El último informe de la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (SESPAS) sobre 'La salud pública desde la perspectiva de género y clase social', ha hecho sonar, sin duda, la alarma sobre la situación actual de las desigualdades en nuestro sistema sanitario, al poner encima de la mesa nuevos datos sobre una problemática que, ante tal cúmulo de evidencias, los distintos responsables políticos no tendrán más remedio que comenzar a abordar, si bien es cierto, como reconocían los autores del estudio, que 'el conocimiento adquirido en las últimas décadas sobre la existencia de desigualdades sociales en materia de salud en nuestro país no se ha reflejado en cambios en la política sanitaria'.
Desde distintos sectores se ha corroborado la existencia de factores sociales que establecen diferencias 'injustas' y 'evitables' entre la salud de hombres y mujeres.
Una de las principales conclusiones extraídas del referido estudio es que las mujeres españolas reciben, por lo general, una peor asistencia que los hombres, tanto en la etapa del diagnóstico como durante el tratamiento, sin olvidar que han sido tradicionalmente marginadas en los ensayos clínicos. Esta situación se asienta, según los autores del informe de SESPAS, en dos ejes fundamentales: la desigualdad según el género y la generada por el nivel socioeconómico, dos dimensiones que aparecen muy ligadas con demasiada frecuencia y que deberían tenerse en cuenta de forma simultánea, como ya está comenzando a ocurrir a través de estudios que analizan el impacto sobre la salud de los roles que desempeñan las mujeres y cómo varía su repercusión en función de la posición socioeconómica y de la privación material de la mujer.
Para algunos de los expertos participantes en dicho informe como Carme Borrell, de la Agencia de Salut Pública de Barcelona, María del Mar García Calvente, de la Escuela Andaluza de Salud Pública, y José V. Martí-Boscà, de la Dirección General de Salud Pública de la Generalitat Valenciana, hay que partir de que 'la salud de las mujeres es diferente a la de los hombres y también desigual'. A juicio de los investigadores, es 'diferente porque existen factores de tipo biológico que tienen distintas implicaciones en la salud' y 'desigual, porque hay factores sociales que establecen diferencias injustas y evitables entre la salud de hombres y mujeres'.
Desde el punto de vista biológico, dichos géneros tienen distintos aparatos genitourinarios, y mantienen también diferencias genéticas, hormonales y metabólicas que 'desempeñan un papel en la morbilidad y mortalidad diferenciales entre hombres y mujeres', como por ejemplo, las influencias hormonales, en ellas, sobre la osteoporosis y las fracturas, el cáncer de mama o las enfermedades relacionadas con el embarazo y el parto.
La OMS adquirió, en 2001, el compromiso de utilizar indicaciones sensibles a cada género para identificar diferencias que puedan existir en áreas específicas para la salud.
No obstante, y además de esas diferencias biológicas, estos expertos consideran 'esencial' el estudio de los determinantes sociales 'para entender las desigualdades sociales en salud según el género'. 'Así, se ha puesto de manifiesto que, a pesar de tener una esperanza de vida más larga, las mujeres suelen presentar un estado de salud peor que el de los hombres'.
El informe en cuestión pone de relieve, además, otras diferencias de género que lastran a las féminas, como una menor tasa de actividad laboral, mayor desempleo y trabajo temporal, y un menor acceso a puestos directivos e, incluso, invierten más del doble de tiempo en las tareas del hogar frente a los hombres. Son, asimismo, las principales cuidadoras de las personas mayores (65 por ciento), o con discapacidad (75 por ciento). En consecuencia, ellas aseguran percibir un 'peor estado de salud', que se incrementa a medida que el nivel socioeconómico es inferior. 'Estos factores también repercuten en la salud', tal como indicó Carme Borrell en el transcurso de la presentación del informe.
Medidas
La propia ministra de Sanidad, Elena Salgado, destacó, tras conocer los resultados de este estudio, la necesidad de llevar a cabo actuaciones 'responsables' en esta materia, para lo que estimó necesario la recopilación del mayor número de datos posibles. 'Para Sanidad es fundamental el conocimiento de todos los datos y opiniones que se puedan aportar desde entidades como, por ejemplo, la SESPAS, ya que la solvencia, la información contrastada, y los análisis sólidos son las mejores bases para tomar decisiones con responsabilidad'.
En relación al tema, el pasado mes de julio, el Gobierno aprovechó una respuesta parlamentaria a la diputada del Bloque Nacionalista Galego (BNG) Olaia Fernández para concretar su postura al respecto. En su respuesta a la parlamentaria, el Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero entiende que 'es cierto que el enfoque de género aportará información teórica útil para el estudio de la variabilidad de la práctica clínica', así como que 'posiblemente, el patrón epidemiológico de las mujeres está cambiando, porque también la vida de éstas ha cambiado'.
