Ya el pasado mes de abril, las más de 30 organizaciones profesionales firmantes del Compromiso de Buitrago consideraron que uno de los puntos clave para mejorar la calidad y dignidad de la Atención Primaria era la adecuación de la normativa de receta médica de cara a descongestionar las consultas, toda vez que el Plan Estratégico de Política Farmacéutica elaborado por el actual equipo ministerial, si bien alude a la conveniencia de establecer un nuevo modelo de receta electrónica, no especifica las características fundamentales que ésta debe poseer.
El Plan Estratégico de Política Farmacéutica elaborado por el Ministerio de Sanidad no especifica, por el momento, las características fundamentales que ha de tener la nueva receta
Los expertos consideran que el actual modelo de receta se encuentra totalmente desfasado y, lejos de ser un instrumento útil tanto para el médico como para el propio paciente, se muestra tan sólo positivo para la oficina de farmacia, al estar concebido para facilitarle la gestión en la facturación de recetas a modo de un cheque al portador pagadero por el Sistema Nacional de Salud. La dispensación de un único fármaco y recipiente por cada receta supone un fácil manejo y tramitación de las mismas para el farmacéutico, pero genera burocracia en la consulta de Atención Primaria e imposibilita una correcta indicación sobre el tratamiento que debe seguir el paciente. La posibilidad de agrupar en un sólo documento distintos medicamentos y tratamientos, que es el caso más frecuente que se da en la mayoría de los pacientes que acuden a consulta, facilitaría considerablemente la prescripción de fármacos, objetivo éste que debería ser el prioritario en la receta, evitando las incomodidades que para el profesión médica supone el actual modelo.
Propuesta de un nuevo modelo
A principios del pasado mes de junio, la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC) remitió al Ministerio de Sanidad y Consumo su propuesta de nuevo modelo de receta médica que trata de paliar los defectos con que cuenta el actual. Entre ellos, la imposibilidad de reunir en un solo documento los distintos tratamientos que pueda requerir un paciente.
El nuevo modelo contempla la posibilidad de agrupar hasta seis medicamentos distintos en una sola receta con la opción también de poder ser incluidos más de un envase por cada uno de ellos. Vicente Baos, coordinador del Grupo de Trabajo de Utilización de Fármacos de la semFYC y participante en la propuesta de este nuevo modelo de receta considera que el objetivo que se consigue con esto es doble, pues por una parte se libera al médico de la burocracia, de tener que estar rellenando a veces un considerable número de documentos y, por otra, se evita al paciente visitas al centro de salud sólo para renovar envases, lo que conlleva una notable descongestión de las consultas.
Esta agrupación de medicamentos con la posibilidad de mayor número de envases afectaría de forma más positiva a los enfermos crónicos que, en algunas zonas como, por ejemplo, aquéllas con una población más envejecida, generan una gran cantidad de visitas a la consulta de Atención Primaria sólo para abastecerse de los medicamentos que consume de forma habitual e indefinida. El método que muchos médicos de familia utilizan en la actualidad, consistente en rellenar varias recetas de un mismo medicamento, evita que el enfermo tenga que desplazarse al centro de salud, pero no que el facultativo pierda un valioso tiempo que podría dedicarlo a los pacientes de forma mucho más efectiva.
Expertos apuntan que el primer paso a dar para esta 'renovación' pasa por un consenso entre la Administración y los profesionales
Antonio Otero, vicepresidente de la Sociedad Española de Medicina Rural y Generalista (SEMERGEN) recuerda que hace años hubo intentos de hacer recetas de largo tratamiento, pero fracasaron al sólo poder ser utilizadas para determinados medicamentos, trasladándose, por otra parte, la burocracia a la oficina de farmacia. 'La mayor implantación 'añade' de los servicios informáticos, coincidente con aquellas fechas, supone en parte una disminución de los trámites burocráticos, pero de forma ciertamente limitada, desde el momento en que se sigue haciendo necesario generar tantas recetas como envases. por ello, el objetivo fundamental debe ser la posibilidad de más medicamentos y envases por receta, pues la burocracia de rellenar recetas sustrae al médico la mitad del tiempo que dedica a la consulta'.
Pero, como indica Vicente Baos, a parte de reducir papeleo y burocracia para el médico, de lo que se trata es de lograr que el paciente pueda entender de forma clara las pautas de su tratamiento en un solo documento y no como ocurre en la actualidad. La fórmula actual, consistente en hacer un resumen de éste en hoja aparte, con la que muchos facultativos intentan hacer comprensibles a los pacientes las pautas terapéuticas, a menudo distintas en horario, dosis, etc., podría ser fácilmente suplantada con la agrupación de medicamentos en una sola receta como ahora se propone.
