La Red Mundial de ministras de Salud fue creada en el año 2004. Nació como una plataforma de apoyo a la labor que desarrollan las ministras de salud de todo el mundo, y se reúne al menos dos veces al año. Está copresidida por Elena Salgado y por Charity Ngilu, ministra de Salud de Kenia, y su objetivo principal es trabajar de forma conjunta, intercambiando propuestas, para conseguir políticas que en todo el mundo mejoren la salud de las mujeres (también de los niños), favoreciendo políticas activas de promoción de la salud de la mujer y convirtiendo este tema en un objetivo central de las agendas de los gobiernos y de las instituciones mundiales. No en vano, el fomento de la igualdad de hombres y mujeres en el terreno de la salud se ha convertido ya en un objetivo prioritario tanto de la Organización Mundial de la Salud (OMS) como de la Unión Europea, así como de otros organismos internacionales y de la gran mayoría de los países.
'Lo que se pone de manifiesto, en relación a los países desarrollados, con respecto a los problemas de la atención de la salud de las mujeres, cuando hablamos de los países menos desarrollados, se multiplican por mil. Allí, las mujeres no tienen derecho a ninguna atención en términos de salud. Hay que recordar, por ejemplo, que más de medio millón de mujeres fallecen como consecuencia del parto en todo el mundo, todavía en 2007, y la creación de una red de ministras, especialmente sensibilizadas con los problemas de la mujer en países desarrollados, pero todavía más en los no desarrollados, parecía una idea interesante, que lanzó Mary Robinson (presidenta de Realizing Rights, Consiguiendo Derechos, y del Council of Women Word Leaders, Consejo Mundial de Mujeres Líderes) y ahora la ministra de Kenia y yo nos hemos puesto a trabajar sobre ello', ha explicado, en declaraciones a EL MEDICO, la propia Elena Salgado.
La Red de ministras de Salud tiene su sede inicial en España y, una vez que esté formalmente constituida, rotará a otros países. En mayo tuvo lugar una reunión, en Ginebra (Suiza) 'ya para poner en marcha protocolos de actuación. Se trata de luchar contra las desigualdades en salud y educación, lo que condiciona todo lo demás', añade la ministra.
Desde su constitución, esta red mundial ha sido muy consciente de que las inequidades de género tienen repercusiones muy negativas en numerosos ámbitos de la vida, también en el de la salud. En todos los países, también en los más desarrollados, la mujer sigue encontrándose con más dificultades que los hombres en aspectos como oportunidades económicas o laborales, acceso a los servicios sociales, a la educación o a puestos de responsabilidad, tanto en el terreno empresarial como político. Y estos factores se manifiestan aún con mayor intensidad en los países más pobres, especialmente en el continente africano, donde las mujeres sufren de primera mano las consecuencias de la pobreza, son víctimas de la discriminación, ponen en riesgo su vida al quedarse embarazadas y son cada vez más susceptibles al sida y a otras enfermedades de transmisión sexual.
Inicialmente, la Red Mundial de ministras de Salud ha fijado su sede en España, y una vez constituida formalmente rotará a otros países
A pesar de los avances experimentados en los últimos años en todo el mundo, los progresos son todavía lentos y las mujeres siguen encontrando aún muchas resistencias que limitan su igualdad con los hombres. También sucede en el mundo desarrollado: otro ejemplo al que hace alusión Elena Salgado es que, en un país como Suecia, una mujer tarda media hora más que un hombre en ser atendida de una angina de pecho, pues se tiende a pensar que en su caso se trata más bien de un ataque de ansiedad o un trastorno nervioso.
Por este motivo, esta organización está incidiendo en sus trabajos sobre la necesidad de acometer mejoras en la educación y en la autonomía económica de las mujeres, así como en la eliminación de prejuicios y pautas sociales, culturales o religiosas discriminatorias hacia la mujer. En una reciente reunión en Madrid se incidió en la importancia de aumentar la presencia femenina en puestos de decisión en todos los ámbitos y de incrementar la financiación de los sistemas sanitarios públicos, especialmente en los países más necesitados, para garantizar el acceso de hombres y mujeres a los servicios de salud en condiciones de igualdad.
