1. Cambio duradero del estado de

ánimo.

2. Desinterés por las actividades

diarias.

3. Pérdida de vitalidad y aumento

del cansancio.

4. Alteraciones del apetito o del

peso.

5. Trastornos del sueño.

6. Irritabilidad, intranquilidad y

agresividad.

7. Problemas de sociabilidad como

fobia escolar, falta de atención o

pérdida de autoestima.

8. Conductas de riesgo, entre las

que se encuentran propensión a

sufrir accidentes, faltar al colegio,

mentir o robar.

9. Dolores de cabeza o dolores abdominales.

10. Ideas de muerte recurrentes.

11. En el caso de los adolescentes, se materializa

también en ideas suicidas, abuso

de tóxicos y huídas de casa.

* Estos son sólo algunos de los síntomas que pueden

darse. Entre ellos, los tres primeros son los

más relevantes, en especial el cambio de humor

de forma repentina. Sin embargo, para que exista

riesgo de suicidio se ha de mantener una sintomatología

como la referida más de dos semanas.

FUENTE: Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria.