Los hábitos de vida saludables
son una asignatura
que debe aprenderse desde los
primeros años de vida. Una
adecuada actividad física y una
dieta equilibrada, entre otros,
pueden evitar a la larga serios
problemas y, en este sentido,
los expertos están de acuerdo
en que cualquier modificación
dietética debe emprenderse
desde la infancia.
Uno de estos hábitos saludables
es la reducción del consumo
de sal común o cloruro
sódico, un compuesto mineral
que se ha utilizado desde la
más remota antigüedad para
conservar los alimentos y realzar
su sabor. Cada gramo de
sal contiene entre un 40% y
un 60% de sodio, un nutriente
esencial que permite al organismo
mantener el equilibrio
iónico y retener el agua para
conseguir un nivel correcto de
hidratación. Sin embargo, como
ocurre con muchos otros
nutrientes, lo ideal es consumir
la sal sin excesos, sólo en
su justa medida.
Diversos estudios aconsejan
no superar los 5 gramos al día
de ingesta de sal, que son equivalentes
a 2 gramos de sodio.
Sin embargo, distintas encuestas
han puesto de manifiesto
que los adultos consumen
aproximadamente 6-7 gramos
de sal diarios, por lo que se podría
afirmar que la mayoría de
la población debería reducir su
consumo de sal.
El problema
del exceso
Un consumo elevado de sal en
un momento concreto (por
ejemplo, darse un atracón de
anchoas o de aceitunas) no
produce efectos perjudiciales
para la salud de forma inmediata.
Sin embargo, está demostrado
que el consumo elevado de
sal de forma continuada se relaciona
con un aumento de la
tensión arterial (hipertensión) y
otros problemas médicos.
A todos los pacientes con
hipertensión se les recomienda
siempre una dieta baja en sal,
ya que en algunos casos la restricción
de sodio es suficiente
para normalizar la tensión arterial.
Cuando esta medida no
basta y se requiere medicación,
la limitación de sodio
mejora también la eficacia de
los fármacos, facilitando el
control de la tensión con dosis
menores de medicamentos.
Pero el control del consumo
de sal no es una recomendación
que sólo deban seguir
los hipertensos. La moderación
en su consumo debe ser
considerada por todos como
parte de una alimentación y
un modo de vida sanos.
Hay que tener en cuenta
que la sal de mesa no es la
única fuente de sodio de nuestra
dieta. Parte del sodio que
consumimos (el 75 por ciento)
se encuentra de forma natural
en alimentos que consumimos
habitualmente y que son necesarios
para una correcta alimentación.
Otra parte es añadida
durante el cocinado de
los alimentos y el resto proviene
de gran parte de los alimentos
procesados.
¿Cómo llevar una
dieta baja en sodio"
Lo más fácil es reducir el consumo
de alimentos precocinados
y muy elaborados, embutidos,
salazones de pescado y conservas,
ya que suelen llevar sal
añadida. Muchos alimentos de
consumo habitual, como las sopas
de sobre, la pastelería industrial
o el tomate frito, contienen
una cantidad de sal de la
que no somos conscientes y
puede suponer una fuente importante
de sodio en nuestra
dieta. La recomendación de los
expertos es que se modere su
consumo o se supriman.
Además, cocinando en casa
con productos no procesados e
intentando condimentar con especias,
limón, vinagre y hierbas
aromáticas es posible moderar
el consumo de sal sin renunciar
a una comida apetecible.
En una dieta baja en sal, hay
que moderar o evitar el consumo
de estos alimentos:
" Embutidos o fiambres,
salchichas de Frankfurt, quesos,
jamón serrano y jamón cocido.
" Sopas de sobre, pastillas
de caldo y purés.
" Aperitivos salados, palomitas,
frutos secos salados,
aceitunas, patatas fritas.
" Conservas, platos preparados,
salsas.
" Pescados ahumados.
" Algunos alimentos que
son considerados dulces también
pueden ser ricos en sal,
como la pastelería industrial,
bollos, galletas, cereales, etc.
" Frutas en almíbar.
" Agua con gas y refrescos
carbonatados.
" También algunos medicamentos
presentados en forma
de comprimidos efervescentes
pueden contener sodio.
en caso de tomarlos, consulte
a su farmacéutico.
En las farmacias usted podrá
adquirir sustitutivos de la
sal preparados a base de cloruros
y fosfatos de potasio o
magnesio, que le servirán para
condimentar los platos.
Estas recomendaciones son
consejos generales para
controlar el consumo de
sal. Si usted es hipertenso o
tiene cualquier otro problema
de salud puede necesitar
un control más estricto.
consulte con su médico.
FUENTES: Organización Nacional
de Consumidores, Sociedad Española
de Hipertensión.
Más información:
www.seh-lelha.org/club/clubhto.htm