Unas indicaciones claras y simplificadas, que eviten que el usuario tenga que controlar un elevado número de documentos y reduzcan la posibilidad de que se produzcan fallos en su administración, resultaría la mayor garantía de que un tratamiento va a lograr el efecto que persigue, evitándose la ineficacia de los mismos o, incluso, el aumento de efectos secundarios.
El modelo de receta presentado por los médicos de familia, que no requeriría de una gran inversión tecnológica ni económica al poder adaptarse tanto a ser cumplimentado a mano o a través de ordenador, conllevaría, en definitiva, según sus promotores, una disminución de errores en la toma de medicamentos, un aumento de la información a los pacientes sobre cada tratamiento, una mayor facilidad de acceso a los tratamientos crónicos y una menor burocracia y mayor liberación de tiempo para las consultas. Todo ello, sin crear ningún tipo de inconveniente para las oficinas de farmacia en la gestión de los medicamentos que dispensa con cargo a la Seguridad Social, ya que la nueva receta mantendría las casillas necesarias para facilitar la gestión de dichas oficinas (Tabla 1).
Casilla de sustitución
Quizás uno de los aspectos más polémicos que puede arrastrar la nueva receta es el de la casilla de sustitución. En la actualidad, la legislación establece que en determinadas circunstancias las oficinas de farmacia pueden sustituir el medicamento prescrito por el médico, como en el caso de que dicha oficina no disponga de la especialidad farmacéutica de marca o denominación prescrita, llegando a estar obligada esa sustitución en otros casos, como por ejemplo cuando la especialidad farmacéutica prescrita tenga un precio superior al de referencia y exista un genérico de sustitución.
Por otra parte, el Anteproyecto de Ley de Garantías y Uso Racional de los Medicamentos y Productos Sanitarios elaborado por el Ministerio de Sanidad y Consumo, en su artículo 83, mantiene la posibilidad de sustitución de medicamentos por parte de las oficinas de farmacia en casos de urgente necesidad.
Las posturas de los farmacéuticos y médicos se encuentran en este punto enfrentadas. Mientras que el Consejo General de Colegios Farmacéuticos considera injustificado limitar la sustitución de medicamentos a 'razones de urgente necesidad', los médicos se muestran mayoritariamente reticentes a otorgar a aquéllos la capacidad de sustituir medicamentos por ellos prescritos. Los representantes de los farmacéuticos consideran injustificable restringir la sustitución cuando hasta la fecha no se han producido incidencias que hagan recomendable promover una modificación de las actuales competencias profesionales del farmacéutico y llegan a considerar que habría que ampliarlas en beneficio del servicio al ciudadano.
En este sentido, la Organización Médica Colegial (OMC) considera que la sustitución de medicamentos puede crear problemas, tales como la confusión en el paciente, sobre todo, en aquéllos que padecen procesos crónicos, mayoritariamente de la tercera edad, acostumbrados a un determinado fármaco con unas características concretas y pudiendo llegar a ocasionar la confusión o el olvido de tomarlos al poder darse el caso de no ser reconocidos sus embases. Igualmente, la OMC opina que con la sustitución de medicamentos en contra de la decisión del médico se interfiere la relación médico-paciente y en muchos casos, sobre todo en personas mayores poco o mal formadas, puede llegar a atentar contra la credibilidad del médico.
La semFYC se muestra, asimismo, contraria a la sustitución de medicamentos, considerando que no supone un cambio en el uso racional del medicamento ni en el gasto farmacéutico, sino el establecimiento de quien tiene el poder de decidir el laboratorio proveedor y, alegando los mismos argumentos que la OMC, considera peligrosa la sustitución en los casos de tratamientos crónicos. Para los representantes de los médicos de familia, el farmacéutico nunca debería, salvo situaciones excepcionales, poder sustituir un principio activo por otro. Su modelo de nueva receta, respetando lo establecido actualmente por la legislación, incluye la posibilidad de sustitución por parte del farmacéutico, en cuyo caso deberá indicar el motivo (urgencia, desabastecimiento, precio de referencia u otro motivo).
