Son muchos los que aseguran
que las mochilas provocan
desviaciones o aumentan
la curvatura de la columna
pero para otros no es un factor
que por sí solo sea capaz
de lesionar la columna. Y es
que, a juicio de estos especialistas,
mientras que el pequeño
se ponga un tirante en cada
hombro, estos estén bien
sujetos y no se cargue en exceso,
la mochila puede incluso
ayudar a que adquiera una
buena postura, porque con
ella echa los hombros hacia
atrás y se mantiene derecho.
Cada niño con la suya
Cuando vaya a comprar una
mochila a su hijo es conveniente
que siga una serie de recomendaciones
que le permitirán dar
con la mochila ideal. Lo primero
que ha de tener en cuenta es
que la mochila ha de descansar
sobre la curva que forman las
vértebras dorsales (la espalda) y
adaptarse a ella. El tamaño de la
mochila se tiene que adecuar a
la edad y talla del niño, ya que
si es excesivamente grande puede
acabar apoyándose en las
vértebras lumbares (la cintura),
las cuales son mucho más sensibles.
Por ello, lo mejor es que la
mochila acabe cinco centímetros
por encima de la cintura.
Además, si la mochila es demasiado
grande se acaba sobrecargando,
por lo que se ha de optar
siempre por un tamaño que
se ajuste a las necesidades diarias
de carga del pequeño.
En cuanto al peso que puede
tolerar un niño en la espalda,
todo varía también en función
de su edad y estado físico,
habiendo establecido que esta
carga sea como máximo la
equivalente al 10% del peso del
niño (o como máximo al 15%).
Así, multiplicando por 10 el peso
del niño y dividiéndolo por
100 se obtiene el peso máximo
que su espalda puede soportar
sin que suponga ningún problema.
Además, ha de enseñar
al pequeño a organizar la mochila
pensando en lo mejor para
su espalda: lo más pesado y
voluminoso en el fondo.
Es importante que el niño
meta en la mochila sólo aquello
que necesita transportar, así como
aprender la manera más correcta
de cogerla y levantarla:
siempre con las dos manos, doblando
las rodillas y haciendo
fuerza con las piernas. Para agacharse
cuando tenga la mochila
puesta ha de doblar las rodillas,
nunca la cintura. Y nada de llevar
las dos asas de la mochila
en un mismo hombro, por mucho
que esté de moda, ni de
comprar aquellas que sólo tienen
una correa que atraviesa el
pecho. La mochila no es ni una
cartera de mano ni una bandolera
por lo que se de han colocar
las dos asas como corresponde:
una en cada hombro.
Características
La mochila ideal ha de tener el
respaldo acolchado, para adaptarse
mejor a la espalda, y los tirantes
anchos, como mínimo
de cuatro centímetros y también
acolchados, para que no
se claven en los hombros, y sobre
todo extensibles, pues lo
mejor es que se adapte a la talla
del niño y vaya bien sujeta, para
que no pueda moverse de
un lado a otro. Para conseguir
este último objetivo y ayudar a
que el peso se distribuya mejor,
viene muy bien que la mochila
además incluya una correa o
cinturón que se ajuste a la altura
del abdomen o del pecho.
Los especialistas no se ponen
de acuerdo sobre si las populares
mochilas con ruedas
que se arrastran mediante un
asa extensible son mejores o
peores. Algunos opinan que
son menos manejables y que al
tener un único punto de anclaje
se fuerza la muñeca y se acaba
llevando los hombros hacia
atrás, provocando ciertas lesiones.
En cualquier caso, parece
ser que sí son aptas cuando el
pequeño no tiene que cargar
con demasiadas cosas.