El verano, sinónimo para muchos de calor, playa, descanso y desplazamientos, puede convertirse también en un período en el que proliferan las denominadas enfermedades estivales provocadas por factores ambientales desencadenantes que los individuos no suelen padecer fuera de la estación estival. Esta situación da lugar…
El verano, sinónimo para muchos de calor, playa, descanso y desplazamientos, puede convertirse también en un período en el que proliferan las denominadas enfermedades estivales provocadas por factores ambientales desencadenantes que los individuos no suelen padecer fuera de la estación estival. Esta situación da lugar a una aún más compleja y costosa situación que es la masificación de las consultas de los centros de salud, lo que ocasiona problemas y deficiencias en la atención médica y presión asistencial para los facultativos.
Durante el período estival resulta más difícil el reclutamiento de personal sanitario dispuesto a hacer sustituciones
La principal dificultad con la que se encuentran los profesionales que trabajan en estas unidades asistenciales durante la etapa estival es la falta de personal para llevar a cabo las sustituciones o las guardias. 'Los cambios poblacionales en las zonas costeras y la escasez de personal médico por una nula implementación de las plantillas provoca que en estas áreas se dé una realidad diferente a la que viven en otras épocas del año', explica Ramón Morera i Castell, presidente de la Sociedad Catalana de Medicina Familiar y Comunitaria (SCMFiC)y médico de Atención Primaria del Servicio de Urgencias en el Centro de Salud de San Ildefonso en Cornellà de Llobregat (Barcelona). 'Se produce una distorsión en el funcionamiento diario de los centros que al no atajarse con el tiempo suficiente durante esos meses se convierte en un problema de difícil solución', agrega.
Lo cierto es que durante el verano es más complicado encontrar personal sanitario dispuesto a hacer las sustituciones de los médicos fijos, las consultas aumentan y las plantillas están muy limitadas. Según declara Morera, el excedente de facultativos que había hace algunos años se ha frenado con la racionalización de las Facultades de Medicina de las diferentes Universidades nacionales y, sobre todo, por el ajuste que se ha llevado a cabo en el número de profesionales de Atención Primaria. El creciente incremento de pacientes desplazados también está ayudando a cambiar el panorama en los lugares sanitarios de las zonas costeras.
Saturación del sistema
Para Emilio García Criado, vocal nacional de Investigación de la Sociedad Española de Medicina Rural y Generalista (Semergen) y médico de Atención Primaria del Centro de Salud de El Carpio (Córdoba), el problema se agrava porque a la escasez de personal de sustitución se añade que tampoco hay refuerzos médicos en plantilla lo que está generando una saturación del sistema. 'Como no van a ser contratados, hay muchos facultativos jóvenes que ante ofertas de dos meses, con exceso de trabajo y sueldo mísero no quieren aceptar esos empleos porque prefieren dedicar el verano a preparar el MIR. Además, la capacidad adquisitiva de la sociedad actual no obliga a tener que coger cualquier oferta sino a buscar una estabilidad laboral', argumenta.
Según este facultativo, la solución pasaría por incrementar las plantillas durante el estío, demanda elevada a las Administraciones central y autonómicas desde hace años, y dotar al sistema de medidas suficientes para abordar una situación que se repite año tras año. 'La contratación de plantillas de refuerzo es una batalla que podría equipararse a la del aumento del tiempo de las consultas a diez minutos para poder, al menos, orientar a los pacientes sobre sus dolencias', indica García Criado quien manifiesta que si en Andalucía la presión asistencial diaria es alta, durante el verano se cuadruplica. Otras autonomías que también padecen con frecuencia esa masificación temporal de las consultas de los médicos de cabecera son Baleares, Canarias, Cataluña, Murcia y Valencia.
Las infecciones gastrointestinales figuran a la cabeza de las principales patologías estivales, según coinciden en señalar las fuentes consultadas
Pedro Cañones, secretario de la Sociedad Española de Medicina General (Semg) también apunta que no se entiende cómo ante una situación que se repite año tras año no se encuentren soluciones para prevenirla, 'y se deja todos los años que se produzcan desbordamientos de las consultas y después haya quejas y lamentaciones. Si se sabe que ocurre y se repite vamos a detenerlo', manifiesta.
Pese a que este panorama mejora un poco cada año, García Criado sostiene que las dotaciones médicas durante el verano no llegan al nivel adecuado por lo que se mantiene una Sanidad deficitaria. De una opinión menos tajante se muestra el secretario general de la Organización Médica Colegial, Juan José Rodríguez Sendín, para quien estos aumentos no son tan significativos excepto cuando se producen enfermedades que se propagan por una zona afectando a un elevado número de personas, es decir, epidemias o similares. 'Es cierto que la población se redistribuye y las zonas costeras sufren un incremento de posibles futuros enfermos, pero no es una constante que logre desbordar las consultas a menos que se produzca una epidemia o un brote endémico como pueden ser las intoxicaciones alimentarias', señala el representante del Consejo de Colegios Médicos.
