Constancio Medrano López Presidente de la Sociedad Española de Cardiología Pediátrica y Cardiopatías Congénitas. ¿Cuáles son los avances clínicos y terapéuticos más destacados de su especialidad en los últimos tiempos? La mayoría de las cardiopatías se diagnostican y se resuelven totalmente de forma precoz y…
Constancio Medrano López
Presidente de la Sociedad Española de Cardiología Pediátrica y Cardiopatías Congénitas.
¿Cuáles son los avances clínicos y terapéuticos más destacados de su especialidad en los últimos tiempos?
La mayoría de las cardiopatías se diagnostican y se resuelven totalmente de forma precoz y en cualquier centro hospitalario, gracias al desarrollo de técnicas, como la ecocardiografía pediátrica, incluyendo la ecocardiografía fetal. Los avances en cirugías e intervenciones por cateterismo han sido claves, ejemplos recientes son los trasplantes cardíacos ABO incompatibles o con donación en asistolia. Las técnicas híbridas que conjugan cirugía y cateterismo, y la implantación de dispositivos subcutáneos que previenen la muerte súbita. Aparecen nuevas poblaciones y nuevos retos. Los jóvenes y adultos con cardiopatías congénitas son ya mayoritarios y precisan realizar la transición con la colaboración de cardiólogos pediátricos y de adultos. Cada vez hay más profesionales y centros con estos programas. Tenemos que realizar tareas de prevención de la salud cardiovascular desde la infancia, con intervenciones que aseguren esperanza y calidad de vida con pautas como el ejercicio dirigido y terapéutico y los programas de rehabilitación cardíaca. También hemos avanzado en la genética y la genómica, en el uso de dispositivos “werables” para evaluar el riesgo y prevenir la muerte súbita en jóvenes.
Desde el punto de vista profesional, ¿cómo se articulan la formación y la carrera profesional de su especialidad pediátrica?
La formación se realiza de forma homogénea con la vía de acreditación de la Sociedad Española de Cardiología Pediátrica y Cardiopatías Congénitas. Se inicia en la residencia de Pediatría con un año inicial de especialización. Se requieren al menos dos años para los que hay becas o contratos post MIR, asociados a investigación en centros especializados. Nuestra petición es la ampliación del periodo MIR y que incluya esos dos años durante la residencia. Por otro lado, se ha trabajado en el libro blanco con detalle en la adquisición de competencias específicas en las diversas áreas que componen la especialidad: Cardiología Invasiva, Cardiología fetal, Imagen Cardíaca, Cardiopatías Familiares y de Origen Genético, Arritmias Pediátricas, Insuficiencia Cardíaca y Trasplante Cardíaco.
Ramón Hernández Rastrollo
Presidente de la Sociedad Española de Cuidados Intensivos Pediátricos.
¿Cuáles son los avances clínicos y terapéuticos más destacados de su especialidad en los últimos tiempos?
Los cuidados intensivos pediátricos se han beneficiado de un mejor conocimiento de la fisiopatología que subyace en la insuficiencia de los sistemas orgánicos. Así han permitido desarrollar estrategias de soporte respiratorio avanzado con protección pulmonar y reconocer nuevas indicaciones para los equipos de soporte extracorpóreo renal, hepático y cardíaco, principalmente. Igual de importante ha sido el desarrollo de las medidas de protección cerebral, para la prevención del daño secundario en el paciente traumático u otros daños cerebrales agudos. Además, se han implantado mejoras en diversos aspectos que redundan en una mayor seguridad de los pacientes y una mejor racionalización de los recursos, como ha sido la elaboración y divulgación de protocolos y guías clínicas por los dieciséis grupos de trabajo que están constituidos actualmente en la SECIP, así como de recomendaciones de “no hacer” y la informatización de la historia clínica en la mayoría de las unidades. Un perfeccionamiento de la tecnología ha logrado mejorar claramente la monitorización de la función de los diversos sistemas, incrementando el seguimiento y la seguridad en el manejo del paciente. En este sentido, hay que señalar que han aumentado los sistemas incruentos, lo que es muy deseable en el manejo del niño críticamente enfermo. También nos preocupan los aspectos relacionados con la humanización en los cuidados intensivos que se centran en el niño y su familia. Las unidades de nuestro país se están adaptando para obtener el mayor grado de bienestar posible para el niño y su familia, además de permitir el acompañamiento de los padres durante las 24 horas del día e incorporándolos progresivamente en el cuidado de sus hijos durante su estancia en la UCI. Por su parte, la inteligencia artificial permitirá el análisis de datos que lleven a conseguir el diagnóstico precoz de diversos eventos críticos e incluso la predicción de esos eventos.