Una visión en femenino
A la reunión en Madrid asistieron, además de la citada Mary Robinson, representantes de 13 países de todo el mundo: Kenia, Polonia, Bélgica, Túnez, Australia, India, Indonesia, Chile, Benin, Nueva Zelanda, Ruanda, Holanda y España). y además, miembros de organismos internacionales como la Comisión Europea, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y GAVI Alliance (Global Alliance for Vaccines and Immunisation).
La pregunta que se le realiza a Elena Salgado es si para solucionar un problema que se nos presenta tan diáfano, una desigualdad tan patente, es necesario que los dirigentes políticos sean mujeres. ¿Es necesario que haya ministras, no sirven los ministros? La ministra Salgado responde: 'Tiene que haber ministras de salud. Como hemos dicho siempre, los hombres son bienvenidos, pero desde luego la iniciativa ha tenido que partir de las mujeres. En este momento, hay unas 40 ministras de Salud en todo el mundo, entre 192 países. y estas 40 mujeres podemos tener una voz importante, al menos eso es lo que pretendemos. Nuestra lucha se centra en conseguir decisiones políticas, aunque también en desarrollar acciones concretas, específicas', afirma.
Un ejemplo de 'acción concreta' al que se refiere la ministra de Sanidad y Consumo española es 'la gran alianza que tenemos contra la ablación de clítoris: todavía hay países en los que se practica al 80 por ciento de las mujeres. Y esta práctica está condenada por las Naciones Unidas como un atentado a los derechos humanos. Es un ejemplo de que la lucha debe ser política, pero que desde luego debe tener su traslación práctica', añade.
Un Observatorio internacional
En la citada reunión de Madrid, la Red Mundial de ministras de Salud acordó, a propuesta de la ministra de Sanidad española, la creación de un Observatorio internacional sobre salud y mujer, cuya oficina de coordinación estaría inicialmente en el Ministerio de Sanidad y Consumo español. A este Observatorio se le asignaría como función recabar y compartir conocimientos sobre la situación de la mujer en todo el mundo, así como para impulsar la puesta en marcha de políticas que permitan eliminar las actuales desigualdades en salud, especialmente en los países más desfavorecidos del planeta.
El Observatorio aunará los esfuerzos que estén realizando en la actualidad las entidades que lleven a cabo trabajos en este ámbito, para lo que se creará un comité técnico que se reunirá al menos una vez al año. Además, se contará también con la participación de académicos, organizaciones de mujeres, sociedades profesionales y otras entidades, tanto públicas como privadas, involucradas en este tema.
El objetivo es que sirva no sólo para recabar datos y estadísticas acerca de la situación de la salud de las mujeres en el mundo, sino que favorezca la elaboración de estudios multisectoriales, informes, análisis y propuestas de actuación, así como la puesta en marcha de proyectos piloto y la generalización de programas que estén demostrando efectividad. También se pretende que se convierta en un foro de debate sobre estos temas, mediante la organización de seminarios y talleres de trabajo, así como en una entidad que sirva para reconocer y premiar las iniciativas más innovadoras que se lleven a cabo en el mundo.
La salud de la mujer en España
En nuestro país, las inequidades entre hombres y mujeres también se manifiestan en el ámbito de la salud. Así, se constata que aunque la esperanza de vida al nacer de las españolas es mayor que la de los hombres, las mujeres viven más años con discapacidad que los hombres. Además, la sobrecarga de la doble jornada (laboral remunerada y trabajo en el hogar) o la asunción de roles tradicionales asociados al cuidado de la familia, de las personas mayores y de los enfermos ocasionan también a las mujeres problemas de salud adicionales. Por otro lado, las mujeres valoran de forma más negativa que los hombres su estado de salud, acuden a los servicios sanitarios con más frecuencia y consumen fármacos en mayor proporción que los hombres.
