Néstor Serravalle. CSO & VP Europa de VU
8 de mayo 2023. 9:36 am
La tecnología está tan asentada en nuestra sociedad que nos cuesta imaginar cómo era el mundo antes de que gran parte de nuestras vidas dependiesen casi por completo de Internet. Las innovaciones tecnológicas pretenden mejorar la calidad de vida de las personas y facilitar nuestras…
La tecnología está tan asentada en nuestra sociedad que nos cuesta imaginar cómo era el mundo antes de que gran parte de nuestras vidas dependiesen casi por completo de Internet. Las innovaciones tecnológicas pretenden mejorar la calidad de vida de las personas y facilitar nuestras rutinas personales, laborales y sociales en la mayor medida posible.
Las aplicaciones se extienden a todos los ámbitos, y el sector sanitario no es una excepción. Big Data, machine learning o cloud computing son algunas de las tecnologías que han supuesto un salto cualitativo en el mundo de la Medicina, tanto para profesionales sanitarios como para los propios pacientes. Además, la pandemia de COVID-19 y el consecuente confinamiento han sentado las bases de la transformación del modelo asistencial hacia nuevos enfoques como la telemedicina.
Esta medida emerge como una alternativa eficaz al modelo asistencial e introduce nuevas herramientas e innovaciones en la atención sanitaria. Con ello surge también la necesidad de fortalecer los sistemas en las redes hospitalarias y otras medidas que refuercen la ciberseguridad para crear experiencias comprometidas con el paciente. La protección de los datos, la garantía de que sus registros y tratamientos médicos sean confidenciales y la verificación de la identidad constituyen pautas fundamentales a tener en cuenta.
Riesgos inherentes
Debido a la naturaleza sensible de los datos, si los dispositivos conectados no disponen de las medidas de seguridad necesarias, existen numerosos riesgos para los pacientes. Los más frecuentes son las violaciones de la privacidad por la exposición de información personal, que pueden dar lugar a fraudes en el pago de seguros o a robos de identidad.
En esta era marcada por la ‘hiperconectividad’, cualquier dispositivo o cuenta de correo electrónico de una organización podría servir a los ciberatacantes como un punto de entrada, teniendo vía libre para propagarse a otros dispositivos de la red. Y aquí es donde entra en juego la verificación de la identidad.
El principal valor que aporta la verificación de la identidad de los pacientes y del personal en el sector de la salud es que supone una barrera contra el fraude. En primer lugar porque se confirma la identidad de las personas, por lo que ya se establece un filtro de confianza inicial.
La identidad de los pacientes puede autenticarse a través de distintos métodos, como el reconocimiento facial, de la voz y de la huella digital, tanto en consultorios y hospitales como en farmacias, para acceder a cualquier trámite.
Así se garantiza que los datos son confidenciales y seguros, sin que usuarios no autorizados tengan acceso. Además, se eliminan las contraseñas y se apuesta por las características biométricas de los usuarios (únicas en cada individuo y mucho más complejas de replicar). ¿El resultado? El proceso de registro, ingreso y alta se vuelve más ágil y seguro, al reducir los tiempos y los márgenes de error.
A su vez, una identificación más precisa del paciente facilita la evolución hacia el historial clínico único digital, que permite el desarrollo de tratamientos personalizados más eficientes. Además, estas metodologías permiten interacciones sin contacto físico, una práctica que empezó en la pandemia y que parece haber llegado para quedarse.
Automatización y ahorro de tiempo
Además de aumentar la ciberresiliencia, la verificación de identidad en hospitales y centros de salud se traduce en la automatización de todas aquellas tareas manuales que no implican un valor directo para la institución. Se trata, por tanto, de una optimización de los recursos, que permite que el personal del centro se oriente a tareas que sí reportan algún beneficio, o bien para los pacientes o bien para la entidad.
Compañías como VU trabajan en la prevención de fraude y protección de la identidad, diseñando soluciones de autenticación robusta para los ciudadanos. Mediante la aplicación de tecnologías que combinan biometría y análisis del comportamiento de usuarios basado en machine learning, garantizando que las operaciones en los centros sanitarios sean digitales, seguras y remotas, siempre que sea posible.
Un futuro digital
Sin duda, las innovaciones tecnológicas impulsan considerablemente la optimización de los recursos de los hospitales. Sin embargo, a medida que aumentan las prácticas sanitarias en remoto, también lo hace el riesgo de sufrir un ciberataque. No debemos olvidar que las infraestructuras críticas y el sector sanitario siguen siendo el blanco predilecto de los ciberataques. De hecho, según el ‘Security Report 2023’ de Check Point Research, la atención sanitaria ha sufrido el mayor incremento de ciberataques: hasta un 78 por ciento respecto al año anterior.
Estos datos alarmantes no deben ser más que un punto de inflexión para empezar a reforzar las medidas de ciberseguridad en todas las fases de cualquier trámite sanitario, desde el registro de un nuevo paciente hasta una consulta por videollamada con la identidad del doctor también validada. Mantener los datos personales a salvo es importante en cualquier ámbito de nuestras vidas, pero se vuelve primordial cuando está en juego algo tan importante como la salud.