Desde el punto de vista profesional, ¿cómo se articulan la formación y la carrera profesional de su especialidad pediátrica?
Los cuidados intensivos pediátricos constituyen una especialidad dentro de la Pediatría con un cuerpo de doctrina propio y requiere una exigente adquisición de conocimientos y habilidades específicos para el adecuado tratamiento del niño crítico. Además, el intensivista pediátrico debe capacitarse para el manejo de situaciones éticas y emocionalmente complejas como las que se generan en estas unidades. Esta prolongada formación es un paso previo imprescindible para optar a la acreditación como subespecialista. En el informe técnico número 4 elaborado por SECIP se detalla un programa formativo amplio, con los aspectos teóricos y prácticos que debe conocer el intensivista pediátrico para ser acreditado como tal por nuestra sociedad científica. Su reconocimiento como especialidad es perentorio. Lamentablemente, todavía no se ha producido por las administraciones públicas. Esta situación genera dificultades muy importantes en el recambio generacional de las plantillas de intensivistas pediátricos en las 49 UCIPs existentes actualmente en nuestro país.
Ana Fernández-Teijeiro Álvarez
Presidenta de la Sociedad Española de Hematología y Oncología Pediátricas.
¿Cuáles son los avances clínicos y terapéuticos más destacados de su especialidad en los últimos tiempos?
En la actualidad, en España, cada año, 1.100 niños menores de 14 años y 400 adolescentes son diagnosticados de una neoplasia maligna. Gracias al Registro Español de Tumores Infantiles (RETI-SEHOP) de 2023 se puede confirmar que, la supervivencia de los niños menores de 14 años es del 82 por ciento a los 5 años, todavía con un margen de mejora, pero en la línea de la de otros países occidentales desarrollados. El cáncer infantil es una enfermedad rara y no es una única enfermedad, hay muchos tipos de tumores malignos, con diferente localización y distinta biología que condicionan su abordaje terapéutico. En la actualidad, los ensayos clínicos internacionales fase III deben ser la referencia terapéutica al permitir ofrecer las mejores oportunidades de curación dentro de estudios con control de calidad. Por razones científicas y logísticas, estos estudios no están disponibles en todos los centros y por eso es fundamental buscar la forma de garantizar el acceso de todos los pacientes a estos ensayos clínicos internacionales, con revisión centralizada y control de calidad para así, poder ofrecerles las mejores oportunidades de curación. Desde 2017, la Sociedad Española de Hematología y Oncología Pediátricas (SEHOP), a través de la Fundación que lleva su nombre, cuenta con la plataforma ECLIM-SEHOP para potenciar la participación en ensayos clínicos fase III internacionales y multicéntricos y en registros internacionales de acuerdo siempre con la «Buena Práctica Clínica». El apoyo recibido por parte de la Fundación AECC, la Fundación Inocente, la Asociación Pablo Ugarte, la Fundación MAR y la Federación de Padres de Niños con cáncer, así como otras donaciones privadas ha posibilitado el desarrollo de esta plataforma, un gran logro que ha permitido dar un salto de gigante para posicionar la Oncología pediátrica española a la altura de los países de Europa occidental equiparables. Hasta la fecha, esta plataforma ha proporcionado soporte a 40 ensayos clínicos académicos con más de 500 pacientes incluidos. El proyecto PENCIL-SEHOP con financiación pública de la Unión Europea a través del Instituto de Salud Carlos III tiene como objetivo proporcionar el diagnóstico molecular a todos los pacientes pediátricos con tumores de alto riesgo y con recaída, facilitando así el acceso a Medicina personalizada mediante la colaboración en red entre centros clínicos y centros de investigación molecular. También se han incorporado nuevos dispositivos diagnósticos y terapéuticos a las distintas especialidades médicas y quirúrgicas y la enfermería en los últimos años. Dentro de los avances tecnológicos se debe destacar el tratamiento con células CAR-T. Por otro lado, desde 2020 los pacientes pediátricos en España pueden recibir protonterapia en dos centros privados de Madrid: Clínica Universidad de Navarra y Hospital Quirón, que colaboran con la Sanidad pública. En los próximos años y gracias a la generosa donación de Amancio Ortega, se abrirán diez centros de protonterapia en España en hospitales de la red pública. El avance de la nanotecnología en la última década ha impulsado al desarrollo de numerosas aplicaciones médicas; pero ninguna tan prometedora como la del uso de nanopartículas dirigidas para mejorar el tratamiento del cáncer. El beneficio supone una quimioterapia más efectiva y menos tóxica. Desde el punto de vista de la gestión sanitaria, se puede hablar de avances en la ordenación sanitaria y en los cuidados paliativos. En el Consejo Interterritorial de 2019 se aprobó un decreto para, por primera vez, establecer líneas de trabajo en la ordenación del cáncer infantil que fue recogido en la Estrategia Nacional del Cáncer. En España, de estas 40 unidades de Onco-Hematología pediátricas disponibles, sólo 12 atienden al 70 por ciento de los pacientes. En cuanto a los Cuidados Paliativos, se debe destacar que son muchas las provincias y comunidades autónomas que cuentan con unidades de Cuidados Paliativos pediátricos y se debe seguir trabajando parar conseguir la mejor atención en la fase final de su enfermedad para los pacientes (18-20 por ciento) que todavía no tienen posibilidades de curación.
