El frío de los últimos días ha
provocado un pico en las
hospitalizaciones de ancianos,
provocadas fundamentalmente
por las infecciones respiratorias.
De hecho, se estima
que las personas mayores más
vulnerables pueden reingresar
hasta tres veces durante el invierno
y la primavera. "Lo que
en el resto de la población es
un pequeño trastorno, en el
anciano supone una grave
complicación que le puede llevar
incluso a la muerte. Las infecciones
respiratorias son una
de las principales causas de fallecimiento
en el anciano", según
ha afirmado el doctor Jesús
María López Arrieta,
presidente de la Sociedad Española
de Medicina Geriátrica
(SEMEG).
Las personas más vulnerables
son los enfermos con Enfermedad
Pulmonar Obstructiva
Crónica (EPOC) (que
engloba la bronquitis crónica,
el enfisema pulmonar y el asma
crónica), una dolencia que
afecta a aproximadamente un
dos por ciento de la población
y a un 20 por ciento de los ancianos.
En estos enfermos las
infecciones respiratorias se dan
con más frecuencia y además
las consecuencias que acarrean
son más graves.
Además también suponen
un grupo de riesgo los pacientes
con insuficiencia cardiaca
"porque los catarros repercuten
en el funcionamiento del
corazón" y las personas mayores
con diabetes o hipertensión,
"porque son trastornos
que tienen una repercusión en
el aparato cardiovascular, lo
que también condiciona que
una infección respiratoria evolucione
mal", aclara el doctor
Arrieta.
Síntomas encubiertos
Los ancianos con muchas patologías
son especialmente vulnerables.
En estos pacientes, la
fiebre aparece sin una sintomatología
clara y muchas veces la
primera manifestación de una
infección respiratoria es un estado
de confusión o simplemente
una tendencia a la inmovilidad
o a la desorientación. En este
grupo de pacientes, lo primero
que se debe hacer es llamar al
médico de atención primaria
desde el inicio del proceso y
acudir directamente a urgencias
si hay fiebre alta o aparece dolor
costal, síntoma de que puede
haber una neumonía.
Los ancianos que no tienen
un perfil especial de riesgo
deben seguir las mismas
pautas que el resto de la población:
tratamiento de los
síntomas, beber líquido en
abundancia y no exponerse a
las corrientes de frío, además
de la conveniencia de que las
personas mayores se vacunen
contra la gripe y contra el neumococo,
agente responsable
de un elevado porcentaje de
infecciones.