Redacción, Madrid.-Aunque en general benigna, la inocuidad de la gripe deja de parecerlo tanto si se tiene en cuenta que cada temporada acarrea la muerte de unos 3.000 españoles, una cifra similar a la que produjeron los accidentes de carretera (3.038, según estadísticas oficiales) durante el pasado año, según se apunta desde la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR).
La diferencia, no obstante, es que los accidentes de tráfico se llevan por delante a personas de todas las edades, mientras que la gripe suele resultar mortal tan solo en el caso de aquellas personas, habitualmente ancianas, que arrastran una dolencia crónica previa de especial consideración, entre las que destacan las de tipo cardíaco o respiratorio. Entre estas últimas, una de las más vulnerables al virus de la "influenza" es la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), motivada por el consumo prolongado de tabaco y que, según estimaciones de la SEPAR, afecta, en la actualidad, al 9 por ciento de los españoles mayores de 45 año y a uno de cada cuatro jubilados.
En tales casos, la infección lo que hace es complicar hasta tal punto la evolución de la enfermedad previa que provoca la muerte del paciente. La gripe no sería, pues, la primera causa del fallecimiento, aunque sí el detonante final que lleva a que se produzca.
De ahí que desde esta Sociedad Científica se insista cada otoño en la conveniencia de que los individuos en situaciones de riesgo, entre ellos los ancianos con EPOC, se vacunen para tener garantizado que pasarán el invierno incólumes al embate insidioso de la gripe.
Además de para preservar la salud, las medidas preventivas como la vacunación tienen, en el caso de la EPOC, un reflejo directo en la presión asistencial que sufre el sistema sanitario, y especialmente los servicios de neumología, durante el invierno. No en vano, los datos que maneja la SEPAR indican que en nuestro país es motivo de unos 10 millones de consultas al año en los sectores de atención primaria y especializada. "El 35 por ciento de los pacientes que vemos al año en nuestros servicios hospitalarios son bronquíticos crónicos o padecen enfisema, y en estas fechas son mucho más", agrega por su parte el jefe clínico de Neumología del Hospital Ramón y Cajal, doctor Esteban Pérez Rodríguez.
"La forma más grave de la bronquitis crónica se registra entre los grandes fumadores", comenta acto seguido este neumólogo, para quien la llamada tos del fumador, a pesar de que los adictos al tabaco se resistan a darla importancia, "debe ser considerada como uno de los primeros síntomas de bronquitis crónica."
A todos los afectados por este mal les aconseja acudir al médico ante la aparición de los primeros síntomas -básicamente, tos habitual y dificultad respiratoria ante el menor esfuerzo- y que sean conscientes de que la humedad, el frío y las infecciones típicas del invierno -como la gripe- puede suponerles una complicación de alcance imprevisible.