Desde el punto de vista profesional, ¿cómo se articulan la formación y la carrera profesional de su especialidad pediátrica?
Como el resto de las especialidades pediátricas, en España la formación en Hematología y Oncología todavía no está reglada. Somos y seremos siempre una rama de la Pediatría con una capacitación específica para la atención integral a la patología hematológica y oncológica en la edad pediátrica y la investigación en este campo. En los últimos 30 años se ha conseguido un gran desarrollo de nuestra área, pero necesitamos de forma imperiosa el reconocimiento de la especialidad para la cobertura de las plazas y para que los niños y adolescentes no sean atendidos por especialistas de adultos: los niños no son adultos pequeños. Las competencias y habilidades pediátricas son imprescindibles para atenderlos adecuadamente y requieren una formación específica. Aquellos residentes de Pediatría que tienen interés por esta disciplina, durante el cuarto año de residencia, pueden ampliar su formación con un rotatorio específico. Al acabar la residencia, algunos pediatras optan por completar su formación específica mediante estancias formativas, bien con contratos de formación o con becas y ayudas. Bajo paraguas de la AEP, la Sociedad Española de Hematología y Oncología pediátricas actualmente está trabajando en la solicitud del Área de Capacitación Específicas (ACEs) en Hematología y Oncología Pediátricas.
Cristina Calvo Rey
Presidenta de la Sociedad Española de Infectología Pediátrica.
¿Cuáles son los avances clínicos y terapéuticos más destacados de su especialidad en los últimos tiempos?
En el ámbito de las enfermedades infecciosas son muchas las innovaciones en los últimos años. Sin duda, la pandemia COVID-19 ha condicionado algunos de ellos, como la vacunación contra SARS-CoV-2 que ha protegido a adultos y niños. Pero no es la única área de innovación. En relación con las infecciones virales respiratorias, nos encontramos con dos grandes novedades, sobre todo respecto al virus respiratorio sincitial, que dan lugar a infecciones en lactantes pequeños y suponen la causa más frecuente de hospitalización en menores de un año. Este año, por primera vez, disponemos de una medida preventiva, un anticuerpo monoclonal, encaminado a proteger a los más pequeños de estas infecciones graves. También tendremos disponible muy pronto una vacuna para las embarazadas y los ancianos contra este mismo virus. Hay novedades en el desarrollo de técnicas diagnósticas cada vez más rápidas y eficaces para diagnosticar mediante técnicas moleculares numerosas bacterias y virus a la vez en infecciones tan graves como meningitis, infecciones osteoarticulares o neumonías. Y aunque más complejo y lento, disponemos de algunos antibióticos dedicados a tratar bacterias multirresistentes que se están ensayando en la población pediátrica y para los cuales la aprobación llega siempre bastante después de la de los adultos. Además, se ha mejorado en tratamientos más adecuados para la tuberculosis en niños.
Desde el punto de vista profesional, ¿cómo se articulan la formación y la carrera profesional de su especialidad pediátrica?
Por desgracia, la especialidad de Enfermedades Infecciosas hoy por hoy no está reconocida ni en adultos ni en niños. La formación específica en infectología que tan importante se ha demostrado con la pandemia, se lleva a cabo en el último año de la residencia en Pediatría, en los hospitales con capacidad formativa, pero no tiene reconocimiento oficial. Afortunadamente, disponemos de unidades en diversos hospitales de nuestro país con gran capacidad para formar especialistas en Enfermedades Infecciosas Pediátricas.
Félix Notario Herrero
Presidente de la Sociedad Española de Medicina de la Adolescencia.
