La Sociedad Española de Pediatría
Extrahospitalaria y
Atención Primaria (SEPEAP) ha
realizado el "Estudio Epidemiológico
de los Trastornos del
Comportamiento en la Infancia
y Adolescencia con el Inventario
de Eyberg", cuyos resultados
indican que la mayoría, en
concreto el 93,2% de los pacientes
estudiados, reciben un
seguimiento pediátrico adecuado.
Además, de este informe
se desprende que los aspectos
más relacionados con los problemas
de conducta son el bajo
rendimiento escolar, el elevado
nivel de estrés familiar y
el uso abusivo de los juegos de
ordenador, los vídeo-juegos o
navegar/chatear por Internet.
Problemas
de comportamiento
"En este estudio nos hemos
centrado en el análisis de las
conductas externalizantes, que
se definen como aquellas conductas
de manifestación observable,
objetiva, con proyección
hacia el entorno y comprenden
aquellas conductas denominadas
delictivas (el niño no
se siente culpable tras portarse
mal, tiene malas compañías,
miente, prefiere ir con niños
mayores, se escapa de casa, roba
en casa, dice palabrotas,
hace novillos, toma alcohol o
drogas,..) o agresivas (discute
mucho, es cruel, requiere mucha
atención, destruye sus cosas
o las de los demás, es desobediente,
celoso, se pelea con
facilidad, grita mucho, es tozudo,
cambia fácilmente de humor,
es temperamental…)", explica
el doctor F. Prandi, Presidente
del Comité Científico de
la SEPEAP.
Según este estudio, la población
de entre 2 y 13 años
en situación de riesgo para desarrollar
problemas de conducta
de tipo externalizante
está alrededor del 17,3% y el
riesgo es elevado en el 6,6%.
También se ha comprobado
que los niños que dedican
más horas a practicar ejercicio
físico (deportes, danza, etc.)
muestran con menor frecuencia
este tipo de conductas y
un rendimiento escolar elevado.
Si a ello se añade el efecto
beneficioso de la actividad física
en la prevención y tratamiento
de la obesidad "es evidente
que el pediatra debe
aconsejarlas con énfasis en sus
recomendaciones a los padres",
apunta Prandi.
Factores familiares
Por otro lado, en los casos que
el núcleo familiar está formado
por los padres biológicos del
niño, hay un porcentaje mayor
de niños con rendimiento escolar
alto y con menor nivel
de estrés familiar. El rendimiento
escolar bajo se asocia
más en las parejas con un solo
componente biológico y aún
inferior si se trata de una pareja
adoptiva o de una unidad
familiar monoparental.
En los hogares con cuatro
o más hijos se ha encontrado
una menor frecuencia de trastornos
del comportamiento y
asimismo una menor percepción
de conducta problemática
por los padres. Sin embargo,
se observa un rendimiento escolar
más bajo y un nivel medio
de estrés familiar superior.
El análisis de la relación
entre los trastornos del comportamiento
y la situación laboral
de los padres detecta
una ligeramente menor frecuencia
de estos trastornos en
los hogares en que los progenitores
trabajan a media jornada
y una evidente mayor frecuencia
en los hogares en que
uno o ambos progenitores están
en paro.
Los niños y adolescentes
que viven en familias con nivel
elevado de estrés familiar presentan
conductas de riesgo
que predisponen a trastornos
de comportamiento y, además,
los padres consideran que este
problema es importante.
En definitiva, según refleja
el estudio, los factores de riesgo
que muestran mayor asociación
con los trastornos de conducta
son "el bajo rendimiento
escolar, un elevado estrés familiar
y un número elevado de
horas dedicadas a jugar con el
ordenador, videojuegos o navegar/
chatear por internet,
principalmente en el grupo de
niños de 6 a 9 años y con menor
frecuencia en el grupo de
niños de 10 a 13 años". Además
los niños que dedican
muchas horas a jugar con el
ordenador también presentan
generalmente un rendimiento
escolar más bajo y sufren un
estrés familiar más elevado. Es
posible que la dedicación de
estos sujetos a los video-juegos
y a internet sea una maniobra
subconsciente de distracción o
de evitación para resistir al estrés
familiar.