En la reunión de Madrid, los Ministerios de Sanidad de Chile y España expusieron las principales líneas de trabajo que están desarrollando sus Observatorios de Salud de las Mujeres nacionales. En lo que respecta al Observatorio español, fue creado en 2004 con el objetivo básico de introducir la perspectiva de género en las políticas de salud y promover actuaciones específicas que sirvan para lograr la igualdad entre hombres y mujeres en este ámbito.
Entre las actividades que éste ha realizado en este tiempo figura la introducción de la perspectiva de género en los sistemas de información del Ministerio. la puesta en marcha de programas de formación para profesionales sanitarios. la elaboración de diversos estudios e informes (como el primer informe sobre salud y género, presentado en 2006). la coordinación del primer protocolo común para la atención sanitaria a las víctimas de violencia de género. y la determinación de líneas de investigación prioritarias sobre salud y enfoque de género en las convocatorias públicas del Ministerio.
'Desde España, aportaremos la experiencia de nuestro Observatorio, que va muy bien. Nosotros realizamos esta propuesta, y a las diferentes ministras presentes en la reunión les pareció adecuado', ha resumido Elena Salgado.
Aunque la ministra admite que la mujer, en España, 'también está discriminada: no de derecho, aunque sí en la práctica, porque todos los esquemas, protocolos y modos de actuación, incluso los ensayos clínicos, están más pensados para hombres que para mujeres', según sus palabras.
Salgado realizó estas declaraciones tras la presentación del 'I Plan de Atención Integral a la Salud de la Mujer de Galicia', que según resaltó también María José Rubio, consejera de Sanidad de esta comunidad, 'es un Plan que trasciende a lo meramente sanitario: se trata de reorientar el sistema y hacerlo más humano. Es un Plan hecho con perspectiva de género, algo que era necesario', afirmó. Y Salgado alabó el plan gallego, 'el pionero, el más completo que tenemos en España hasta el momento', y apuntó que también hay planes específicos para la mujer en Cantabria o Cataluña, mientras que Andalucía lo está realizando.
El Plan gallego resume a la perfección el intento por conseguir que la mujer tenga al fin una verdadera atención a su salud. Está compuesto de cinco estrategias básicas: mejora en la salud de la mujer a lo largo de su ciclo vital (previendo la anticoncepción, el embarazo normal o el de riesgo, el parto, la lactancia o la menopausia), la atención específica en los problemas sanitarios (se incluye aquí la mejora de los servicios de atención a la violencia de género), la promoción de hábitos de vida y detección precoz (incluye la mejora de los programas de cáncer de mama y cérvix), la estrategia de participación (violencia, conciliación, igualdad) y la de coordinación. En total, 32 líneas de actuación, 32 proyectos para un Sanidad con perspectiva de género.
Uno de los propósitos que se han trazado las ministras es el de instar a que se incremente la financiación sanitaria para garantizar el acceso sanitario en igualdad de condiciones
Ser mujer en África
Si los planes de salud específicos de la mujer son la esperanza de un futuro más equitativo, la cruz de la moneda se puede encontrar en los países subdesarrollados. Asia y Suramérica podrían decir mucho en este sentido, aunque es el continente africano el que siempre suele servir como mejor referencia. En septiembre de 2006, Elena Salgado participó en Maputo (Mozambique) en unas sesiones conjuntas, sobre salud sexual y reproductiva, de la Red Mundial de ministras de Salud, junto al Consejo Mundial de Mujeres Líderes, la OMS y el Fondo de Naciones Unidas para la Población (UNFPA), donde se recordó que en el continente africano se producen cada año la mitad de las muertes del mundo durante el embarazo y la niñez. además, entre el 20 y el 30 por ciento de las mujeres embarazadas están infectadas por VIH. Un panorama difícil de comprender en pleno siglo XXI, en la era de la globalización.
