En la Ley de Cohesión y Calidad del Sistema Nacional de Salud (SNS), aprobada en mayo de 2003, se hace mención en dos ocasiones a la receta electrónica. En primer lugar, en el artículo 33, dedicado a la colaboración de las oficinas de farmacia con el SNS. Con la inconcreción que domina esta Ley, se dice que 'se tenderá a la dispensación individualizada de medicamentos y a la implantación de la receta electrónica, en cuyo desarrollo participarán las organizaciones colegiales médica y farmacéutica'. La segunda referencia aparece en el artículo 54, dentro del capítulo V ('Del sistema de información sanitaria'), donde, al hablar de la red de comunicaciones del SNS, se incluye la información que circulará a través de dicha red.
La receta electrónica ha sido concevida como una herramienta que, sirviéndose de las nuevas tecnologías, pretende acabar con la burocracia y mejorar los niveles de control de la prestación farmacéutica
Siete meses después, en pleno trámite final del Proyecto de la Ley de Acompañamiento de los Presupuestos de 2004, el Gobierno, a través del Grupo Parlamentario Popular (PP), introdujo una enmienda a fin de modificar la Ley del Medicamento en su artículo 85, relativo a la receta. De acuerdo con el texto finalmente aprobado por las Cortes, se añade un nuevo apartado, el 6, al citado artículo 85, con la siguiente redacción'. En los términos que, reglamentariamente, se establezcan, la receta podrá extenderse/editarse en soporte informático. No será necesario el consentimiento del interesado para el tratamiento y la cesión de datos que sean consecuencia de la implantación de un sistema de receta electrónica, de conformidad con lo dispuesto en los artículos 7, apartados tres y seis, ocho y once, apartado dos. a), de la Ley Orgánica 15/1999, de 13 de diciembre, de Protección de Datos de Carácter Personal.'
Primeros pasos
A raíz de la aprobación de este punto, que suscitó la alarma de alguna asociación de consumidores por la utilización que podría hacerse de los datos y que, incluso, generó una advertencia de la Agencia de Protección de Datos, han ido apareciendo informaciones sobre proyectos para el desarrollo de la receta electrónica, al tiempo que desde las distintas comunidades autónomas se ha ido contando lo que han hecho o estaban haciendo para su implantación. En este contexto, lo más significativo fue la información procedente del Ministerio de Ciencia y Tecnología, anunciando las características que debería tener el proyecto de receta electrónica a desarrollar mediante la contratación de un servicio técnico, trabajo al que se destinan 660.000 euros y que deberá estar concluido antes del verano.
Tras contemplarse su existencia en la Ley de Acompañamiento de los Presupuestos de 2004, se suscitó la alarma entre grupos de consumidores por la utilización que podría hacerse de los datos personales de los pacientes
Según la propia documentación del Ministerio de Ciencia y Tecnología, el proyecto para la implantación de la receta electrónica trata de integrar a todos los agentes de la red sanitaria asistencial (médicos, farmacéuticos, inspectores, visitadores, servicios centrales...), con el objetivo de darle un mejor servicio sanitario al ciudadano. La iniciativa supone la continuación del Proyecto PISTA sobre receta electrónica, que es una aplicación que se definió con la participación de las comunidades autónomas de Madrid, País Vasco, Cataluña y Canarias.
El Programa PISTA (Promoción e Identificación de Servicios de Telecomunicaciones Avanzadas) es un instrumento de promoción de la Sociedad de la Información gestionado por el Ministerio de Ciencia y Tecnología, cuyo objetivo es impulsar el desarrollo de aplicaciones y la puesta en marcha de prototipos de sistemas y servicios dirigidos a sectores clave, superando las barreras que dificultan que los beneficios de las tecnologías ya disponibles lleguen a los usuarios reales.
Problemas a resolver
Sobre el Programa PISTA relacionado con la receta electrónica, que se desarrolló a lo largo de 2000/2002, se detectaron inconvenientes por la falta de comunicación e integración de las aplicaciones y que el documento oficial concreta en los siguientes puntos:
-No es posible disponer en tiempo real de información exacta sobre la prescripción y dispensación de recetas.
-No es posible obtener estadísticas o realizar estudios de un modo sencillo sobre la evolución de la prescripción y dispensación.