Acto seguido, el Ejecutivo recordaba que en la Declaración de Madrid de la Organización Mundial de la Salud (OMS), firmada en 2001, tanto el organismo internacional como los Estados miembros se comprometieron a utilizar indicadores sensibles al género, y destaca que esta información desagregada por sexo 'servirá para identificar las diferencias que puedan existir en áreas específicas para la salud, y ayudará a comprender si las diferencias de salud entre mujeres y hombres se deben a la desigualdad o a la falta de equidad de género'.
En lo que se refiere a la actuación del Ministerio de Sanidad, los responsables de la Administración indicaban que la información que se recoja al respecto sobre el sistema sanitario por parte del Instituto de Información Sanitaria 'será analizada sistemáticamente, desde el punto de vista del género, a fin de disponer de datos suficientes para valorar las posibles situaciones de discriminación por este motivo'. En cualquier caso, aseguró que, teniendo en cuenta que las encuestas revelan que la morbilidad es mayor en mujeres con riesgos específicos, el Ministerio de Sanidad va a promover la incorporación de la perspectiva de género a los problemas de salud'.
El Observatorio de la Mujer
No obstante, hay que destacar que la preocupación por las desigualdades de género en la asistencia no es nueva, y de hecho la compartía también el Ejecutivo del Partido Popular, una de cuyas últimas decisiones fue aprobar, en el consejo de ministros del pasado 5 de marzo, la creación de un 'Observatorio de la Mujer' configurado como una comisión para coordinar la actuación de los diferentes órganos administrativos implicados a fin de combatir las desigualdades de género en el ámbito de la salud.
Lo que llevó, en su momento, al Gobierno Popular a poner en marcha una iniciativa de ese tipo fue la 'evidencia científica' de que existen diferencias en los factores que determinan la salud de hombres y mujeres, lo que se traduce en 'distintas necesidades y servicios sanitarios. Entre las funciones de este órgano, que el PP no pudo poner a funcionar por su derrota en las urnas el 14 de marzo, está la de recabar y difundir información sobre las causas y dimensiones de las desigualdades de género y procedimientos para solucionarlas. promocionar el debate social sobre la eliminación de las diferencias de género en salud. elaborar estudios, y promocionar actividades de formación e investigación.
Para la ex ministra, Ana Pastor, 'sin un adecuado enfoque de género no se podrán alcanzar los objetivos de igualdad y equidad entre hombres y mujeres, diferencia ya de por sí existente como consecuencia de factores biológicos y otros muchos'.
Posteriormente, el Gobierno socialista decidió dar un nuevo impulso a las políticas destinadas a paliar las desigualdades en el ámbito de la salud mediante la firma, el pasado 29 de julio, de un convenio entre el Ministerio de Sanidad y el Instituto de la Mujer que, entre otras medidas, supondrá la constitución efectiva del Observatorio de la Mujer para impulsar los programas de promoción de la salud entre las mujeres.
En virtud del convenio, suscrito por Elena Salgado y por la secretaria general de Políticas de Igualdad del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, Soledad Murillo, ambos Departamentos llevarán a cabo acciones conjuntas para promocionar la salud, prevenir las enfermedades y promover estilos de vida más saludables entre las mujeres, con el objetivo de fondo de luchar contra 'las desigualdades en el campo de la salud que siguen existiendo en nuestro país entre géneros'.
Tras el acto de la firma, Salgado puso de manifiesto la necesidad de reducir esas diferencias de salud mediante el fomento de políticas de prevención que permitan a las mujeres mejorar su nivel de salud y su calidad de vida. A su juicio, 'los hábitos culturales y los estilos de vida provocan en pleno siglo XXI no pocas desigualdades en salud', por lo que hay que 'seguir avanzando en el abordaje del género como determinante esencial de la salud, tal como se está promoviendo desde la Organización Mundial de la Salud y otros organismos internacionales'.
El convenio supone el punto de partida para el Observatorio de la Mujer, que dependiente de la Agencia de Calidad del Ministerio de Sanidad, supondrá 'el comienzo efectivo de las nuevas acciones', según el Ejecutivo.
A la hora de abordar estas políticas, desde Sanidad se recuerda que, pese a representar el 51 por ciento de la población y pese a tener una esperanza de vida mayor que los hombres, esto no significa que disfruten de mejores condiciones de vida y de salud. 'La respuesta a este hecho se haya no tanto en los factores biológicos como en las circunstancias socioeconómicas, psicológicas, culturales y de todo tipo 'de género, por tanto' que rodean a la mujer', indica el Ministerio. Para apoyar esta evidencia, Sanidad recuerda que las mujeres tienden a manifestar una peor percepción de su estado de salud que los hombres, de forma que un 64 por ciento de ellas consideran que su salud es buena, frente a un 75 por ciento de los hombres.