Un aspecto que esta Sociedad Científica no ha olvidado a la hora de lanzar su propuesta es la no existencia en la actualidad de modelo oficial de receta para la Sanidad privada, es decir, para los medicamentos no subvencionados por el Sistema Nacional de Salud. El modelo que proponen sería muy similar al de la receta del sistema sanitario público, pero sin los datos correspondientes a la gestión de la oficina de farmacia, que no sería necesario rellenar.
Vicente Baos considera, al respecto, un gravísimo error que en la actualidad no exista ese modelo oficial de receta para la Sanidad privada, pues, entre otras cosas, puede favorecer la existencia de fraudes y falsificaciones. Por otra parte, considera que 'hay que tener en cuenta que en la Seguridad Social también se recetan medicamentos como, por ejemplo, los anticonceptivos, que no están cubiertos por ella y para los que no teniendo por tanto modelo de receta tenemos que prescribirlos cortando un trozo de folio y escribiendo en él'.
La receta electrónica
Entre los objetivos que se ha marcado el Ministerio de Sanidad y Consumo para la presente legislatura está poner en marcha en todo el Sistema Nacional de Salud la receta electrónica que sería, según indicó a primeros de año el director general de Farmacia, José Martínez Olmos, de uso tanto en la Sanidad pública como en la privada.
Pero, como apunta la semFYC, la realidad es que el tiempo pasa y no se consigue una estructura de sistemas de información lo suficientemente homogénea y generalizada para que esa receta electrónica sea una realidad a corto plazo en el Sistema Nacional de Salud. Por este motivo, Vicente Baos considera que no puede demorarse el cambio de modelo de receta a la puesta en marcha de la receta electrónica, por lo que la propuesta de esta entidad nace de forma independiente a aquélla, aunque su estructura sería válida para uno u otro modelo, teniendo en todo caso en cuenta que el modelo de receta impresa siempre deberá existir, ya sea mediante soporte tradicional o electrónico: 'si el paciente se limita sólo a recoger envases 'afirma el representante de dicha Sociedad Científica' pero no instrucciones, difícilmente podrá seguir bien el tratamiento. aunque exista la receta electrónica el paciente necesitará de una hoja escrita con instrucciones'.
Lo que se persigue con la demanda de un nuevo modelo de receta es, además de reducir la burocracia, que el paciente pueda entender de forma clara su tratamiento
En efecto, actualmente las comunidades autónomas están poniendo en marcha a distinto ritmo y con criterios no coordinados, que a veces pueden llegar a ser incompatibles, proyectos pilotos de receta electrónica. Para Antonio Otero, esta descoordinación puede resultar peligrosa y estéril, como ya ha ocurrido con experiencias similares tales como la tarjeta sanitaria, lo que hace necesaria una homogeneización de criterios entre todas las comunidades autónomas.
Esa homogeneización pasaría en primer lugar por el establecimiento de unos requisitos mínimos comunes a todas las comunidades autónomas. requisitos que, hasta la llegada de la receta electrónica, podrían quedar establecidos en el nuevo modelo de receta que se propone que sustituya al caduco modelo actual.
Lo cierto es que, ya sea con un formato u otro, el nuevo soporte para la prescripción de fármacos de receta necesita tener el más amplio consenso posible que, para Vicente Baos, tiene que llevarse a cabo primero entre los médicos y el Ministerio de Sanidad y Consumo, para que, posteriormente, sea la Administración central la encargada de consensuarlo con las diferentes comunidades autónomas, ya que las competencias en esta materia son del propio Ministerio. En cuanto a la participación de los farmacéuticos en este proceso, Vicente Baos manifiesta que 'la semFYC se limita a hacer una propuesta a la Administración y si luego decidiera convocarnos a una reunión con representantes de las oficinas de farmacia, nosotros acudiríamos a dialogar y dispuestos a trabajar conjuntamente'.
Antonio Otero también considera que deben ser los médicos, a través de las Sociedades Científicas de Primaria los que traten de llegar a un consenso con la Administración central, ya que son ellos los que soportan una mayor carga de trabajo con las recetas, lo que no excluye la conveniencia de que las oficinas de farmacia dieran también su punto de vista, siendo en todo caso fundamental la homogeneidad de criterios entre todas las autonomías.
Por su parte, el Ministerio de Sanidad, a través de su director general de Farmacia y Productos Sanitarios, José Martínez Olmos, ya ha venido manifestando su intención de liderar el proceso de implantación de la receta electrónica en todo el territorio, si bien es cierto, por otra parte que, hasta el momento, la descoordinación en los proyectos llevados a cabo por los diferentes Gobiernos autónomos es todavía muy considerable. Así las cosas, el director general de Farmacia consideraba a finales de julio (dos meses después de recibir la propuesta de nueva receta de la semFYC) muy pronto para manifestar una opinión sobre este tema.