¿Cuáles son los avances clínicos y terapéuticos más destacados de su especialidad en los últimos tiempos?
La Medicina de la Adolescencia abarca todos los aspectos bio-psicosociales de los adolescentes desde los 10 a los 19 años, según define la OMS. Esto es en torno a seis millones de adolescentes en España. Los avances en nuestra especialidad los tenemos que relacionar necesariamente, con los problemas de Salud Mental en su prevención, diagnóstico y tratamiento, además de establecer una atención multi e interdisciplinar entre diferentes profesionales implicados en la atención del adolescente.
Desde el punto de vista profesional, ¿cómo se articulan la formación y la carrera profesional de su especialidad pediátrica?
La formación y la carrera profesional en Medicina de la Adolescencia se desarrolla con grandes carencias y extraordinarias diferencias, entre unos centros y otros, por eso la Sociedad Española de Medicina de la Adolescencia propone un reconocimiento curricular acreditado en el territorio español, con una ruta formativa con alto nivel de especialización que contribuya a reforzar la capacidad del profesional en la resolución de los problemas de la práctica en el área específica de Medicina de la Adolescencia (libro Blanco de las ACES Pediátricas).
Mar Espino
Presidenta de la Asociación Española de Nefrología Pediátrica.
¿Cuáles son los avances clínicos y terapéuticos más destacados de su especialidad en los últimos tiempos?
El avance clínico más relevante es el desarrollo de los estudios genéticos con la accesibilidad del exoma y paneles de enfermedades de todo tipo. No podemos olvidar tampoco el desarrollo de tecnología que permite diagnósticos con pruebas menos invasivas y molestas para el paciente. El avance terapéutico es el desarrollo de nuevos fármacos: biológicos, inmunosupresores, formulaciones retardadas que mejoran la calidad de vida. Aunque se refiera al campo de la cirugía pediátrica, al estar vinculada estrechamente con la nefrología pediátrica, el desarrollo de la cirugía endoscópica ha supuesto igualmente un gran avance en el tratamiento de los niños con uropatías.
Desde el punto de vista profesional, ¿cómo se articulan la formación y la carrera profesional de su especialidad pediátrica?
Se realiza una formación en Pediatría mínima de tres años realizando posteriormente un año en la especialidad Nefrología Pediátrica que se completará con un mínimo de un año más, si se decide optar por la especialidad. Ahora mismo, ese año no está reconocido, por lo que la mayoría de los nefrólogos pediátricos lo compaginan con contratos de guardias, becas o máster. La carrera profesional se alcanza en el desarrollo de la especialidad en el trabajo en hospitales con consultas, secciones o servicios de Nefrología pediátrica.
Antonio Moreno Galdó
Presidente de la Sociedad Española de Neumología Pediátrica.
¿Cuáles son los avances clínicos y terapéuticos más destacados de su especialidad en los últimos tiempos?
Ha habido grandes avances en la disponibilidad de terapias de soporte respiratorio en domicilio adaptadas a la edad pediátrica, que permiten que muchos niños con insuficiencia respiratoria puedan dejar el hospital y tener una calidad de vida aceptable viviendo en casa con su familia o yendo al colegio. En estos últimos años, han aparecido nuevas terapias farmacológicas que mejoran de forma muy importante la evolución de los pacientes, como es la triple terapia moduladora de la proteína CFTR en la fibrosis quística. De esta terapia se pueden beneficiar más del 70 por ciento de los pacientes, los que tienen al menos una mutación F508. Mejora la función de la proteína alterada en esta enfermedad y frena el deterioro que produce la enfermedad. El tratamiento con oligonucleótidos antisentido y terapia génica en la atrofia muscular espinal ha permitido que, si se administran de forma suficientemente precoz, los lactantes que fallecían en pocos meses ahora puedan sobrevivir con buena función motora. Terapias biológicas en asma permiten la personalización del tratamiento en el asma grave y obtienen una mejora importante en su evolución. Desarrollo de inmunización universal contra el virus respiratorio sincitial que comenzará este otoño en España y esperamos que disminuya mucho el número de lactantes afectados. Además, los avances en el diagnóstico genético han logrado incrementar de forma considerable la tasa de diagnósticos en niños con enfermedades respiratorias minoritarias como neumopatías intersticiales, discinesia ciliar primaria o hipertensión pulmonar.
Desde el punto de vista profesional, ¿cómo se articulan la formación y la carrera profesional de su especialidad pediátrica?
