El invierno ya está aquí y, a medida que nos adentremos en él, se registrará un incremento de afecciones en las vías respiratorias altas. Los datos revelan que tanto en las consultas de los médicos, como en las farmacias, los trastornos que por estas fechas se presentan con mayor frecuencia son los que afectan a la faringe (amigdalitis y faringitis) y a la laringe (laringitis).
En principio tales trastornos, aunque incómodos, no revisten mayor gravedad, pues cursan de forma leve, si bien su frecuencia es elevada. Se estima que un adulto sufre anualmente una media de dos a tres episodios de dolor de garganta, propiciados principalmente por factores ambientales e infecciones víricas o bacterianas.
La mayoría de los dolores de garganta son transitorios. Sin embargo, los síntomas pueden ser dolorosos y prolongarse hasta siete días después del inicio de la infección. Dentro de esta progresión, la persona afectada puede pasar por diversas fases y experimentar varios síntomas, entre los que destacan picor, sequedad, aspereza, tos seca o productiva, dolor leve, moderado y/o agudo, inflamación y secreciones.
Amigdalitis
Entre las afecciones del tracto respiratorio superior o vías altas se distinguen la amigdalitis y la faringitis. La inflamación aguda de las amígdalas se debe, en general, a una infección bacteriana (5%) o, con más frecuencia, a infecciones virales (95%). Se caracteriza por inflamación y dolor de garganta, más acentuado con la deglución, y que a menudo se transmite a los oídos. Los síntomas más frecuentes son fiebre alta, malestar general, dolor de cabeza y vómitos.
Los signos de infección son:
' Dolor en la garganta que puede extenderse a los oídos.
' Dificultad al tragar.
' La garganta adquiere un color rojizo.
' Las amígdalas están inflamadas y pueden estar cubiertas de moco o de pus de color blanquecino.
' Posiblemente aparezca fiebre, así como ganglios linfáticos inflamados bajo la mandíbula o en el cuello.
' Si el dolor de garganta es debido a una infección viral, los síntomas son normalmente más suaves y usualmente se manifiesta como un resfriado común.
Los analgésicos antiinflamatorios comunes y las pastillas para aliviar el dolor y la irritación de garganta pueden mitigar el malestar. También el consumo de líquidos, sobre todo tibios (no calientes) y fríos pueden contribuir a aliviar la garganta. Conviene que el enfermo guarde reposo para permitir que el organismo se recupere.
Se recomienda asistencia médica si los síntomas persisten o empeoran más de 48 horas. Los antibióticos no han de utilizarse si la infección es vírica, pero sí en el caso de que su origen sea bacteriano, lo que es poco frecuente, y siempre bajo prescripción médica. Rara vez es necesario extirpar las amígdalas, a menos que la amigdalitis sea recurrente o que los antibióticos sólo la controlen parcialmente.
Faringitis
La faringitis (inflamación de la faringe) suele ser producto del enfriamiento y se caracteriza por la dificultad en la deglución, sequedad (producida al respirar por la boca), congestión de la mucosa y fiebre. En la mayoría de los casos, son los virus respiratorios su origen principal.
La faringitis viral produce dolor de garganta, picazón y tos seca, molestias al tragar y, en algunos casos, fiebre con malestar general. Suele asociarse a síntomas de rinitis infecciosa nasal con obstrucción de la nariz, rinorrea y estornudos. Si la fiebre y el malestar general son intensos o se prolongan más de tres días puede ser indicio de que se trata de una infección bacteriana y por tanto se debe acudir al médico para que confirme el diagnóstico y prescriba el tratamiento oportuno.
Su forma crónica puede ser causada por una infección continua de los pulmones, o por una irritación constante debido al consumo de tabaco, aire altamente contaminado, consumo excesivo de alcohol o ingestión de sustancias que erosionan la garganta. Para su tratamiento se recomiendan analgésicos y no beber bebidas frías, no hablar mucho ni fumar. También son recomendables los vahos con vapor de agua y las pastillas para chupar especiales para aliviar la irritación e inflamación de la garganta y calmar el dolor.
Laringitis
En la laringe se encuentran las cuerdas vocales. Cuando se inflama, se produce la laringitis, un proceso generalmente leve asociado a ronquera o pérdida de voz. Una laringitis puede ser aguda o crónica. La forma aguda tiene un inicio rápido y no dura mucho tiempo, mientras que en la laringitis crónica la ronquera permanece durante un período prolongado de tiempo.
El agente causante puede ser un virus (lo más frecuente) o una infección bacteriana (resfriado común, bronquitis, gripe o neumonía). Aparece sobre todo en personas predispuestas y se ve favorecida por factores como:
' El mal uso y utilización excesiva de la voz (gritar, cantar o abusar de la voz, por ejemplo, cuando se está impartiendo una clase o hablando en público).
' Las reacciones alérgicas o la inhalación de irritantes, donde se incluye el humo del tabaco y el alcohol.
' La polución, la humedad y variaciones atmosféricas ambientales.
' Otras causas menos frecuentes son la existencia de pólipos laríngeos, parálisis laríngea, tumores malignos, exposiciones a temperaturas extremas (tanto al frío como al calor) o los traumatismos.
Como síntomas más importantes hay que destacar la tos seca, que empeora por la noche, junto con un cambio no natural de la voz, que pasa a ser baja y ronca y cada vez más débil conforme avanza el día. A ello se une la ronquera, el dolor de garganta, una sensación de cosquilleo y afonía. Según la intensidad de la inflamación, todos estos síntomas son más o menos agudos, llegando a aparecer fiebre, malestar general, náuseas y vómitos e incluso sensación de falta de aire (disnea).
No existe ningún tratamiento específico para la laringitis vírica, que es el origen más frecuente. El tratamiento más importante es dejar reposar la voz el mayor tiempo posible, acompañado de la inhalación de vapor de agua, lo que alivia los síntomas y acelera la resolución de la laringitis aguda al descansar las cuerdas vocales. La laringitis vírica suele desaparecer en pocos días si se cumplen las recomendaciones que se indican en el recuadro superior.
FUENTE: Aula de la Farmacia.