Con la llegada del frío, los cambios bruscos de temperatura y la humedad, solemos prepararnos para prevenir enfermedades comunes de las vías respiratorias, como la gripe o el resfriado, pero acostumbramos a pasar por alto otro trastorno que acecha en esta época y que resulta bastante molesto: los sabañones.
Los sabañones o perniosis, como se les denomina en términos médicos, son reacciones inflamatorias que provocan una dolorosa sensación de picor que se produce cuando los vasos sanguíneos superficiales de la piel se estrechan excesivamente, lo que da lugar a una mala circulación de la sangre que irriga la piel. Dichas reacciones inflamatorias las sufren especialmente personas predispuestas tras una exposición reiterada al frío, aunque éste sea moderado, lo que explica porqué su aparición es más frecuente al final del otoño e invierno, para desaparecer cuando llegan temperaturas más cálidas.
Suelen manifestarse espontáneamente como una coloración rojo violácea e hinchazón que produce picor y dolor y, en casos más severos, pueden incluso aparecer ampollas o úlceras. Los sabañones pueden afectar cualquier parte del cuerpo, pero sus zonas "preferidas" son la cara dorsal de los dedos de manos y pies, piernas, muslos, talones, nariz y orejas, que son más sensibles, están más expuestas al frío y sus vasos sanguíneos son, por naturaleza, más delgados y susceptibles de obstrucciones debido a la contracción nerviosa. Por lo general, las molestias duran entre dos y tres semanas, si bien en casos severos pueden aparecer vesículas (que adquieren una forma hueca o de saco) y ulceración.
Causas
Si bien es cierto que el frío invernal está considerado como el factor principal que da lugar a los sabañones, también es cierto que la baja temperatura por sí sola no determina su aparición. En cualquier caso, no está del todo claro cuál es el origen de los sabañones y, de hecho, los expertos consideran que no hay una causa concreta conocida. No obstante, en algunas ocasiones se ha observado que están relacionados con otras enfermedades como lupus o alteraciones hematológicas, que provocan una deficiente circulación sanguínea. Algunos expertos aducen que una temperatura ligeramente superior a cero grados centígrados, con una humedad alta y bastante viento son las mejores condiciones para que hagan acto de presencia.
Pero además del clima frío, también se cree que en su aparición juegan un papel importante factores personales, es decir, genéticos, así como la desnutrición, las disproteinemias (trastorno de las proteínas plasmáticas de la sangre), las enfermedades mielodisplásicas (grupo de trastornos en los cuales la medula ósea no produce el suficiente número de células sanguíneas), los factores hormonales y la utilización de zapatos, calcetines o guantes muy ajustados.
Los factores hormonales son citados como agentes causales por su elevada presencia en mujeres jóvenes, quienes presentan un mayor nivel hormonal. en cambio, a medida que avanza la madurez, su acción disminuye. También se ha observado que desaparecen en mujeres embarazadas o que han sido madres, y que el tabaco favorece la aparición de sabañones al estrechar las arterias y reducir el flujo sanguíneo.
Tratamiento
Los sabañones no requieren ningún tratamiento específico, puesto que suelen desaparecer en dos o tres semanas, aunque hay que tener la precaución de no rascarse para evitar agravar la situación. Para aliviar las molestias existen diversas alternativas:
" Aplicar una loción o crema, de venta en farmacias, para aliviar los picores.
" Por la noche, antes de acostarse, sumergir los pies en agua caliente para mejorar la circulación sanguínea y a continuación aplicar una crema de lanolina sobre los pies. Si el sabañón se hubiese ulcerado cubrir con una gasa estéril.
" Un remedio popular muy efectivo es realizar una mezcla a partes iguales con aceite de laurel y miel y aplicarlo sobre la zona afectada.
" Si existen problemas de circulación, es recomendable realizar baños alternos de agua fría y caliente en pies y manos. Primero dos minutos en agua caliente y a continuación uno en agua fría, repitiendo dicha operación 4 ó 5 veces y acabando siempre con el agua fría.
" Realizarse automasajes con regularidad también mejora la circulación sanguínea de la piel.