Al no estar reconocidas las especialidades pediátricas en España, no existe un sistema de formación reglada y oficial para la formación en Neumología Pediátrica. En algunos hospitales, los residentes de Pediatría que tienen este interés, dedican el cuarto y último año de su residencia a formarse en Neumología Pediátrica, a veces complementado con alguna rotación externa en otro hospital. Esta formación de un año no permite la capacitación completa como especialista, ya que al menos se necesitarían dos años y no sigue un programa oficial. A partir de ahí, estos pediatras, o a veces otros que han realizado una formación menos completa, se incorporan en unidades de Neumología Pediátrica y van aprendiendo con la práctica. Algunos hospitales tienen organizado un máster universitario de Neumología Pediátrica de dos años de duración, pero la formación obtenida no tiene un reconocimiento oficial en España. Sería muy importante el reconocimiento de las especialidades pediátricas, con áreas de capacitación específica para poder organizar una formación reglada, homogénea, de calidad y reconocida oficialmente. Dicho reconocimiento también sería muy importante para el acceso al perfil adecuado del puesto de trabajo en las ofertas públicas de empleo.
Rocío Sánchez-Carpintero Abad
Presidenta de la Sociedad Española de Neurología Pediátrica.
¿Cuáles son los avances clínicos y terapéuticos más destacados de su especialidad en los últimos tiempos?
En Neuropediatría se están produciendo avances clínicos y terapéuticos impensables tan solo hace cinco o diez años. Reconocemos enfermedades tratables, como las encefalitis autoinmunes, que antes se desconocían y, al no tratarse, dejaban importantes secuelas. La posibilidad de secuenciación genética ha logrado enormes avances en el diagnóstico de las enfermedades neurológicas del niño, como la epilepsia, las enfermedades neuromusculares, los trastornos del movimiento, la discapacidad intelectual y la parálisis cerebral. Y no solo para el diagnóstico, además, los avances terapéuticos más relevantes vienen de las terapias de modificación génica. En concreto, la posibilidad de tratar la atrofia muscular espinal, enfermedad que previamente conducía, en los casos de aparición temprana, al fallecimiento del niño, hemos pasado además a disponer de fármacos por vía oral para esta enfermedad. También hay ensayos clínicos con terapia génica en la distrofia muscular de Duchenne y otras enfermedades musculares. En epilepsia hay nuevos fármacos de eficacia probada como el cannabidiol y, especialmente para los síndromes de Dravet y Lennox-Gastaut, la fenfluramina. Hay enfermedades degenerativas que también empiezan a tener terapias génicas disponibles. Además, se conocen y clasifican los trastornos de los aprendizajes de una forma más científica y eso permite también reconocer síndromes genéticos, con implicaciones en el seguimiento clínico.
Desde el punto de vista profesional, ¿cómo se articulan la formación y la carrera profesional de su especialidad pediátrica?
Inicialmente se hace vía MIR la especialidad de Pediatría y Áreas Específicas o la especialidad de Neurología. Luego es preciso realizar dos años de formación en Neurología Pediátrica en centros hospitalarios cuya capacidad docente se haya reconocido por la Sociedad Española de Neurología Pediátrica. Para dicha formación tenemos elaborado un programa que se alinea con los estándares europeos. En casi toda Europa, la Neurología Pediátrica está reconocida como especialidad por las autoridades sanitarias correspondientes. En España estamos aún lejos de conseguir este reconocimiento, lo cual impacta de forma negativa en los niños y sus familias, que no siempre reciben la atención especializada que necesitan. En este momento de grandes avances en el diagnóstico y tratamiento de las enfermedades del cerebro, es importantísimo tener profesionales formados y actualizados en los últimos avances.
Enrique Villalobos Pinto
Vicepresidente de la Sociedad Española de Pediatría Interna Hospitalaria.
¿Cuáles son los avances clínicos y terapéuticos más destacados de su especialidad en los últimos tiempos?
