos después de la quimioterapia, nos proporcionan información valiosa sobre cuáles pacientes podrían necesitar terapia adyuvante adicional después de la cirugía, y cuáles podrían evitarla', afirmó Grivas. 'Es un campo que sigue evolucionando, pero estoy convencido de que el futuro de la oncología personalizada en cáncer de vejiga dependerá de estos biomarcadores'.
Marleen Kook, investigadora en el Centro Oncológico Integral de los Países Bajos, añadió que el uso de biomarcadores no solo puede ayudar a seleccionar a los pacientes adecuados para inmunoterapia, sino también a modular la duración del tratamiento. 'No todos los pacientes necesitan la misma duración de tratamiento inmunoterapéutico, y en algunos casos, podríamos estar tratando de más o de menos', explicó Kook. 'El desafío es identificar, mediante el uso de biomarcadores, qué pacientes realmente necesitan la terapia adyuvante adicional y quiénes pueden evitarla. Actualmente, estamos explorando varios biomarcadores para hacer justamente eso', añadió.
Kook enfatizó que la búsqueda de biomarcadores es fundamental no solo para maximizar la eficacia, sino también para minimizar las toxicidades a largo plazo. 'Los pacientes con cáncer de vejiga, y otros tipos de cáncer, pueden sufrir efectos secundarios graves relacionados con la inmunoterapia. Si logramos identificar a los pacientes que no necesitan un tratamiento prolongado, podríamos reducir significativamente la carga de toxicidades y mejorar la calidad de vida de los sobrevivientes', afirmó.
El desafío de la toxicidad y la calidad de vida
Caroline Robert habló sobre los desafíos de la toxicidad en el tratamiento de pacientes con melanoma. 'La combinación de nivolumab e ipilimumab es sin duda más eficaz que el uso de monoterapias, pero el costo es una mayor toxicidad. Mientras que los eventos adversos graves con un solo agente se presentan en el 15 % de los casos, este porcentaje aumenta al 60% cuando combinamos ambos fármacos', explicó Robert. A pesar de estos efectos adversos, subrayó que en muchos casos los pacientes pueden ser rescatados con inmunoterapias menos tóxicas después de una progresión inicial.
El impacto a largo plazo de la inmunoterapia en la calidad de vida fue otro tema central del congreso. Jessica Hassel, oncóloga del Centro Nacional de Enfermedades Tumorales de Heidelberg (Alemania), presentó datos sobre la calidad de vida de los pacientes nueve años después del tratamiento con inmunoterapia. 'Uno de cada tres pacientes experimenta síntomas persistentes, siendo los trastornos endocrinos, como la insuficiencia tiroidea o pituitaria, los más comunes. Sin embargo, cuando comparamos su calidad de vida general con la población sana, no encontramos diferencias significativas. Este es un dato alentador, pero aún debemos ser cautelosos y continuar evaluando la calidad de vida en pacientes a largo plazo', explicó Hassel.
La inteligencia artificial: un futuro prometedor en la Oncología
Grivas también habló sobre el papel emergente de la inteligencia artificial (IA) para mejorar la toma de decisiones clínicas en oncología. 'La IA tiene un potencial enorme para ayudarnos a identificar qué combinaciones de tratamientos serán más efectivas para cada paciente', comentó. 'Pero, lo más importante, la IA puede ayudarnos a interpretar grandes cantidades de datos clínicos, lo que es fundamental para optimizar el uso de biomarcadores y seleccionar tratamientos personalizados'.
Sin embargo, Grivas advirtió que la integración de la IA en la práctica clínica aún enfrenta muchos desafíos, particularmente en términos de recopilación de datos y seguridad de la información. 'El verdadero valor de la IA en la oncología vendrá cuando podamos analizar datos a gran escala de manera segura y efectiva, lo que nos permitirá ofrecer tratamientos más personalizados y mejorar aún más los resultados de los pacientes', concluyó.
¿Estamos más cerca de una cura?
Aunque los avances en inmunoterapia han llevado a algunos a hablar de 'curación' en ciertos tipos de cáncer metastásico, como el melanoma, la comunidad médica sigue siendo cautelosa. Si bien los datos muestran una supervivencia a largo plazo impresionante y un control prolongado de la enfermedad, los expertos coinciden en que aún no podemos proclamar una cura definitiva sin un seguimiento más prolongado y una comprensión más profunda de los factores que predicen la respuesta a largo plazo.
'Estamos logrando avances significativos en el control a largo plazo del cáncer, pero debemos ser cuidadosos con las expectativas', advirtió Larkin. 'El objetivo final es encontrar tratamientos que no solo prolonguen la vida, sino que también lo hagan sin comprometer la calidad de vida de los pacientes'.