En Mozambique, Elena Salgado pidió nuevos esfuerzos para luchar contra las desigualdades que siguen padeciendo las mujeres en el mundo, especialmente en el ámbito de la salud y de la educación, y para conseguir que tengan mayor participación en la toma de decisiones. La ministra española recordó ya entonces la importancia de seguir trabajando en todo el mundo, especialmente en los países más pobres, para combatir las desigualdades, también en el ámbito de la salud, que siguen existiendo entre hombres y mujeres.
Para Salgado, las políticas de prevención y promoción en el ámbito de la salud sexual y reproductiva tienen una gran importancia en África, un continente en el que la mortalidad materno-infantil es una 'emergencia silenciosa' desde hace décadas. Con 850 millones de habitantes (el 13,5 por ciento de la población mundial) y con el 23,5 por ciento de todos los nacimientos que se producen anualmente en el mundo, África registra al mismo tiempo la mitad de las muertes durante el embarazo y la niñez. Además, por cada fallecimiento de una madre, al menos otras 30 sufren complicaciones de salud graves o discapacidad a corto o largo plazo.
Al lado de esta alta mortalidad está el bajo índice en el uso de medidas contraceptivas (13 por ciento) y la alta tasa de fertilidad (4,9 niños por mujer). En diversas regiones, como el centro de África, entre el 20 y el 30 por ciento de las mujeres embarazas están infectadas por VIH y la tasa de transmisión de esta infección entre madres e hijos está entre el 25 y el 40 por ciento.
'Las mujeres africanas, en definitiva, sufren de primera mano las consecuencias de la pobreza, son víctimas de la discriminación en todas las áreas de la vida, ponen en riesgo su vida al quedarse embarazadas y son cada vez más susceptibles al sida y a otras enfermedades de transmisión sexual', resumió en su intervención Elena Salgado.
Búsqueda de soluciones
Estos datos evidencian, tal como ha sido subrayado por la Organización Mundial de la Salud, que garantizar a las mujeres africanas el derecho a la salud reproductiva y sexual puede contribuir de forma determinante a mejorar su salud durante el embarazo y el parto, a reducir la mortalidad infantil y a combatir el sida, la malaria y otras enfermedades. 'Y para seguir avanzando en este terreno necesitamos menos y más al mismo tiempo. Necesitamos menos ignorancia, menos pobreza, menos violencia, menos guerra y menos armas. Y necesitamos más datos, más investigación, más sistemas de información con sensibilidad hacia la perspectiva de género, más compromiso político, más recursos, más herramientas de gestión, más personal sanitario y un liderazgo más efectivo', añadió la ministra española.
Desde la Red de ministras se es consciente de que los pasos dados para conseguir la igualdad de mujeres y hombres en materia sanitaria han sido insuficientes
Salgado se refirió, a la hora de hablar de las medidas que se están tomando, a que en 1994 la Conferencia Regional de Ministras de Salud de África celebrada en Dakar lanzó un Plan de Acción en el que se identificó la pobreza, la falta de derechos y de independencia económica por parte de las mujeres, el inadecuado acceso a la educación, los problemas de seguridad alimenticia y la ausencia de medidas de mejora en el ámbito de la salud reproductiva y sexual como los mayores retos para mejorar la salud de las mujeres y de los niños en dicho continente. En la segunda sesión ordinaria, celebrada en Maputo en 2003, los gobiernos africanos adoptaron un protocolo en el que se animaba a promover los derechos de la mujer a la vida, la dignidad, la integridad y la seguridad. Y se incluía un artículo especial sobre derechos a la salud y a la reproducción, con una mención expresa a la eliminación de la mutilación genital, una práctica presente en más de 25 países africanos y que afecta a más de 100 millones de mujeres en todo el mundo cada año.
'Las niñas africanas van menos a la escuela que los niños, y las mujeres sufren el sida en un mayor porcentaje que los hombres, tienen una salud sexual y reproductiva que las lleva a tener embarazos, en muchos casos, en número mayor al que hubieran deseado, lo que contribuye a su mala salud. Se trata de sensibilizar a la opinión pública y de conseguir fondos para luchar contra todo esto', ha explicado la ministra de Sanidad.