El avance de la tecnificación y superespecialización de la Medicina en general, y la Pediatría Interna Hospitalaria en particular, ha revelado otros muchos aspectos esenciales para una atención integral al paciente hospitalizado, aspectos irrenunciables en una sociedad del bienestar como la nuestra, y que han supuesto un verdadero desafío al sistema. Hay que proporcionar una asistencia segura y de calidad a nuestros niños hospitalizados, ofrecer otros modelos de hospitalización tales como la hospitalización domiciliaria y asistir de una manera coordinada e integral a pacientes pediátricos que presenten patologías crónicas y de alta complejidad, así como a sus familias, procurándoles la mayor calidad de vida. También hay que adaptar la asistencia clínica a las nuevas tecnologías, evitar el dolor en los procedimientos diagnóstico-terapéuticos a nuestros niños y proporcionar una visión holística en la asistencia a nuestros niños hospitalizados, atendiendo no sólo a su salud física, sino psicológica y social. Es necesario trabajar por una atención coordinada con los diferentes niveles asistenciales, siendo clave dicha coordinación con Atención Primaria, y considerar las realidades de nuestros niños a nivel familiar y escolar. Trabajar desde una perspectiva de prevención de la enfermedad siempre que ello sea posible. En los últimos años se han desarrollado sistemas unificados y electrónicos de notificación de incidentes de seguridad y errores de medicación, y sistemas de evaluación del desempeño médico, basados en objetivos e indicadores de calidad, así como una protocolización de la asistencia pediátrica basados en criterios clínicos y de calidad. La historia clínica digital, así como la receta electrónica o sistemas de tarjeta sanitaria electrónica, han supuesto la necesidad de gestionar dificultades derivadas de aquellas familias alejadas de la innovación tecnológica o en situación de marginalidad social. La implementación de la sedonalagesia ante procedimientos dolorosos en las unidades de hospitalización pediátricas, incluso con el uso en casos seleccionados de nuevas tecnologías, ayuda en la consecución de dicho objetivo, con equipos de realidad virtual. La Sociedad Española de Pediatría Interna Hospitalaria, nacida en 2011 con la misión de dar respuesta a estos desafíos, desarrolla sus líneas de trabajo y sitúa al pediatra hospitalario en el reto de materializar dichas líneas en actuaciones concretas en la asistencia diaria, y aplicados a la realidad concreta del área de hospitalización pediátrica donde esté desempeñando su trabajo.
Desde el punto de vista profesional, ¿cómo se articulan la formación y la carrera profesional de su especialidad pediátrica?
El acceso a la formación específica de nuestra subespecialidad, al igual que ocurre con el resto de las subespecialidades pediátricas, es mediante el acceso vía MIR a la especialidad de Pediatría y sus áreas específicas. La subespecialidad de Pediatría Interna Hospitalaria viene descrita en el Libro Blanco de las Áreas de Capacitación Específicas (ACE’S) editado en el año 2022 por la Asociación Española de Pediatría. El ámbito formativo específico se establece en 24 meses de formación específica en Pediatría Interna Hospitalaria, en los que se deben adquirir las competencias y capacidades obligatorias en una serie de áreas clínicas y transversales. Los contenidos del plan formativo de estos dos apartados vienen determinados por el análisis del Grupo de Trabajo del programa formativo de la SEPIH, teniendo en cuenta recomendaciones internacionales como las de la Academia Americana de Pediatría, así como el desarrollo a un nivel avanzado/superior de las habilidades clínicas relacionadas con la práctica de la Pediatría Interna Hospitalaria del Global Pediatric Education Consortium (GPEC). Existen una serie de competencias transversales incluidas en GPEC que no suelen ser atendidas específicamente en la formación del periodo de troncalidad común, y que se consideran de alto interés para la calidad y seguridad del desarrollo de la asistencia pediátrica hospitalaria. El plan formativo incorpora además la posibilidad de adquirir competencias adicionales para la capacitación en áreas relacionadas con la hospitalización pediátrica, no incluidas en los apartados anteriormente citados, tanto clínicos como en otras áreas formativas, que confieran un currículum perfilado al residente. Por último, es requisito indispensable, además de superar los procesos de evaluación formativa y sumativa de las áreas anteriores, desarrollar y finalizar tres proyectos de investigación de características concretas. Además, la sociedad tiene establecido un procedimiento interno de capacitación en Pediatría Interna Hospitalaria, con una serie de requisitos, de tal forma que con periodicidad semestral evalúan aquellas solicitudes presentadas cara a validar aquellas que cumplen con los requisitos exigidos. Nuestra sociedad aspira y trabaja, al igual que el resto de las subespecialidades pediátricas, a la implementación de acreditación oficial ministerial, sea por concesión de diploma o formas análogas de reconocimiento de la misma.
Carmen Vidal Palacios
Presidenta de la Sociedad Española de Pediatría Social.
¿Cuáles son los avances clínicos y terapéuticos más destacados de su especialidad en los últimos tiempos?