-Existe una diferencia de tiempo entre que se realiza la dispensación (el gasto) y el momento en que el Servicio de Salud tiene constancia del mismo.
-Imposible la comunicación en tiempo real sobre una receta electrónica de un paciente entre médico y farmacéutico.
-Existe dispersión de la información o falta de comunicación en tiempo real entre los distintos actores que intervienen en los procesos de la receta de un paciente.
Más adelante, el documento señala los objetivos principales del contrato que, una vez desarrollados, facilitarán los requisitos fundamentales para la implantación y pilotaje de los Sistemas de Receta Electrónica en las comunidades autónomas y que concretan así:
-Mantener la información sobre prescripciones y dispensaciones en una base de datos central.
-Agilizar los procedimientos de prescripción y dispensación.
-Informar en tiempo real sobre lo que está sucediendo sobre una receta a cualquier usuario de la red asistencial sanitaria.
-Interconectar a todos los usuarios participantes de la red asistencial sanitaria de cada comunidad autónoma.
-Ofrecer la información en base a servicios webs a todos los tipos de usuarios.
-Aportar los medios para una mejora en la gestión y en la calidad de la información.
Herramienta sanitaria
A juicio de los redactores del proyecto, el presente y futuro de la receta electrónica pasa por constituir una verdadera red sanitaria con la que puedan interactuar todos los agentes implicados. Y, textualmente, se dice que 'se pretende adecuar el contenido de la receta, la patología a la que va dirigida, y potenciar de esta manera la calidad en la prescripción. La finalidad última es que se dispense el medicamento más eficaz, y de la forma más segura'.
Se trata, por tanto, de una herramienta sanitaria que se sirve de las nuevas tecnologías de la información y que, desde algunos sectores, se presenta como un instrumento para acabar con la burocracia de la prestación farmacéutica y mejorar los niveles de control sanitario y económico de la misma. Según Carmen Peña, secretaria del Consejo General de Colegios de Farmacéuticos, es un sistema electrónico de prescripción/dispensación, en beneficio del paciente, basado en la intervención coordinada del equipo multidisciplinar de salud.
Los servicios jurídicos de la OMC están estudiando todo lo relacionado con la receta electrónica, dado que para ellos ésta genera inseguridad y problemas en su aplicación
Pese a los múltiples proyectos elaborados y a las discusiones suscitadas en torno a la receta electrónica, puede decirse que no termina por conocerse claramente qué se pretende y, sobre todo, cuáles son los beneficios que van a obtenerse con su implantación. No sólo porque todavía no hay regulación al respecto sino, y parece que es lo principal, por la incertidumbre que su aplicación genera entre los médicos. De momento, los servicios jurídicos de la OMC están estudiando todo lo relacionado con la receta electrónica, pues de su existencia se da cuenta por vez primera en la Ley de Acompañamiento de los Presupuestos para el presente ejercicio. En palabras de Pedro González Salinas, responsable de dichos servicios jurídicos, 'la regulación existente en este momento genera inseguridad por falta de certeza jurídica y va a haber problemas en su aplicación. Deberá esperarse a su regulación y desarrollo para evitar colisiones con otras leyes, cosa que no suele ser normal. Pero hasta que no comience su aplicación, no sabemos qué puede pasar'.
Dudas profesionales
José Manuel Solla, presidente de la Sociedad Española de Medicina General (SEMG), asegura carecer de opinión sobre la receta electrónica porque, dice que todavía no se ha definido. es decir, puntualiza, 'desconocemos en qué consiste'. Y cuenta que, en Galicia, en donde se puso en marcha una experiencia piloto, desde hace mucho tiempo no se habla de ella.
En opinión de expertos, la receta electrónica puede ser o no una buena herramienta asistencial siempre que no se perviertan sus objetivos
Desde la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC), uno de sus vicepresidentes, Asensio López, comenta que se trata de una medida aislada y que se echa de menos una estrategia global. Para este vicepresidente de la semFYC, la receta electrónica puede ser una muy buena herramienta, pero debe salvarse la intimidad tanto de la actividad profesional como la del paciente. Y por otro lado, apunta que no debe propiciar gastos innecesarios, como sucedería, de perpetuar en la red prescripciones realizadas en un momento determinado.
