La mayoría de las complicacionesque experimentamosdurante el verano son pequeñasdolencias que apenasduran unos días, pero quepueden amargarnos la diversiónsi no estamos preparadospara hacerles frente. Para ello,nada mejor que viajar juntocon un botiquín básico, quepodremos completar con laayuda del farmacéutico. Cada vez es más habitualque en…
La mayoría de las complicaciones
que experimentamos
durante el verano son pequeñas
dolencias que apenas
duran unos días, pero que
pueden amargarnos la diversión
si no estamos preparados
para hacerles frente. Para ello,
nada mejor que viajar junto
con un botiquín básico, que
podremos completar con la
ayuda del farmacéutico.
Cada vez es más habitual
que en los hogares y en los
centros de trabajo haya un
botiquín equipado con los
productos esenciales para
afrontar cualquier emergencia.
Sin embargo, no siempre
caemos en la necesidad de
llevar un botiquín de viaje
equipado con algunos productos
y medicamentos básicos,
no sólo material para curas,
que, en muchos casos,
podría solucionarnos más de
un apuro.
Pequeños problemas
En los viajes a la playa son habituales,
por ejemplo, trastornos
intestinales, como diarreas o
estreñimiento, ocasionados en
buena medida por malos hábitos
alimentarios, quemaduras,
por una exposición excesiva al
sol, estados febriles causados
por insolaciones, afecciones leves
de la piel, principalmente
picaduras y erupciones, y dolores
musculares y de cabeza.
En la montaña también son
comunes problemas en la piel
provocados por picaduras de insectos
o por el contacto con
plantas que producen urticaria,
mareos cuando se viaja en coche
y problemas intestinales por
beber agua que no siempre está
convenientemente potabilizada.
Si viajamos fuera de España,
debemos tener cuidado
con las insolaciones, especialmente
si nos dirigimos a países
calurosos como los de la cuenca
mediterránea, y con los trastornos
intestinales provocados
por los cambios en la dieta. Y
es que, si un botiquín puede
ser muy útil en destinos cercanos,
más aún cuando nos desplazamos
al extranjero.
Autocuidado
de la salud
Para elaborar un buen botiquín
de viaje podemos recurrir a los
denominados medicamentos
publicitarios, destinados al alivio
de síntomas y dolencias leves,
como las que pueden surgir durante
nuestras vacaciones. Tienen
las mismas garantías de calidad,
seguridad y eficacia que
el resto de medicamentos, con
la única salvedad de que no es
necesaria la receta médica para
su uso. Por eso son los únicos
medicamentos autorizados para
un autocuidado responsable de
la salud. Sin embargo, aunque
se pueden obtener en cualquier
farmacia sin prescripción médica,
siempre es aconsejable consultar
al farmacéutico antes de
adquirirlos, máxime cuando se
trata de prevenir los problemas
que pueden surgir durante las
vacaciones.
Con los mosquitos más vale
prevenir que curar
No hay que esperar a que el
mosquito pique. Y es que
también en este caso 'más vale
prevenir que curar'. Para ello, lo
mejor es usar repelentes, sustancias
que aplicadas directamente
sobre la piel ahuyentan
a los insectos y así evitan sus picaduras
y las lógicas molestias
y enfermedades que ocasionan.
El primer repelente que se empleó
fue el aceite de citronella,
que fue sustituido por una sustancia
de síntesis denominada
dimetil ftalato. Hacia los años
50 se popularizó el DEET (dietil
toluamida) hasta el punto de
que la mayoría de los repelentes
hasta hoy se han formulado
con este ingrediente. Si bien el
DEET sigue siendo el más efectivo,
presenta cierta toxicidad y
puede provocar irritación en las
pieles sensibles, por lo que existe
una tendencia hacia el uso
de productos naturales, entre
ellos el aceite de citronella, de
soja y el extracto de eucaliptus.
Sea cual sea el repelente, ha
de seguir cuidadosamente las
instrucciones que acompañan al
producto y aplicárselo con más
frecuencia si suda o se moja, algo
habitual en el verano. Además,
debe evitar la aplicación
sobre mucosas y manos, así como
sobre heridas, cortes o piel
irritada. De todos lo repelentes,
la protección más duradera la
proporcionan los que contienen
DEET en su formulación, siendo
los recomendados en exposiciones
de alto riesgo.