Durante los últimos años en España, al igual que en otros países europeos, la seguridad del paciente se ha convertido en una de las estrategias prioritarias del Sistema Nacional de Salud (SNS) y por ello, los responsables sanitarios la han introducido en el Plan de Calidad para el SNS. En él se dejan claros cuáles son los objetivos y acciones concretas a llevar a cabo con las comunidades autónomas con la finalidad de promover nuevas sinergias en la implantación de políticas para la Seguridad que permitan mejorar la calidad de atención en todos los centros sanitarios.
En España, el Ministerio de Sanidad ha situado la seguridad de los pacientes como una prioridad para la legislatura. Durante los dos últimos años, más de 1.500 profesionales sanitarios han sido formados en esta materia. 'En el Estudio ENEAS, liderado por la Administración sanitaria, han participado más de 100 especialistas de diversos centros sanitarios y Universidades, revisando casi 6.000 historias clínicas de pacientes ingresados en un período de una semana, para lograr un diagnóstico de situación sobre los riesgos relacionados con la atención sanitaria. el estudio ha supuesto un hito para el conocimiento y abordaje de esta problemática', reconoce el especialista Joaquín Mañares, miembro de la Fundación Avedis Donabedian, especializada en este tema.
Los resultados del estudio indican que un 8,4 por ciento de los pacientes ingresados en los hospitales españoles presenta algún efecto adverso relacionado directamente con la asistencia sanitaria. Estos resultados son comparables a los encontrados en otros estudios similares realizados en Reino Unido, Francia, Dinamarca, Nueva Zelanda y Canadá, con lo que los hospitales públicos españoles se sitúan en este terreno en un rango similar al de algunos países más desarrollados del mundo.
'Estos datos muestran también que las actuaciones de mejora del SNS y la capacitación técnica de sus profesionales han logrado que España se posicione entre los de mayor preocupación por garantizar la seguridad clínica del paciente', reconoce Joaquín Mañares.
Una opinión esta también compartida por el jefe de Microbiología del Hospital vizcaíno de Basurto, Ramón Cisterna, miembro del equipo que trabaja en esta área en el Servicio Vasco de Salud-Osakidetza. 'Una cuarta parte de los problemas que se definen como efectos adversos tienen que ver con el tipo de enfermedad que padece el paciente y las otras tres cuartas partes son atribuibles al modo en el que se aplican los tratamientos, se llevan a cabo las pruebas diagnósticas o se organiza la atención sanitaria que recibe el enfermo'.
En opinión del doctor Cisterna, 'a pesar de los buenos datos que se registran en España 'en los hospitales del País Vasco la cifra es aún mejor' se comprueba por los distintos estudios que llevamos a cabo, que todavía existen oportunidades de mejora en este ámbito, por lo que es necesario seguir incidiendo en la necesidad de sensibilizar tanto a los profesionales sanitarios como a la propia población sobre la importancia de este problema. Si juntamos esfuerzos para abordarlo conseguiremos resultados aún más óptimos, aunque el riesgo cero es imposible', reconoce el especialista.
La seguridad de los pacientes es un tema emergente. 'Entre el 5-10 por ciento de personas que ingresan en hospitales de agudos de países desarrollados tienen infecciones. Infecciones que afectan a millones de habitantes cada año y sus causas son múltiples, teniendo que ver con la asistencia, los procesos, también con las limitaciones económicas y, por supuesto, por el comportamiento humano', reconoce el doctor Albert Jovell, presidente del Foro Español de Pacientes. Jovell considera necesario involucrar y comunicarse con pacientes y público en el desarrollo de servicios más seguros. 'Los enfermos son expertos en su estado y pueden ayudar a identificar riesgos y soluciones. si se les involucra en su propio cuidado y tratamiento todo irá mejor y la cultura de la seguridad se asentará', recalca.
En España, la cifra de pacientes que sufren efectos adversos se sitúa, según datos del Ministerio de Sanidad y Consumo, en un 8,4 por ciento, porcentaje alto, pero muy similar al de países como Francia, Canadá o Dinamarca. 'La media oscila entre las distintas comunidades autónomas, por lo general se acerca a la media europea, y en casos como en el País Vasco estamos muy por debajo, aunque hay que trabajar para reducir los posibles errores, negligencias o fallos técnicas que causen efectos adversos', subraya el doctor Ramón Cisterna, especialista que participa en los proyectos ya en marcha desde hace tiempo relativos a la seguridad de los pacientes en Osakidetza.
