EL MEDICO INTERACTIVO, Madrid.-En la actualidad, las enfermedades infecciosas determinan el 40 por ciento de las visitas en Atención Primaria, siendo por ello una de las causas más frecuentes de consulta. A ello se añade que en el primer nivel asistencial es en el que más antibióticos se consumen y donde el control de su uso se diferencia de forma importante del hospital, entre otros motivos, porque en A.P. se asiste a una oferta de antibióticos superior a 1.000 especialidades farmacéuticas.
Así, el consumo exagerado de antibióticos en el primer nivel asistencial viene condicionado, a juicio de expertos, por un déficit de racionalidad en la prescripción médica, en la dispensación farmacéutica sin receta, en el uso indiscriminado que realizan los pacientes, y en la falta de iniciativas claras de la Administración sanitaria para el desarrollo de una política de antibióticos en A.P. que mejore su utilización.
En base a este panorama, cuatro Sociedades Científicas Españolas, la de Farmacia Comunitaria (SEFaC), Farmacología Clínica (SEFC), Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC), y la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap), junto con la Red Española de Atención Primaria (REAP) han acordado la elaboración de un documento de consenso con el que contribuir a mejorar el tratamiento antiinfeccioso en Atención Primaria.
Con el mismo, también pretenden solicitar a la Administración sanitaria 'que actúe sobre los factores que condicionan la aparición y transmisión de las resistencias bacterianas en Atención Primaria y que desarrollen las estrategias necesarias para combatirlas'.
El documento se sustenta en un compromiso base como es la adhesión al Documento de Valencia, 2000, elaborado por la REAP y que implica 'la prescripción adecuada de los antibióticos por los médicos y la dispensación de éstos en las farmacias sólo con receta'.
La estructura del texto se apoya en tres bloques de recomendaciones dirigidas a los facultativos, los farmacéuticos y la Administración.
Con respecto a los profesionales de A.P. se apunta una serie de aspectos tales como que 'éstos deben prescribir estos fármacos en función del conocimiento de los patrones de resistencia de su área de salud'.
También se recomienda el control de la automedicación inducida, aconsejándose, 'no realizar una receta cuando el paciente acude al médico por un antibiótico que se está tomando vía automedicación, y aprovechar el momento para utilizar estrategias educativas que mejoren el conocimiento que se tiene sobre los antibióticos'.
En cuanto a la Administración sanitaria, lo que se demanda es 'mejorar las condiciones en la atención médica para proporcionar al médico el tiempo y las herramientas necesarias para hacer un buen uso de estos medicamentos', al tiempo que recuerdan que 'la presión asistencial es una de las causas principales de la prescripción a demanda'.
Asimismo, instan a que 'se realice un estrecho seguimiento, especialmente de la prescripción de los nuevos antibióticos, que no siempre suponen ventajas con respecto a su actividad antibacteriana', así como 'adecuar las especialidades farmacéuticas a las pautas más comunes de la duración de los distintos procesos infecciosos'.
También solicitan que se modifiquen los prospectos de los medicamentos que contienen antibióticos en su composición, y que se proporcionen a los médicos de A.P. mapas de resistencias bacterianas actualizados por cada área de salud, 'que faciliten el tratamiento empírico eficaz de las infecciones bacterianas'.
Por último, recuerdan que 'crear y desarrollar políticas de antibióticos en A.P. es una actividad reconocida como prioritaria por la comunidad científica internacional y por la propia Administración sanitaria española, y que puede relacionarse con una disminución en la prescripción de los antibióticos'.
Mientras, a los farmacéuticos se les recomienda ajustarse a la legislación y no dispensar ningún antibiótico sin la correspondiente receta prescrita por el médico, así como que informen al paciente sobre la importancia de cumplir la posología y la duración del tratamiento prescrito por el facultativo.
Finalmente, se les insta a que participen en programas y políticas de uso racional de estos fármacos.