El profesor Enrique Moreno, jefe del Servicio de Cirugía General y Trasplantes Abdominales del Hospital Doce de Octubre, de Madrid, ha vuelto a superar su marca al realizar un trasplante hepático a un recién nacido de dieciocho días de edad. El neonato (H. C. R) había nacido con una enfermedad congénita -hepatopatía colestásica- en la que se produce insuficiencia hepática grave que progresa rápidamente, siendo incompatible con la vida a los pocos días de nacer, informa el diario ABC en su edición del domingo, 14 de diciembre.
H. C. R se encontraba hospitalizado en la Unidad de Cuidados Intensivos de Neonatología del Hospital Doce de Octubre. Estaba sometido a máximos cuidados, debido a su situación crítica a consecuencia de coma hepático, con asistencia respiratoria y signos de fracaso multiorgánico.
Alerta máxima
A los pocos días de nacer, el bebé había sido incluido en «urgencia cero» (alerta máxima) para la práctica de trasplante hepático. Los especialistas diagnosticaron que era la única posibilidad de tratamiento para impedir su muerte. Tras la complicada intervención quirúrgica que llevó a cabo el profesor Enrique Moreno y su equipo, el bebé se encuentra en la Unidad de Neonatología de ese centro hospitalario y se le ha suspendido la respiración artificial. H. C. R se encuentra consciente, con actividad neurológica y física normal, y función hepática dentro de la normalidad. Tolera desde hace días la alimentación oral y ha desaparecido la sintomatología grave que tenía antes del trasplante.
Se trata de la tercera intervención de estas características que protagoniza el profesor Enrique Moreno y su equipo médico del hospital Doce de Octubre. La primera fue practicada el 12 de marzo de 1995 a una niña de 21 días, que dentro de unos meses cumplirá nueve años. La segunda intervención se llevó a cabo en otra niña de 24 días, el día 15 del pasado mes de abril.
Estos tres niños con menos de un mes de edad intervenidos en el Hospital Doce de Octubre fueron trasplantados con un órgano completo; esto es, con todo el hígado del donante. Se trata del mejor de los escenarios posibles, pero la otra cara de la moneda es que arroja mayores dificultades técnicas debido al tamaño mínimo del órgano que se utiliza para el trasplante.
La extracción del hígado en el niño donante, cuyo fallecimiento se debe con mayor frecuencia a consecuencia de un accidente de tráfico, tiene también mayor complejidad que en el adulto. Esto es especialmente significativo en el caso de que el niño donante tenga una edad y peso muy parecido al receptor enfermo -de 2,5 a 3 kilos de peso- ya que el hígado de este donante es más sensible a la falta de riego sanguíneo durante la extracción, y al daño que pueda producirse durante el tiempo en que el hígado del niño donante está mantenido en los líquidos que, a una temperatura de cuatro grados centígrados, mantienen en espera de su implantación en el receptor.
Estas complicadas operaciones -según datos del Registro Nacional de la Organización Nacional de Trasplantes- son muy raras en España. Únicamente otro niño con 29 días de edad ha sido trasplantado en el hospital Valle de Hebrón de Barcelona, el 25 de febrero del año 2000.
Evitar pérdida de sangre
Hay que subrayar que las intervenciones de trasplante hepático en neonatos con edades inferiores a un mes son especialmente complejas, ya que el peso del paciente oscila entre los 2.100 y los 2.600 gramos.
Durante el acto quirúrgico la aplicación de la anestesia así como el soporte hemodinámico (mantenimiento de las presiones arterial y venosas) son muy difíciles de lograr y la técnica operatoria también supone mayor dificultad debido a que deben unirse arterias de entre 1 y 1,5 milímetros de diámetro y troncos venosos de 3 a 5 milímetros.
Esta complejidad también es extensible en la reconstrucción de la vía biliar, cuyo conducto principal tiene un grosor que oscila entre 1 y 1,5 milímetros. Por este motivo los cirujanos utilizan «gafas-lupa», que aumentan de 2,5 a 4 veces el tamaño de estos vasos y la vía biliar y, en algunos casos, también emplean microscopio. En este sentido, es muy importante evitar la pérdida de sangre, por mínima que sea, ya que una gota perdida en estos pacientes corresponde a 35 a 45 gotas de un adulto. Por otra parte, la reanimación de estos pacientes se lleva a cabo siempre en áreas especiales, por médicos y enfermeras con alto nivel de conocimiento y experiencia en neonatología.
Trasplante excepcional
El trasplante hepático en niños con edad inferior a un mes es excepcional en el mundo, pero lo es más el hecho de que puedan ser trasplantados con un hígado completo y no con una parte del hígado procedente de un donante de mayor volumen y peso. Esto se consigue en España debido a la gran solidaridad y capacidad de ayuda de la sociedad, bien informada por las contínuas campañas que realiza la Organización Nacional de Trasplantes. Así, nuestro país sigue siendo el que arroja el mayor número de donaciones por millón de habitantes.
Gracias a los buenos resultados obtenidos con el trasplante de órganos vitales, cada vez es mayor el número de pacientes que requiere esta terapéutica.Como el número de fallecimientos de enfermos en lista de espera oscila entre un 5 y un 15 por ciento, hace casi diez años se iniciaron los programas de trasplante de segmentos hepáticos, como la utilización de un hígado de gran volumen para dos enfermos de bajo peso, y la contribución de donantes vivos, que donan una parte de su hígado para poder trasplantarlo a un paciente. En abril de 1995, el profesor Enrique Moreno y su equipo llevó a cabo en el Hospital Doce de Octubre el trasplante del lóbulo hepático izquierdo procedente de un donante vivo, que fue el primero practicado en Europa con estas características.