En relación con la labor del médico, Andrés Gimeno, presidente, en funciones, de la Sociedad Española de Medicina Rural y Generalista (SEMERGEN), se muestra reticente ante la posibilidad de que, a través de la receta electrónica, se quiera condicionar la prescripción. Gimeno lamenta que, ante las experiencias realizadas, no se tengan noticias sobre la aceptación conseguida entre los médicos o se desconoce cuál es la valoración que hace la Administración de la medida. Además, añade que existen indicios de que puede haber problemas en relación con la defensa del derecho a la intimidad.
El presidente de la SEMERGEN, que conoce la receta electrónica por las experiencias realizadas en la comunidad valenciana, se muestra receloso por las interferencias externas que, sobre la prescripción del médico, pueden llevarse a cabo a través del sistema informático de aplicación de la receta electrónica. Según explica, los programas vienen definidos y gestionados desde la Administración y parece normal que se ajusten a determinado modelo de gasto, por lo que pueden darse dificultades para la prescripción, especialmente de fármacos nuevos sobre los que, en ocasiones, no existen datos suficientemente contratados. Su temor es que, en el caso de optar el médico por alguno de estos últimos, se le someta a un interrogatorio, a través de distintas pantallas, que le hagan desistir de su decisión. Gimeno señala que la herramienta debe facilitar la labor profesional. pero no la considera aceptable si va a dificultar o disuadir tal cometido y va a dejar menos tiempo para atender al paciente.
Condicionamiento de la prescripción
Las consideraciones anteriores cuadran perfectamente con las declaraciones que, en algunos momentos, se han realizado desde el Ministerio de Sanidad, cuando se defiende la implantación de la receta electrónica para combatir el gasto. En tal sentido, en un foro reciente, el director general de Farmacia, Fernando García Alonso, señaló que podrían utilizarse sucesivas pantallas para desincentivar la prescripción de ciertos fármacos.
Este planteamiento genera rechazos, pues se considera que la receta electrónica debe ser una herramienta sanitaria, un medio de comunicación médico-farmacéutico. De ahí que Miguel A. Gastelorrutia, presidente de la Sociedad Española de Farmacia Comunitaria (SEFAC), indique que la receta electrónica puede ser o no una buena herramienta asistencial, siempre que no se perviertan sus objetivos y no se trate de utilizar como arma coercitiva o exclusivamente de control del gasto.
Los temores parecen más que fundados, como se deduce de algunos planteamientos difundidos sobre este particular. A título de ejemplo, recogemos los expuestos por Javier Hernández Pascual, director general de Farmacia y Productos Sanitarios de la Comunidad de Madrid, durante la pasada presentación de los resultados PISTA SANIDAD. Con carácter general, Hernández Pascual señalaba que, en el apoyo de la receta electrónica a la prescripción, se quería incidir en el entorno del prescriptor, ya que una de las líneas estratégicas de actuación era la orientación a resultados para la optimización de la asistencia farmacoterapéutica.
Por otro lado, y en relación con la mejora de la prescripción, el director general de Farmacia de Madrid aseguraba que la receta electrónica permite una mayor calidad en la prescripción mediante controles on-line y, asimismo, permite una mayor integridad en la prescripción mediante controles administrativos on-line. Y aunque señalaba como positivo el hecho de que, por esta vía, se pueden disminuir las barreras de acceso a la prestación motivadas por controles (visados), también llama la atención sobre el hecho de que permitía realizar consultas al histórico de las prescripciones.
Puesta en marcha
Todo apunta a que se están dando los pasos para la implantación de la receta electrónica. Además de su inclusión en la Ley del Medicamento, ya se cuenta con la legislación sobre firma electrónica que, sin duda, será imprescindible tener en cuenta en el proceso. Y lo puede facilitar también la tarjeta individual sanitaria, cuya implantación fue aprobada por el Gobierno el 30 de enero último. Tan sólo falta terminar con las reticencias que suscita en los profesionales un instrumento, al parecer, más de control que de mejora de la asistencia sanitaria.
RECUADRO
Múltiples experiencias pilotos
Abundantes son las informaciones, prácticamente, a diario que hacen referencia a la receta electrónica. En la mayoría de los casos, por las experiencias montadas o por los acuerdos alcanzados para su realización. Se trata de experiencias sin relación entre ellas y, por tanto, difíciles de valorar de cara al futuro común.