RECUADRO
La receta electrónica y sus experiencias piloto
en España
Desde hace algún tiempo, las comunidades autónomas vienen desarrollando programas piloto para establecer la receta electrónica, experiencias que se llevan a cabo sin coordinación entre ellas y sin que el Ministerio de Sanidad y Consumo acabe de llegar a un consenso con aquéllas, tendente a establecer unos criterios mínimos de unificación de modelo de la que, en el futuro, venga a ser la receta vigente en todo el Estado.
Andalucía puede ser considerada como una de las pioneras en esas experiencias piloto con su Proyecto Receta XXI, puesto en marcha en la barriada sevillana de Torreblanca y que ha ido extendiéndose a otros centros de salud de la región a través de un convenio de colaboración con el Consejo Andaluz de Colegios Oficiales de Farmacéuticos. Una encuesta elaborada por el Distrito Sanitario de Almería dada a conocer en junio último, a raíz de la extensión de su uso en diversos centros de salud de la provincia, indicaba que el 92,3 por ciento de los usuarios estaban satisfechos con el nuevo modelo, llegando a un 98 por ciento los que afirmaban acudir ahora menos al centro de salud para recoger las recetas.
En la Comunidad Valenciana, el programa de gestión farmacéutica GAIA ha llevado a cabo desde 2003 experiencias piloto en centros de salud de las tres provincias. A finales de 2004, se habían emitido en torno al millón y medio de recetas electrónicas en 35 centros sanitarios. A través del programa GAIA, los facultativos valencianos reciben en su ordenador, en el momento de la prescripción, una exhaustiva información sobre el material terapéutico a su disposición.
La Consejería de Sanidad de la Junta de Galicia ponía en marcha el pasado año el proyecto Botica de receta electrónica, al tiempo que el Servicio Gallego de Salud (SERGAS) firmaba un convenio con los cuatro Colegios Oficiales de Farmacéuticos de Galicia que regulaba las condiciones de esta prestación sanitaria a través de las recetas médicas oficiales del Sistema Nacional de Salud, como paso previo para la implantación de dicha receta electrónica.
En mayo del presente año es cuando la Consejería de Sanidad del Gobierno Vasco informa del inicio del proyecto de receta electrónica en esa comunidad, con las localidades de Markina y San Miguel de Basauri como pioneras. Estas experiencias se incluyen en el denominado Plan Euskadi de la Sociedad de la Información, que contempla bajo la denominación de e-salud, varios proyectos como la historia clínica digital, la tarjeta sanitaria electrónica, los sistemas integrados de información, el portal de la Sanidad vasca y la propia receta electrónica. Pasados nueve meses de esa primera experiencia, el Gobierno vasco tiene previsto ampliarla progresivamente a otros centros de salud de la comunidad.
Por su parte, la Generalidad de Cataluña tiene previsto, transcurridos tres años desde que los Colegios Oficiales de Farmacéuticos y de Médicos de Barcelona llevasen a cabo una experiencia piloto con un centenar de médicos y 25 oficinas de farmacia, iniciar la implantación de la receta electrónica en esa comunidad a partir de finales de año. La Consejería de Sanidad prevé que el sistema de receta electrónica pueda estar implantado en Cataluña de forma generalizada a finales de 2007.
En cuanto a la Comunidad de Madrid, el Plan Integral de Control de la Prestación Farmacéutica prevé la total informatización de todos sus centros de salud como paso previo a la implantación de la receta electrónica y otras comunidades aunque no han comenzado aún experiencias piloto de receta electrónica sí están invirtiendo en infraestructuras para su futura implantación, como es el caso de Castilla-La Mancha, que desde mediados del pasado año cuenta ya con un sistema de visado informático en todas sus unidades de inspección para las recetas que precisan de este requisito, mostrando su consejero de Sanidad, Roberto Sabrido, la disposición de esa comunidad para iniciar el proyecto de receta electrónica de forma 'relativamente sencilla'.
Finalmente, es Extremadura la Comunidad que ha firmado, recientemente, un acuerdo con el Ministerio de Sanidad para desarrollar una prueba piloto, con el fin de implantarla antes de final de año, según el Ministerio, los resultados obtenidos en esta comunidad permitirán obtener conclusiones para el desarrollo de esta iniciativa en resto del SNS.