El convenio incluye también intervenciones concretas en cáncer de mama, VIH/sida, tabaquismo y violencia doméstica, tanto en lo que se refiere a estrategias de prevención y tratamiento, como al fomento de la investigación de los problemas de salud de las mujeres y la divulgación de los mismos.
El papel de la prevención
La principal causa del cáncer de mama, una patología casi exclusiva de mujeres cuya prevalencia está aumentando día a día, es el tabaquismo, que también está creciendo especialmente entre las mujeres españolas, sobre todo entre las más jóvenes. En concreto, el 33,1 por ciento de las mujeres entre 14 y 18 años fuman, frente al 24,2 por ciento de los varones de la misma franja de edad.
Por este motivo, se han incluido en el citado convenio acciones tendentes a poner coto a esta problemática, acciones basadas en la sensibilización y prevención específicas para el colectivo femenino que el Gobierno quiere que se traduzcan en la puesta en marcha de 'un programa de abordaje integral frente al hábito de fumar entre las mujeres'.
En consecuencia, el Ejecutivo socialista ha acordado, entre otras actuaciones, la creación de un grupo de trabajo, integrado por responsables y técnicos de ambos organismos, para impulsar, coordinar y evaluar las actuaciones previstas. la realización de un estudio sobre el consumo de tabaco en las mujeres, su motivación en el inicio y en la consolidación del hábito, y su actitud ante el abandono del hábito. la confección de otro estudio sobre los efectos de la publicidad. y el desarrollo de las actuaciones para contribuir desde la óptica de género al movimiento internacional de lucha frente al tabaco.
Por otro lado, y en el marco del mismo acuerdo, el Ejecutivo intentará dar un 'enfoque de género' a los programas de prevención del VIH/sida, potenciando las reuniones mixtas entre representantes del Plan Nacional sobre el Sida y el Instituto de la Mujer, que tendrán que elaborar un protocolo sobre prevención de la transmisión heterosexual del virus para impulsar medidas de tipo preventivo.
Se tratará, asimismo, de informar y formar al personal sanitario de los servicios de planificación familiar y de los centros de Atención Primaria sobre las necesidades específicas de prevención y atención de las mujeres, así como de impulsar la divulgación personalizada de la Guía 'Mujer y Sida', editada por el Instituto de la Mujer y el Plan Nacional sobre el Sida, así como de otros materiales de apoyo dirigidos a la prevención específica de las mujeres.
La propia ministra Salgado justificó estas intervenciones por la 'preocupante progresión' de la transmisión heterosexual del VIH/sida en los últimos años, y que ha afectado relativamente más a las mujeres. De hecho, según datos de Sanidad, el 49,4 por ciento de los nuevos casos de sida notificados en 2003 en mujeres fueron por vía heterosexual.
Mientras, la Organización Mundial de la Salud (OMS) hizo también hincapié recientemente en que las desigualdades de género de índole económica, social y cultural contribuyen a aumentar la proporción de mujeres infectadas por el VIH y, coincidiendo con la celebración del Día Internacional de la Mujer Trabajadora, señaló la necesidad de corregir 'las desigualdades que persisten' entre géneros para compartir la epidemia mundial de sida.
'Las mujeres presentan una vulnerabilidad al sida desproporcionada en relación con los hombres y, actualmente, representan la mayoría de los 40 millones de casos de esta enfermedad que se contabilizan en todo el mundo', destacó entonces el presidente de ONUSIDA, Peter Piot.
El máximo responsable de ONUSIDA afirmó, además, que esta enfermedad se ceba en las mujeres, y especialmente en las niñas, que 'son incapaces de tomar medidas de protección en relaciones sexuales de riesgo'. Esta 'vulnerabilidad' se debe, según este organismo internacional, a la falta de conocimientos adecuados sobre la prevención de esta patología, a un acceso insuficiente a los servicios sanitarios y sociales y, especialmente, a los abusos sexuales de que son objeto las mujeres en muchas partes del mundo.
En concreto, según la OMS, las mujeres son más vulnerables a la infección por VIH hasta el punto de que la transmisión del sida de hombres a mujeres es el doble de probable que los contagios a la inversa. 'Dos millones de mujeres en todo el mundo están abocadas a enfrentarse a duras condiciones de vida. El sida las obliga a permanecer en un arresto mortal', destacó Piot.
Intervención en cáncer de mama
Por otro lado, otras medidas incluidas en el convenio firmado por Sanidad serán la puesta en marcha de un programa de prevención de embarazos no deseados, así como de actividades coordinadas entre la Secretaría del Plan Nacional sobre el Sida y el Instituto de la Mujer para la celebración del Día Mundial del Sida 2004, que este año tiene como lema 'Las mujeres, las niñas, el VIH y el sida'.