El paciente 'viajero'
En los tiempos que corren no es nada infrecuente ni fuera de lo habitual que el propio viajero sea ya de por sí un 'paciente'. Hipercolesterolemia, hipertensión arterial, diabetes, síndrome broncoespástico (en forma de asma bronquial primaria o de reacción espástica sobreañadida, por ejemplo, a una enfermedad pulmonar obstructiva crónica) son lo suficientemente frecuentes en personas que viajan de un punto a otro del planeta, sin que quepa la menor duda de que éstas llevarán consigo la medicación que habitualmente están tomando.
Pero puede suceder que la maleta se extravíe o que la medicación se agote, mientras que el tratamiento debe continuar. Una primera precaución es no llevar nunca la medicación en el equipaje que se factura, sino en el de mano.
Pero, incluso en esta situación, nos podemos encontrar con que la legislación sanitaria, en ciertos países, restringe la importación de medicamentos, a menos que se demuestre su uso personal. Por este motivo, es conveniente que, antes de la partida, el médico extienda un informe sucinto en el que se especifiquen el diagnóstico o diagnósticos y la medicación.
Como últimas puntualizaciones cabe señalar, en primer lugar, que es prudente que ese informe esté redactado en inglés o que se traduzca a ese idioma. Dicho idioma es hoy la 'lingua franca' en todo el mundo, mientras que el español, pese a su difusión, resulta ininteligible en algunas zonas. En segundo lugar, además, no debe señalarse la medicación a tomar empleando los nombres comerciales de los medicamentos. Estos nombres pueden ser muy distintos en otros países, y dar lugar a confusión. Por lo tanto, el tratamiento farmacológico debe especificarse empleando los nombres genéricos. La última es que determinados fármacos pueden no existir en el país de destino, lo que hace aconsejable llevar una reserva.
M.A.R.
'En cualquier caso 'añade', lo que sí es cierto es que la percepción habitual es la de que no hay médicos suficientes y las soluciones suelen venir dadas cuando los centros de salud están demasiado saturados, y como, además, se dan divergencias estructurales organizativas se alcanzan situaciones de presión asistencial que para el profesional suelen ser insoportables'.
Principales dolencias
La masificación de estas consultas y el aumento de pacientes veraniegos choca con la notable disminución que se registra en el gasto farmacéutico durante los meses estivales. La respuesta, según Morera, se encuentra en que la mayoría de las patologías que se localizan entre julio y agosto se resuelven sin la necesidad de tener que acudir a una terapia farmacológica. 'Consejos médicos, cambios en los hábitos de vida, y mejora en las dietas son los principales tratamientos que se tienden a prescribir a los enfermos que acuden a los centros de salud de las zonas de playa', dice.
Entre las principales dolencias que se anotan en los registros de estas áreas, consideradas menores, destacan la ingestión de frutas de temporada, las picaduras de insectos o pequeños animales marinos como las medusas, el polen de plantas y flores típicas, el efecto de algunos hongos, las exposiciones prolongadas al sol y una mala alimentación generalizada. Éstas constituyen las principales causas por las que los ciudadanos se ven obligados a acudir a las consultas médicas.
Todos los facultativos consultados coinciden en señalar que las infecciones gastrointestinales se llevan la palma como patología estival. Las elevadas temperaturas y las malas condiciones de conservación de la cadena del frío de algunos establecimientos provocan problemas digestivos. Además, las bacterias presentes en el suelo, agua y aire crecen con más rapidez con el calor y la humedad, lo que unido, en algunos casos, una menor higiene es motivo de muchas intoxicaciones alimentarias. 'Las gastroenteritis suelen venir asociadas a diarreas en las que las únicas terapias aplicables se reducen a dietas blandas y determinados consejos médicos', subraya el máximo responsable de la Sociedad Catalana de Medicina Familiar y Comunitaria.
Síncopes y melanomas
Los problemas con el sol constituyen una batalla que, a juicio de los expertos, sigue aumentando cada año. 'Es increíble que después de que se propagan cada año campañas de prevención contra el melanoma y los perjuicios que ocasionan las exposiciones prolongadas al sol, seguimos encontrándonos en las consultas con quemaduras de segundo y tercer grado que asustan. La gente se pone frente al sol durante horas y horas cuando éste más calienta, y lo peor de todo, sin ningún tipo de protección. Hacen verdaderas barbaridades', apunta el doctor García Criado. Estas quemaduras solares vienen acompañadas de fiebre alta, ampollas, escalofríos, urticarias, psoriasis... sin olvidar la predisposición a degenerar en un cáncer de piel (epidermoide, basocelular o melanoma) que preocupan en gran medida a la clase médica.