La especialidad de Pediatría Social es una especialidad que no tiene grandes avances tecnológicos materiales, pero sí que hay cada vez más necesidad de contar con pediatras formados y especializados en pediatría social: los derechos de los niños, experiencias adversas en la infancia, trastornos del apego, conocimiento de los factores determinantes sociales de desigualdades en salud y los determinantes sociales de salud, violencia contra la infancia y adolescencia en todos sus tipologías: violencia sexual, violencia de género, violencia vicaria emocional, prenatal, negligencia, acoso y ciberacoso escolar, violencia entre iguales, filio parental; pobreza y exclusión social, salud medioambiental nuevos modelos familiares, diversidad cultural, migración… La Pediatría Social actúa en dos áreas de problemas: los de la salud de la infancia debidos a problemas sociales y los de salud con consecuencias sociales, teniendo al niño y a la familia como centro, pero también al entorno, al aspecto intercultural y a la educación.
Desde el punto de vista profesional, ¿cómo se articulan la formación y la carrera profesional de su especialidad pediátrica?
La propuesta de la SEPS está reflejada en el libro de las ACEs Pediatría, como las demás especialidades, con pertenencia a un Servicio de Pediatría con acreditación docente para la formación MIR, con acceso a una Unidad Funcional de Pediatría Social, con una duración de 2 años. La formación de los futuros especialistas deberá hacerse en los hospitales con las unidades funcionales de Pediatría Social de determinados hospitales, con rotaciones específicas multidisplinares. El programa formativo se basa en los siguientes objetivos: contribuir a la defensa y promoción de los derechos de la infancia en materias de bienestar, desarrollo social y salud; capacitar para dar respuesta a los problemas de la infancia mediante la prevención y atención de los problemas de salud derivados de los determinantes sociales y ser capaces de participar en el abordaje integral de los problemas emergentes de la infancia, como el abuso sexual, acoso escolar, ciberpatologías y pobreza infantil, que requieren un elevado grado de formación específica y una metodología interdisciplinar e intersectorial, para contribuir a la recuperación del proyecto vital de las víctimas y a reducir los efectos de las desigualdades sociales en la población infantil y juvenil.
Pedro Javier Rodríguez Hernández
Presidente de la Sociedad de Psiquiatría Infantil de la Asociación Española de Pediatría.
¿Cuáles son los avances clínicos y terapéuticos más destacados de su especialidad en los últimos tiempos?
Los avances clínicos son sobre todo a nivel diagnóstico, ya que hoy en día disponemos de más conocimientos clínicos y de más herramientas diagnósticas (pruebas neuropsicológicas con percentiles) que nos permiten diagnosticar de forma más temprana. Cuanto antes se diagnostique, antes se interviene y, por tanto, mejor será el pronóstico. Los avances terapéuticos han sido, sobre todo, farmacológicos. Hoy disponemos de un abanico de fármacos con menores efectos adversos que nos permiten perfilar mucho mejor el tratamiento. También ha habido avances en los tratamientos psicológicos según patologías, no solo está la Terapia Cognitivo Conductual, sino que disponemos de otras con efectividad demostrada como la Dialéctica Conductual o el EMDR.
Desde el punto de vista profesional, ¿cómo se articulan la formación y la carrera profesional de su especialidad pediátrica?
Desde el año 2021, existe la especialidad de Psiquiatría Infantil y de la Adolescencia. La titulación la han obtenido unos 1.000 profesionales, la mayoría psiquiatras y algunos pocos pediatras, que reúnen los requisitos establecidos por el Ministerio de Sanidad. A partir del 2022 ya se convocaron las primeras 20 plazas específicas para dicha especialidad. Por ello, la única manera de obtener el título en la actualidad es la realización del MIR y escoger la especialidad propia de Psiquiatría Infantil y de la Adolescencia.
Ignasi Barber Martínez de la Torre
Presidente de la Sociedad Española de Radiología Pediátrica.
¿Cuáles son los avances clínicos y terapéuticos más destacados de su especialidad en los últimos tiempos?
Un avance clínico relevante en Pediatría es el desarrollo de las técnicas de diagnóstico por imagen. Tecnología como la resonancia magnética y la ecografía son fundamental en Pediatría e imprescindibles para llegar a un diagnóstico definitivo en más del 80 por ciento de las patologías en edad pediátrica. Además, no aportan radiación ionizante sin sus efectos indeseados en esta edad. Sin duda, el desarrollo de las vacunas, con el futuro prometedor de la vacuna contra el VRS, es posiblemente el desarrollo terapéutico con mayor impacto en la salud de nuestros pacientes.
Desde el punto de vista profesional, ¿cómo se articulan la formación y la carrera profesional de su especialidad pediátrica?
