Administrar a los receptores de un trasplante de hígado de donante vivo una infusión de células inmunitarias derivadas de su donante una semana antes del trasplante es factible y seguro, y puede conseguir que los receptores abandonen con éxito la medicación inmunosupresora sin rechazar el órgano trasplantado.
Los resultados del ensayo clínico en fase inicial realizado por científicos de la
Facultad de Medicina de la Universidad de Pittsburgh (Estados Unidos), que se publican en la revista
'Science Translational Medicine', apuntan a una vía que podría evitar a los receptores de trasplantes de órganos los graves efectos secundarios del uso prolongado de inmunosupresores, que pueden incluir cáncer, diabetes, insuficiencia renal y propensión a las infecciones.
'Los resultados de este ensayo son muy alentadores --afirma el doctor Angus W. Thomson, catedrático de Inmunología y Cirugía en Pitt y miembro del Instituto de Trasplantes Thomas E. Starzl--. En estos momentos, estamos viendo pruebas preliminares de que esta intervención está modificando la respuesta inmunitaria del receptor de tal manera que podríamos reducir con seguridad -o incluso retirar- la inmunosupresión.
'Sería un servicio importante para la comunidad de trasplantes que los pacientes dejaran de depender indefinidamente de los inmunosupresores', subraya.
Dado que el hígado se regenera, las personas pueden donar una parte de su hígado a otra persona que lo necesite. Tanto la parte del hígado que queda en el donante como la que se da al receptor vuelven a crecer hasta convertirse en hígados de tamaño completo. Esto se denomina trasplante hepático de donante vivo (THDV).
Ensayo de fase 1
En un ensayo de fase 1, Thomson, en colaboración con el doctor Abhinav Humar, director clínico del Instituto de Trasplantes Starzl y jefe de la División de Trasplantes del UPMC, y el resto del equipo de investigación, inscribió a 15 pacientes que tenían programado un THDV para recibir también una infusión de células inmunitarias del donante y los comparó con 40 pacientes de THDV que no recibieron la infusión.
Varias semanas antes de la intervención quirúrgica, el equipo de investigación extrajo sangre de los donantes de los pacientes del ensayo y separó los monocitos, un tipo de glóbulo blanco. A continuación, indujeron a los monocitos a fabricar
células dendríticas reguladoras (DCregs), un tipo de célula inmunitaria que ayuda al resto del sistema inmunitario a distinguir los invasores extraños que deben ser eliminados de las partes del cuerpo que deben dejarse en paz.
Una semana antes del trasplante, las DCreg recién fabricadas se infundieron en los pacientes receptores. El trasplante se realizó con normalidad y los pacientes recibieron medicación inmunosupresora como si no hubieran recibido las DCregs.
El objetivo principal del ensayo era determinar la viabilidad y la seguridad. No hubo diferencias de seguridad entre los pacientes que recibieron la infusión de DCreg y los que recibieron los cuidados habituales. Además, era factible añadir la infusión de DCreg al flujo de trabajo clínico sin dejar de realizar el trasplante en el momento oportuno.
Pero los investigadores dieron un paso más y comprobaron si existían diferencias en la actividad inmunológica de los dos grupos de pacientes. Un año después del trasplante, descubrieron que los pacientes que recibieron la infusión de DCreg también presentaban una reducción de otras células inmunitarias que podrían indicar una reacción negativa al hígado trasplantado. En estudios con animales, esta reducción ha permitido a los investigadores retirar con éxito los inmunosupresores de los animales.
Curiosamente, las DCreg trasplantadas persistieron en los pacientes receptores sólo unos días. Pero durante ese tiempo,
fueron capaces de producir unas partículas diminutas llamadas exosomas que permiten a las células comunicarse mediante la transferencia de mensajes de una célula a otra, influyendo en diversos comportamientos celulares.
'Creemos que estos exosomas derivados del donante condicionan preventivamente al posible receptor del THDV para que considere seguras las células del donante --afirma Thomson--. Un año después del trasplante, los médicos determinarán qué pacientes pueden empezar a abandonar los inmunosupresores. Entonces el tiempo dirá si nuestro enfoque funciona'.
Thomson y su equipo continúan el seguimiento de los participantes en el ensayo y tienen previsto presentar más resultados dentro de un año.