Pedro Cañones añade que los golpes de calor también son causa de
trastornos que originan una disminución de la tensión arterial del organismo, cansancio, astenia, hinchazones de piernas, patologías circulatorias periféricas e insomnio, y son frecuentes los síncopes y las lipotimias porque 'existe una grave falta en la educación sanitaria de la población y aunque conocen que hay que beber más líquidos, cuidar la alimentación y las exposiciones al sol, y hacer ejercicio, son pocos los ciudadanos que lo llevan a la práctica', asegura. El doctor García Criado anota al respecto que el calor de estos meses también hace que el organismo siga un ritmo más lento que repercute en el funcionamiento diario de las personas, lo que unido a que se duerme menos, también por las elevadas temperaturas, hacen que las defensas bajen en muchas personas y exista una mayor predisposición a las infecciones. 'En estos casos, la gente acude a las vitaminas, pero así no se soluciona el problema, y no hay que olvidar que el calor, por una u otra causa, no hay año que no se cobre alguna vida', sentencia.
El representante de Semergen indica que en el caso de las zonas del interior, la prevalencia de las dolencias en invierno y en verano con el denominado turismo rural no es muy diferente, 'incluso, 'matiza- en los meses estivales se reducen las alergias primaverales y mejoran las enfermedades respiratorias porque los ambientes están más calmados y con menos alteraciones a partir del mes de junio'.
Otras dolencias menores con las que se encuentran los profesionales de la Medicina en estas épocas son las faringitis provocadas por los aires acondicionados y los cambios bruscos de temperatura, los rebrotes víricos, las denominadas gripes estomacales, mialgias o fiebres. En el caso de los menores, son más frecuentes los accidentes y ahogamientos al tener más tiempo libre en escenarios que no le son habituales como es el campo, el mar o las piscinas, principalmente, subrayan los especialistas que también cuentan con aquellos enfermos crónicos que olvidan su medicación y han de acudir a engrosar la lista de las consultas del lugar donde veranean.
La grave falta de educación sanitaria entre la mayoría de la población se hace sentir especialmente durante la etapa estival, en opinión de expertos
Las enfermedades del viajero
Muchas de las personas que viajan a otros países también configuran las listas de víctimas del verano al contraer enfermedades que, en condiciones más habituales, les serían ajenas. El verano es una época que invita a realizar estos viajes lo que provoca un incremento de este tipo de enfermedades. Las principales dolencias que se enmarcan en este campo son las causadas por agentes biológicos, virus, bacterias o parásitos, que suponen el 80 por ciento de las patologías adquiridas o manifestadas durante un viaje. No obstante, tampoco hay que olvidar que en determinadas zonas se dan patologías que se podrían pensar olvidadas como es el caso de la rabia que es endémica en los bosques de Europa Central y los lagos de agua clara de los Alpes que pueden plantear problemas por los drenajes de explotaciones ganaderas o e los pastos vecinos.
Entre las enfermedades más frecuentes con las que se puede encontrar un viajero, cuyos síntomas pueden empezar a manifestar a la vuelta a su vida habitual, se pueden destacan las siguientes. La amebiasis, dolencia que pese a que se asocia a regiones con bajo nivel de higiene puede manifestarse en otras zonas. Su manifestación clásica es la disentería que aparece entre dos y cuatro semanas después de contraerla y puede terminar causando hepatitis abscesificante o encefalitis.
La brucelosis o clásica 'fiebre de Malta' también es endémica en algunas zonas, como puede ser en la región de La Mancha. el carbunco que puede manifestarse en su forma cutánea o terminar con la vida de quien se infecta. la clamidiasis, una de las más conocidas enfermedades de transmisión sexual y una de las primeras causas de infertilidad que se suele contraer en las zonas conocidas como de 'turismo sexual'. y el cólera, para el cuál existe una vacuna pero su eficacia no se materializa hasta ocho semanas después de su administración, constituyen algunas de las enfermedades del viajero.
También se encuentran en esa lista el dengue, una patología endémica en ciertas regiones tropicales. la esquistosomiasis, la segunda dolencia más prevalente después del paludismo. la fiebre amarilla que provoca icteria, convulsiones, hemorragia generalizada por la nariz y encías y hematomas cutáneos. la fiebre recurrente, infecciones transmitidas por piojos y garrapatas. la giadiasis, una de las infecciones parasitarias más comunes y que causa la 'diarrea del viajero', la leptospirosis o enfermedad de Weil que suele aparecer después de las estaciones de lluvia en el trópico y que se transmite a través de la orina de los perros, cerdos y ratas, y puede degenerar en una meningitis. y el Síndrome Respiratorio Agudo Grave (SARS) que recientemente se ha extendido a casi todos los continentes.
Para los representantes de la SCMFiC y SEMERGEN, el problema del personal sanitario es acuciante en esta etapa del año.
Completan el reparto de las enfermedades más frecuentes del viajero otras patologías no transmisibles sino causadas por agentes físicos entre las que se encuentran el mal de altura y las quemaduras solares o actínicas.