Redacción/ E.P.- La falta de unidades del dolor en los hospitales españoles es una de las principales preocupaciones de la Sociedad Española del Dolor (SED). Su presidente, Manuel Rodríguez, asegura que "en muchos casos el hecho de que exista una consulta de dolor en un centro sanitario depende de que haya un médico interesado en este tema".
La consecuencia de ello se traduce en que el tiempo de espera para ser tratado de dolor crónico y aliviar los síntomas de esta afección supera los cuatro meses en algunos hospitales, como el Josep Trueta de Girona o el Valle d’Hebron de Barcelona, según ha informado la coordinadora de la Unidad del Dolor del primer centro sanitario, Carme Busquets.
Actualmente, la SED tiene censadas 94 unidades del dolor en los hospitales españoles. "Existe falta de personal porque la mayoría de quienes se dedican a ello son anestesistas y existe un déficit general de estos especialistas", aseguró el coordinador de la Unidad del Dolor del Valle d’Hebron, Carlos Barutell.
A pesar de ello, "la mitad de los enfermos que se atienden en la unidad de dolor de un hospital podrían ser tratados en la Atención Primaria", explicó Rodríguez, quien reclamó "más formación de los médicos de cabecera" en el tratamiento del dolor crónico. De hecho, la Sociedad Catalana del Dolor, presidida por el propio Carlos Barutell, ha hecho llegar a la consejera de Salud, Marina Geli, la necesidad de impulsar la formación de los médicos de Primaria a la hora de tratar a este tipo de enfermos.
Más de cuatro millones
de españoles con dolor crónico
Los expertos calculan que en España hay 4,5 millones de personas con dolor crónico. "La mayoría lo acepta como algo normal", aseguró Rodríguez, quien destacó que el 75,3 por ciento de los encuestados cree que soporta mejor el dolor gracias a las creencias religiosas, al hacer referencia a los resultados del estudio del dolor que anualmente realiza esta Sociedad Científica.
Otros datos del referido estudio indican que el 68,8 por ciento de estos enfermos considera que su dolencia perjudica su calidad de vida, el 43 por ciento sufre trastornos del sueño, el 36 por ciento padece depresión y el 58 por ciento considera que este dolor le ha afectado directamente sus relaciones familiares.
Más de la mitad de afectados por dolor crónico mayores de 65 años recibe analgésicos o antiinflamatorios no esteroideos. Sin embargo, Rodríguez advierte que "estos últimos fármacos se deben usar con precaución porque reducen el efecto de los medicamentos contra la hipertensión y la diabetes".
Precisamente, el mismo estudio destaca que el 60,6 por ciento de los participantes en la investigación era hipertenso, un 25 por ciento tenía el colesterol elevado y un 22,1 por ciento padecía diabetes.
Cambio de mentalidad
Estos expertos defendieron la necesidad de tratar a estos pacientes con opiáceos, como morfina si no responden a otros fármacos, una postura que no está exenta de polémica entre los especialistas.
Rodríguez ha asegurado, en este sentido, que sólo el 1 por ciento de las personas que sufren dolor crónico en España se trata con opiáceos potentes, cuando en otros países europeos su utilización es más elevada.
En el mismo sentido se expresó Barutell, quien apostó por "cambiar la mentalidad de algunos médicos, que mantienen que la administración de opiáceos puede provocar adicción y síndrome de la abstinencia en caso de interrumpir el tratamiento", lo que calificó de "falsos mitos".
Según Barutell, "con nuestros pacientes mantenemos dosis muy estables de estos fármacos y en cinco años de tratamiento no hemos detectado ningún caso de este tipo en el Hospital Valle d’Hebron de Barcelona", concluye.