Asimismo, en lo que respecta a las mujeres que padecen cáncer de mama y ginecológico, Sanidad tiene previsto confeccionar un programa de intervención psicosocial para mejorar la calidad de vida de estas pacientes con el fin de ayudarlas a afrontar el diagnóstico y a mantener 'una actitud positiva ante la enfermedad y las nuevas condiciones de vida derivadas de ella'. Se trata, también, de sensibilizar a los profesionales de Atención Primaria y Especializada y elaborar documentos de trabajo para estos profesionales, con el objetivo de integrar una visión psicosocial en su trabajo.
Otro de los aspectos en los que se suele incidir a la hora de hablar de la problemática específica de las mujeres es la violencia de género, un fenómeno que tiene, en opinión del actual Gobierno, 'una importante vertiente sanitaria' y constituye, además 'un serio problema de salud pública'. En este contexto, el convenio firmado por Sanidad y el Instituto de la Mujer persigue también sensibilizar a los profesionales de la Sanidad frente a este problema, para ayudarles a detectarlo precozmente y a mejorar la atención a las víctimas. Para ello, se impartirán cursos formativos para los profesionales de la salud que tendrán como objetivo mejorar la detección de los malos tratos y la calidad de la intervención en los casos de violencia contra las mujeres.
En definitiva, para la actual titular de Sanidad y Consumo, tan sólo 'el abordaje de medidas sencillas, como la inclusión de la variable sexo, aumenta la eficacia y el impacto de las intervenciones sobre la salud y contribuye a la equidad, en esta parcela, entre mujeres y hombres'.
La conciliación entre vida familiar y laboral
Sin embargo, uno de los aspectos que más pueden influir a la hora de marcar diferencias de salud entre hombres y mujeres es, como pone de relieve el informe SESPAS, la necesidad que tienen muchas mujeres de conciliar la vida familiar, de las que muchas veces son el pilar fundamental, y su carrera profesional, un reto que, según explica la doctora Lucía Artacoz, de la Agencia de Salud Pública de Barcelona, 'puede desencadenar efectos negativos en aquéllas que se ven sometidas a una sobrecarga de trabajo y con peores condiciones'.
Por otra parte, Artacoz, a su vez, miembro del Grupo de Género y Salud Pública de SESPAS, en un reciente coloquio organizado por la Asociación Nacional de Informadores en Salud (ANIS), estimaba que 'habría que fomentar políticas de salud laboral, pero no desde una óptica masculina, como las que se están llevando a cabo en la actualidad'. Además, esta experta apostó por facilitar la conciliación de la vida laboral.
La doctora Artacoz destacó que, según los resultados de la III Encuesta Europea de Condiciones de Trabajo, las mujeres se ven sometidas a un trabajo más monótono y exigente, sufren un mayor acoso sexual y moral, un menor salario y se enfrentan a peores perspectivas de promoción que los hombres. 'Estos riesgos psicosociales están relacionados con un gran abanico de trastornos en la mujer, que van desde la depresión hasta los eventos cardiovasculares', explicó.
Por si fuera poco, esta experta manifestó que en España no se tienen en cuenta estos factores, pese a ser de obligado cumplimiento por la legislación actual y a diferencia de lo que ocurre actualmente en otros países de la Unión Europea.
Por otro lado, Artacoz reseñó que la falta de tiempo y la sobrecarga de trabajo se asocian a un número insuficiente de horas de sueño y poco ejercicio físico, lo que hace crecer los hábitos de vida no saludables en este colectivo.
Recientemente, se ha puesto en marcha el Observatorio de la Mujer dependiente de la Agencia de Calidad del Ministerio de Sanidad.
No hay que olvidar tampoco, según esta experta, que en España las mujeres se enfrentan a una tasa de paro muy elevada, no como ocurre en otros países europeos. De hecho, el 57 por ciento de los parados en España son mujeres, lo que constituye una de las causas que más influyen en el mal estado de salud mental en las mujeres, sobre todo en las solteras, que supusieron el 37 por ciento del total de las paradas durante 2003, eso sin olvidar que éstas suelen ocupar menos cargos de responsabilidad, y tienen salarios más bajos que los hombres.
Según los resultados de varias investigaciones, las mujeres tienen que acabar, finalmente, recurriendo a los padres o suegros para cuidar a los niños, así como la contratación de trabajadoras domésticas, lo que no deja de ser una paradoja pues este último colectivo profesional es el que ostenta los 'peores indicadores de salud'.
Los profesionales se quejan de que desigualdades sociales en materia de salud, evidentes en los últimos años, no han repercutido en cambios en la política sanitaria
En definitiva, para un importante número de expertos, ha llegado el momento de que, de una vez por todas, los responsables políticos de las diferentes Administraciones implicadas se decidan a poner en marcha medidas realmente efectivas que permitan acabar con una situación de desigualdad que no admite justificación en la actualidad, y menos en una sociedad desarrollada como es hoy la española.