Pasos insuficientes
Desde la Red Mundial de ministras de Salud, no obstante, se es plenamente consciente de que los pasos dados para conseguir la ansiada igualdad de mujeres y hombres en materia sanitaria han sido, hasta el momento, totalmente insuficientes. Salgado apuntó, en la reunión de Mozambique, que la lucha se debe centrar en dos puntos fundamentales: la lucha contra la pobreza y la educación de las niñas.
En cuanto al primer apartado, para la ministra española 'la pobreza es un gran obstáculo que impide a muchos Estados contar con los medios adecuados para atender la salud de sus poblaciones y que limita, al mismo tiempo, el acceso de la mujer a los servicios de salud requeridos durante el embarazo y los primeros años de vida de sus hijos', señaló.
Con respecto a la mejora de la educación, Elena Salgado insistió en que se trata de un objetivo fundamental para luchar contra las desigualdades y para mejorar el estado de salud de las mujeres en el continente africano. 'Conseguir que cada vez más niñas accedan a la escuela reporta beneficios no sólo a nivel individual. El beneficio para las familias y para la sociedad en su conjunto es enorme, y el impacto que tiene sobre la reducción de la pobreza y la mejora del estado de salud de las poblaciones es inmediato y directo', afirmó.
Diversas investigaciones han probado que las mujeres que han recibido educación tienen mejores perspectivas económicas y mayor grado de independencia y que sus hijos gozan en general de mejor estado de salud. Además, la educación de la mujer es un factor que puede contribuir a aumentar el PIB de los países y a reducir los índices de malnutrición y elevar las tasas de inmunización de los niños. En el África sub-sahariana, el porcentaje de inmunización es del 70 por ciento entre madres con educación secundaria o superior, pero menos del 40 por ciento entre las que no han ido a la escuela.
La lucha contra la desigualdad mundial
La realidad sólo es una: en pleno siglo XXI, las mujeres siguen luchando por conseguir la igualdad respecto a los hombres, en los diferentes aspectos de la vida y, por supuesto, también en el sanitario. Reforzar el papel de la mujer en las instituciones, posibilitando que se le tenga más en cuenta en la toma de decisiones, es un objetivo estratégico de la Red Mundial de Ministras de Salud. sólo así se conseguirá el reconocimiento de derechos fundamentales que sólo se ignoran por razón de género. No es nada nuevo, son logros defendidos por Naciones Unidas en sus Objetivos para el Desarrollo del Milenio.
'En ningún lugar del mundo las mujeres son iguales a los hombres', resumió Elena Salgado en su intervención de Mozambique. 'Y eso, tanto en derechos legales, como sociales o económicos: la brecha en aspectos como control de los recursos, oportunidades económicas o laborales, acceso a los servicios sociales, a la educación o a puestos de responsabilidad, tanto en el terreno empresarial como político, está muy extendida en todo el mundo. y esta brecha alcanza también a la atención sanitaria', señaló.
La Red es conocedora de las repercusiones negativas que para la salud producen las inequidades de género.
La unión hace la fuerza, y agrupar a las diferentes responsables sanitarias de todo el mundo es un paso adelante importante para conseguir el objetivo final, la igualdad de la mujer. Es un problema de carácter político en el que las mujeres tienen mucho que decir. Para Salgado, se debe trabajar en tres direcciones básicas: la lucha contra las desigualdades en salud desde una perspectiva de género. el desarrollo de medidas específicas para promocionar la salud de la mujer y su acceso a los servicios de salud en condiciones de igualdad. y trabajar conjuntamente con otras instituciones, tanto públicas como privadas, para incluir la salud como una prioridad dentro de sus estrategias, particularmente en aquéllas relacionadas con la promoción de la equidad de género. El beneficio, concluye Salgado, será común para toda la sociedad.