España está posicionada, según expertos, entre los países más preocupados por garantizar la seguridad clínica del paciente
Del amplio estudio ENEAS llevado a cabo por el Ministerio de Sanidad se desprende que las tres causas principales de efectos adversos en los hospitales están relacionadas con el uso de los medicamentos (37,4 por ciento), con las infecciones hospitalarias (25,3 por ciento) y con la aplicación de procedimientos quirúrgicos (25 por ciento), en particular si requieren anestesia. Estos efectos, además de perjudiciales para la salud del paciente, ocasionan un mayor gasto sanitario, ya que suponen ingresos hospitalarios adicionales, más días de estancia en el hospital y pruebas y tratamientos que se podrían haber evitado, al menos, en casi la mitad de los casos. 'De hecho, se estima que el 42,8 por ciento de los efectos adversos son evitables', explican desde la Fundación catalana Avedis Donabedian.
El impacto de los efectos adversos
En este estudio, el 45 por ciento de los efectos adversos se consideraron leves, el 39 moderados y el 16 graves. Con respecto al impacto de los mismos sobre el sistema sanitario, el 31,4 por ciento tuvieron como consecuencia un incremento de la estancia y en un 24,4 por ciento de los casos el efecto adverso condicionó un nuevo ingreso. 'La incidencia de fallecimientos en usuarios del sistema sanitario que presentaron efectos adversos fue del 4,4 por ciento, que es una de las cifras más bajas de todos los estudios llevados a cabo hasta ahora en otros países', asegura el microbiólogo Ramón Cisterna.
Con respecto al proceder de las CC.AA. 'Cataluña lleva ya tiempo con protocolos en esta materia' se han puesto en marcha iniciativas para asegurar la situación, tanto en aspectos de los medicamentos como de las intervenciones quirúrgicas y de las infecciones hospitalarias. 'La subdirección de Calidad de Osakidetza ha puesto en marcha un proyecto de seguridad asistencial para toda la red. Los servicios de las unidades de críticos, con la colaboración de Farmacia y de los Servicios Médicos, trabajan en el proceso de prescripción y dispensación farmacoterapéutica. El objetivo es la formación y seguridad y su divulgación', explican desde el Servicio Vasco de Salud.
La colaboración de Farmacia para evitar los llamados efectos adversos es clave, ya que muchos de ellos se deben al complejo manejo de los medicamentos. 'Intervienen distintos factores y personas: médico, enfermera, paciente, farmacéutico, auxiliar' un proceso en el que interactúan muchas personas y que, finalmente, hay que conseguir que se dé el medicamento correcto al paciente indicado en el momento idóneo. Lo que se persigue actualmente es buscar las líneas de trabajo que permitan asegurarmos que la medicación que recibe el paciente en cada momento es la que necesitaba', subraya Joaquín Mañares, de la Fundación Avedis Donabedian.
En el ámbito de la infección hospitalaria sucede lo mismo. 'Los virus son frecuentes en los centros y se sabe que una parte de estos episodios se puede evitar con una vigilancia extrema. La atención sanitaria se ha convertido en algo mucho más eficaz que hace muchos decenios, pero a la vez se ha tornado también en más complejo. Ya no se puede pensar que el enfermo sea atendido por un solo profesional, sino por un equipo. Esto conlleva que la coordinación tenga que estar muy bien establecida. Y en eso estamos trabajando para intentar mejorar esa coordinación, esa comunicación entre los distintos componentes del equipo, que de no darse puede derivar en problemas de seguridad', asevera Mañares.
La cifra de pacientes que en España sufren efectos adversos se sitúa en un 8,4 por ciento
En opinión de Albert Jovell especialista, a su vez, en salud pública y Medicina preventiva 'existen estrategias de prevención que reducen el problema, soluciones sencillas y fáciles de aplicar como la limpieza de manos y, por ello, debemos generalizar las herramientas. Además, es necesario incentivar a los hospitales con el reconocimiento público del esfuerzo que realizan. En el Plan Nacional de Calidad puesto en marcha por el Ministerio de Sanidad del Gobierno se impulsan varias líneas de actuación en materia de seguridad del paciente. Así, se trabaja en la promoción de esta cultura entre los profesionales y en el diseño de un sistema para la comunicación de incidentes adversos'.
Pacientes y médicos,
de la mano
En este sentido incide en señalar el doctor Jovell, 'los enfermos tienen mucho que enseñar y es necesario que trabajen juntos, profesionales y pacientes, para crear un sistema de salud justo y compartido. La cultura de la seguridad tampoco está instalada en éstos y es preciso que las campañas informativas lleguen también a ellos. Ha pasado a la historia situaciones que se producían hace años cuando a los pacientes no se les informaba de nada'.
Esta opinión también es compartida por los asesores de la Fundación Avedis Donabedian, quienes han asistido en los últimos años al nacimiento de la inquietud en España por la seguridad de los pacientes. 'Ha habido un gran número de profesionales, claves dentro de los sistemas sanitarios, que desde el principio tomaron conciencia de la problemática. otros están empezando el camino de elaboración de protocolos', apostilla Joaquín Mañares, mientras explica como el tema de la seguridad de los enfermos siempre ha preocupado a todos los sistemas sanitarios. 'Sin embargo, sólo a partir de 1999, cuando se publica en EE.UU. el libro 'Errores humanos', es cuando el tema comienza a impactar de pleno a la sociedad.
