A veces, la vuelta al trabajo, con las reuniones y las presiones laborales, pueden resultar difíciles después de las vacaciones. Durante este momento de incorporación a la rutina se puede notar malestar general, falta de atención y una sensación de cansancio inexplicable, que se conoce como síndrome postvacacional, el cual dura alrededor de 2 o 3 semanas, según describen desde la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (
semFYC). Aunque los expertos explican que no se trata de un trastorno o un síndrome clínico, este estado anímico puede afectar al 15 % de adultos y entre el 5 % y el 8 % de menores de edad, según datos de la semFYC.
Debido a que pasamos más de un tercio de la vida en el puesto de trabajo, el
doctor Jacinto Valverde, internista y divulgador, explica: “una adaptación gradual es fundamental para afrontar el cambio de la mejor manera. Debemos procurar regresar de los viajes a casa antes de ingresar al trabajo nuevamente, de esta manera podemos acostumbrarnos progresivamente a la rutina del hogar y retomar los horarios habituales de sueño. Asimismo, al regresar a la oficina, podemos realizar una planificación de los deberes para hacer el trabajo más llevadero y organizado”. Además, se pueden seguir determinadas pautas de ejercicio, alimentación y suplementación para hacer más llevadera la vuelta a la oficina.
¿Qué pasa con los médicos?
Según especifica el doctor
Lorenzo Armenteros del Olmo, portavoz de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), “la vuelta de vacaciones siempre es un momento de incertidumbre de saber cómo vamos a tener la consulta”. Además, “todos aquellos pacientes que han sido vistos por otro médico, muchas veces necesitan que les vea el que ellos consideran su médico de referencia y con el que tienen más confianza, y un porcentaje de estos pacientes acudirán de nuevo para una nueva evaluación su médico habitual”.
“Los médicos somos igual que el resto de la población general o resto de trabajadores y lo que se produce al volver, tras un periodo de descanso, también nos influye. Sí que es cierto que, ya que somos nosotros los que nos enfrentamos a las situaciones de los pacientes, similares a las nuestras, intentamos que no nos afecte y poder ayudar a los demás en la medida de lo posible ante el incremento producido del periodo vacacional, pero podemos sufrir aquellas consecuencias como cualquier trabajador”, considera el especialista.
Vuelta de vacaciones con mucho trabajo
Armenteros del Olmo incide en que, “a los médicos les afecta sobre todo porque hay una mayor demanda y, en consecuencia, puede incrementar y llegar a un mayor nivel de estrés, y ansiedad para dar abasto esto que ocurre. Septiembre todavía se considera mes vacacional, con muchas ausencias de profesionales en los centros de salud, con escaso personal e incremento de demanda, lo que puede dar lugar a un cierto grado de ansiedad”. Por otro lado, declara, “es tan frecuente en los últimos años que ya estamos acostumbrados y no nos coge de sorpresa. De esta manera nos afecta relativamente menos.
Según su opinión, “no hay datos al respecto porque no interesa valorar cómo les afecta el trabajo a los médicos. Ninguna administración quiere hacerlo y menos cuando hay una participación dolorosa y culpable de las mismas que sufrimos los médicos. No quieren saber cómo nos afecta para mal aquello que ellos vienen provocando en los últimos años, con las diferentes actuaciones negativas que han tenido: falta de recursos humanos, económicos, mala planificación del verano, ausencias que no son cubiertas, etc.”.
Por su parte,
Marisa Valiente, médica de familia y coordinadora del grupo de trabajo de Salud Basada en las Emociones de la semFYC, especifica que 'las molestias -del síndrome postvacacional- pueden estar originadas simplemente por un cambio en la rutina diaria. El desajuste horario y el cambio en el ritmo diario y en las comidas y, sobre todo, en la actividad social pueden ser algunas de las causas que explican este malestar. Al igual que la pérdida de unos hábitos placenteros y la adquisición de otros que no nos hacen tanta gracia (madrugones, atascos…). De ahí la necesidad de adoptar una actitud positiva, procurando no recrearse excesivamente en la incomodidad de los primeros días de incorporación al trabajo'.
Síntomas físicos y psíquicos
Según la experta, los afectados de síndrome postvacacional presentan síntomas físicos como cansancio, falta de apetito, somnolencia o falta de concentración, dolores musculares o molestias en el estómago, y a nivel psicológico, también pueden presentar falta de interés, irritabilidad, nerviosismo, inquietud o tristeza. No hay que concederle demasiada importancia a las molestias que este síndrome provoca y que sólo deberían preocuparnos si persisten más de allá de las dos semanas.
Medidas
Valiente también enfatiza que, entre las medidas para corregir las alteraciones de carácter físico, se aconseja regular los horarios y el reloj biológico los días previos a iniciar el trabajo. Para ello, es preciso acostarse en los horarios habituales y ser prudentes con el tiempo dedicado a la siesta. Es importante dormir más horas los primeros días de incorporación al trabajo, con un horario bien regulado. Es bueno dejarse al menos dos días del final de las vacaciones como periodo de adaptación.
Cuando sea posible, es aconsejable regular progresivamente la intensidad de la actividad que se realiza en el trabajo. Es importante no pretender hacer en septiembre todo lo que se deja pendiente en julio ni centrarse demasiado en las molestias porque lo único que se consigue es generar una preocupación desmedida.
Como especifica, se suele asociar la idea o sensación de que las vacaciones son un estado absolutamente opuesto al periodo de trabajo y, por tanto, que uno es sinónimo de placer y el otro lo es de malestar y sufrimiento. Y, objetivamente, lo cierto es que hay un poco de todo en ambos casos. Se trata de un malestar propio de los primeros días. Es aconsejable planificar actividades gratificantes para los días laborales, blindando un tiempo para el ocio de forma regular a lo largo del año y especialmente en la incorporación al trabajo.
Por otra parte, si la persona ya tiene los síntomas, debe tener en cuenta que no es el mejor momento para tomar decisiones importantes sobre su futuro laboral.
Consultar si los síntomas persisten
Por último, los médicos de familia aconsejan no tomar ningún medicamento, pero sí acudir a la consulta si los síntomas persisten más de dos semanas para descartar que no se trata de un problema de otra naturaleza.