La formación en Radiología Pediátrica se incluye en la formación general del médico residente especialista en radiodiagnóstico. Desde hace años se ofrecen planes de formación en Radiología pediátrica en hospitales especializados, pero carecen de un reconocimiento oficial, ya que no existe la súper especialización como tal.
Paula Vázquez
Presidenta de la Sociedad Española de Urgencias Pediátricas.
¿Cuáles son los avances clínicos y terapéuticos más destacados de su especialidad en los últimos tiempos?
Las Unidades de Urgencias de Pediatría tienen una alta capacidad de resolución y son el centro de decisión asistencial sobre el destino final de muchos pacientes, puesto que en muy poco tiempo se decide su ingreso, su alta o un periodo de observación. Las Urgencias Pediátricas han conseguido avances clínicos y terapéuticos muy importantes en los últimos años. Desde el punto de vista más global, pero no menos importante, las Urgencias Pediátricas han adoptado una política de gestión de calidad y gestión de riesgos, así como una cultura de seguridad del paciente. Además, se está humanizando la asistencia sanitaria del paciente pediátrico utilizando un enfoque centrado en el niño y su familia. Las urgencias se preocupan de evaluar la experiencia del paciente y crear cultura en sus unidades. Se han consolidado los triages pediátricos donde el personal sanitario clasifica, prioriza y ubica al niño que acude a la urgencia y se han implementado diferentes códigos (ictus, sepsis, trauma y crisis) para realizar la atención en el tiempo establecido. El tiempo es vida. A raíz de la pandemia COVID-19, las Urgencias Pediátricas han trabajado en mejorar la atención pediátrica del paciente con alteraciones de la salud mental, implantando distintos recursos estructurales y humanos donde destaca la figura de la enfermera de enlace de Psiquiatría. Las urgencias han cambiado considerablemente, centrándose en realizar prácticas de alto valor, ajustándose a hacer lo adecuado (“right care”) e implantando recomendaciones de “no hacer”, como en el caso de la patología de la bronquiolitis. Más concretamente, los puntos más novedosos e impactantes que se han establecido en las urgencias pediátricas en los últimos tiempos son la incorporación de la sedoanalgesia en procedimientos dolorosos y la realización de pruebas rápidas a pie de cama o “point of care”, que han mejorado el flujo de pacientes, tiempos de espera y resolución diagnóstica. Otros puntos novedosos son la implementación de dispositivos de ventilación no invasiva en pacientes con patología respiratoria evitando la intubación, la utilización de ecografía a pie de cama como herramienta diagnóstica y la incorporación en la práctica clínica de la investigación y la docencia con los talleres de simulación multidisciplinar.
Desde el punto de vista profesional, ¿cómo se articulan la formación y la carrera profesional de su especialidad pediátrica?
La Medicina Pediátrica de Urgencias es un área de conocimiento específica dentro de la Pediatría, tal como lo reconoce la Asociación Española de Pediatría (AEP) en el libro blanco de las especialidades pediátricas, editado en el año 2011. Es una especialidad transversal que comprende un conjunto de conocimientos, habilidades y actitudes, añadidos en profundidad y en extensión a los exigidos por el programa oficial de la especialidad de Pediatría, determinados por su ámbito de actuación –la atención integral urgente de los pacientes gravemente enfermos y heridos desde el periodo neonatal a la adolescencia. La MPU es una subespecialidad relativamente nueva y en rápida evolución. En Italia, España y Francia, aunque no es una subespecialidad oficial, existe un creciente número de pediatras que ejercen su trabajo en servicios de urgencias pediátricos, principalmente de hospitales de tercer nivel. Tenemos acreditados diferentes centros docentes para formar a los residentes de último año (MIR4) en la subespecialidad de Urgencias Pediátricas con un programa muy bien establecido para la adquisición de competencias generales: asistenciales, docentes, investigadoras, administrativas y de habilidades de comunicación, trabajo en equipo, liderazgo y resolución de conflictos. También en el programa de formación se recogen competencias para la atención del paciente crítico, para la atención de la patología médico-quirúrgica, de la patología traumatológica y otras lesiones no intencionadas; así como competencias en analgesia y sedación, en técnicas diagnósticas y terapéuticas, de desarrollo ético y moral y aspectos médico-legales. La especialidad de Medicina Pediátrica de urgencias tiene un calendario de rotaciones y una evaluación muy completa de la formación con evaluación por competencias. El periodo de formación debe ser idealmente de 24 meses, preferiblemente de forma ininterrumpida y con dedicación completa