Estrategias y medidas sencillas, en marcha
La publicación del Estudio ENEAS supuso una herramienta de gran valor para la puesta en marcha de la estrategia para la mejora de la seguridad del paciente por parte del Ministerio de Sanidad y Consumo. 'Esta estrategia se está llevando a cabo en estrecha colaboración con las comunidades autónomas y las Sociedades Científicas, siguiendo las recomendaciones de los expertos y las directrices de las organizaciones internacionales', explica Mañares.
Entre los protocolos que los especialistas destacan como fundamentales se encuentra el de promover la cultura de la seguridad en todos los niveles de la atención sanitaria, con un enfoque de gestión proactiva, preventiva y de aprendizaje. También hacen hincapié en la necesidad de fomentar la elaboración de programas de educación para todo el personal de atención sanitaria afectado, incluidos los gestores, con el fin de mejorar la comprensión de los procesos de toma de decisiones'.
A veces, las medidas y soluciones a tomar son tan sencillas como eficaces. Valga como ejemplo que las autoridades sanitarias, así como todos los expertos involucrados en este tema, piden a los facultativos que se laven las manos con mayor frecuencia para prevenir el contagio de microorganismos a pacientes, ya que se estima que este lavado se produce la mitad de las veces consideradas necesarias. 'Éste es uno de los retos que se ha marcado la OMS y a cuya declaración se ha unido España'.
En una reciente conferencia internacional sobre seguridad de los pacientes celebrada el pasado mes de noviembre en Madrid, con la asistencia, además de la ministra de Sanidad, Elena Salgado, y de especialistas españoles e internacionales de todo el mundo en esta materia se destacó que 'la seguridad en la atención sanitaria, además de ser uno de los aspectos que más valoran los pacientes y sus familiares, adquiere una dimensión muy relevante para el sistema debido a los altos costes que provoca su deficiencia si no se promueve adecuadamente'.
En el encuentro internacional, el director de la Alianza Mundial para la Seguridad del Paciente de la OMS (Organización Mundial de la Salud), que fue ponente de excepción, señaló que 'para la OMS es muy importante ver lo que se está haciendo en España en este momento y comprobar como cientos de profesionales están aceptando el reto'. Este experto mundial destacó como uno de los más graves problemas de los sistemas sanitarios en la actualidad, las infecciones hospitalarias, justificando así la oportunidad de la campaña, 'Una atención limpia es una atención más segura'.
A través del Plan de Calidad, el Ministerio de Sanidad tiene previsto impulsar varias líneas de actuación en materia de seguridad del paciente
Los especialistas deben incidir en esta materia como prioritaria en todos los sistemas de salud que se precien. debe trabajarse desde el sistema pero con garantías, sin simplificar el papel del profesional, 'formarle en la competencia. O lo que es lo mismo, sistematizar el refuerzo del sistema y del individuo', apostilla el doctor Cisterna, al tiempo que se refiere a la imperiosa necesidad de que los pacientes se encuentren seguros de la atención que reciben. 'Además, conviene dejar bien claro que estudiar y protocolizar el tema de la seguridad de los pacientes no quiere decir que se desconfíe de los profesionales que estamos en esto, sino que se trata de alcanzar cotas mejores de seguridad, que con toda seguridad irán a favor de los pacientes. Y, por supuesto, no deben sentir ningún miedo cuando ingresan en un centro hospitalario porque estarán bien atendidos y aunque el riesgo de un efecto adverso existe, porque es consustancial a la práctica médica, tienen que saber que están en excelentes manos. Nuestra situación en España es de las mejores de Europa', en opinión del doctor Ramón Cisterna.
Consenso para valorar y distinguir los efectos adversos
Se considera efecto adverso todo accidente imprevisto e inesperado, recogido en la historia clínica del paciente, que ha causado lesión y/o incapacidad y/o prolongación de estancia en el hospital o muerte, y que se deriva de la asistencia sanitaria y no de la enfermedad de base del paciente.
Los profesionales que analizaron las historias clínicas durante el estudio ENEAS llegaron a un consenso básico sobre los criterios a seguir para poder valorar los casos confirmados como efectos adversos y diferenciarlos de los considerados incidentes. Se entiende por efectos adversos, entre otros: las infecciones de heridas quirúrgicas. la posible suspensión de la intervención quirúrgica programada. el abordaje del dolor que padece el paciente. la prescripción de fármacos contraindicados. la intolerancia a un fármaco o la administración del tratamiento. las úlceras por presión. los arrancamientos de sondajes por parte del propio paciente. así como los cambios de vías por donde se administra el suero en caso de dolor o extravasación del líquido fuera de la vena.