Entre las más recientes figura la relacionada con el proyecto piloto desarrollado en Andalucía. Según se informa oficialmente, el proyecto 'Receta XXI' ha concluido con éxito la experiencia que, desde octubre pasado, se desarrolló en el centro de Salud de Torreblanca (Sevilla). Tras el resultado favorable conseguido en el pilotaje realizado en Sevilla, la receta electrónica continúa su extensión con pacientes reales en el resto de las provincias andaluzas. De esta forma, la receta electrónica se probará en Alcolea (Córdoba), Dúrcal (Granada), Mancha Real (Jaén) Mollina (Málaga), Benahadux (Almería), Olvera (Cádiz) y Rociana (Huelva).
Una vez finalizada la fase de pilotaje, se prevé que este nuevo modelo de prescripción y dispensación de medicamentos esté implantado en la mayoría de los centros de salud de Atención Primaria en el primer semestre de este año. Se asegura que el proyecto andaluz evitará, al menos, el 18 por ciento de las visitas que realizan a sus centros sanitarios los pacientes con enfermedades crónicas. Estos usuarios han de desplazarse frecuentemente a su centro de salud exclusivamente para que les extienda la receta de los medicamentos que necesitan de forma continuada.
Desde la Comunidad de Madrid se informa de que, a partir de noviembre de 2003, se dispone de un Archivo Digital de Recetas Médicas, un sistema informático que archiva, controla, inspecciona y verifica todas las recetas médicas que se facturan en la región y que, según las autoridades sanitarias, puede considerarse como el paso previo hacia la receta electrónica. Como elogio del archivo, el consejero de Sanidad, Manuel Lamela, comentó que redundará en una mayor eficacia del gasto farmacéutico, al permitir a quién y cuántas veces se prescribe en determinado fármaco.
En Valencia, aunque no es único, el Hospital La Fe ha implantado un sistema de preparación y dispensación automático de medicamentos en dosis unitarias. El sistema funciona tomando como base la prescripción médica electrónica, ya que está implantada en el centro hospitalario. Lo curioso no es éste proceso hospitalario, sino lo proyectado para la Atención Primaria. Cuando en junio de 2002 se puso en marcha una actuación pionera para la implantación de la receta electrónica, el entonces consejero de Sanidad, Serafín Castellano, explicó que el método electrónico iba a evitar que los médicos hicieran fraude en las consultas, porque tendrían un registro digital personal e intransferible.
Por último, aunque no acaba aquí el recorrido autonómico, en el concierto firmado por la Consejería de Sanidad con los farmacéuticos de Castilla-La Mancha se apuesta por impulsar el mercado de genéricos, fomentar la atención farmacéutica y preparar la implantación definitiva de la receta electrónica.
RECUADRO
La regulación de la receta médica
En los últimos años, la regulación de la receta médica parece haber estado sometida a un proceso crónico, como lo revela que, en 1984, se publicara un Real Decreto que, además de definir qué era la receta médica, determinaba cómo debía ser, cuándo y cómo debía usarse.
No fue fácil de diseño pues, como señalaba el entonces director general de Farmacia, Félix Lobo, la receta médica no sólo es un instrumento sanitario sino que, además, es un documento de pago en el caso de las recetas de la Seguridad Social. En aquel momento, el número de recetas rondaban los 500 millones, cifra que superaba a la de los talones bancarios emitidos. En el año 2003, y según datos del Ministerio de Sanidad y Consumo, el número de recetas prescritas y dispensadas con cargo a fondos públicos llegó a 700 millones.
En 1994, diez años después, una Orden fijaba los modelos oficiales de receta médica para la prestación farmacéutica del SNS.
Y ya en 2004, se quiere cambiar de modelo de receta, para utilizar todas posibilidades de la informática, tanto con vistas a la mejora de la prescripción como al control del gasto farmacéutico. Aspectos, estos dos últimos, poco novedosos porque, en su libro sobre 'La utopía farmacéutica' (1998), el siempre recordado Leopoldo Arranz Álvarez anunció todo lo que podría acontecer ahora y que él, de algún modo, inició en su etapa como responsable de la prestación farmacéutica del Insalud.