El blanqueamiento de losdientes se ha convertido enla actualidad en uno de los requerimientosdentales más solicitadosy está considerado cadavez más como un componenteinseparable del cuidado y la estéticatanto masculina comofemenina. Sin embargo, no esésta una moda reciente, ni muchomenos, ya que se han encontradodocumentos quemencionan…
El blanqueamiento de los
dientes se ha convertido en
la actualidad en uno de los requerimientos
dentales más solicitados
y está considerado cada
vez más como un componente
inseparable del cuidado y la estética
tanto masculina como
femenina. Sin embargo, no es
ésta una moda reciente, ni mucho
menos, ya que se han encontrado
documentos que
mencionan cómo en el Imperio
Romano ya se empleaban determinados
procedimientos y
soluciones para mantener los
dientes blancos y con una apariencia
saludable.
Unos dientes amarillos,
manchados o sucios pueden
convertirse en un sello de identidad
muy negativo para quien
los ostenta. en cambio unos
dientes cuidados no sólo sirven
para lucir una bonita sonrisa, sino
que también son sinónimo
de salud y de higiene. En este
sentido, un estudio sobre prevención
e higiene realizado el
pasado año puso de relieve que
el 33% de las mujeres españolas
no están satisfechas con el color
que presentan sus dientes. De
ahí que hoy en día no sólo se
acuda al dentista en busca de
un tratamiento odontológico
puntual, sino también de una
limpieza y blanqueamiento de
las superficies dentarias.
Ya han quedado atrás, por
fortuna, aquellos procesos que
blanqueaban los dientes a costa
de efectos indeseables para
los mismos, como irritaciones
gingivales, por ejemplo. Hoy
en día, las técnicas de blanqueamiento
de los dientes han
evolucionado notablemente,
hasta convertirse en un procedimiento
sencillo y con resultados
satisfactorios.
Distintos tonos
La gama de colores que pueden
tener los dientes es sorprendentemente
variada, aunque
en líneas generales el
color viene determinado por la
herencia. Inicialmente no son
completamente blancos, sino
que el esmalte que los recubre
suele presentar un tinte levemente
amarillento, gris o castaño.
En cualquier caso, un color
u otro viene determinado
por elementos como la calidad
y grosor del esmalte y el color
y cantidad de la dentina (sustancia
principal del diente).
Es frecuente observar en algunas
dentaduras efectos como
rayas, manchas u otras variaciones
anormales de color.
Algunas de ellas son fruto de
determinadas enfermedades o
medicamentos, en cuyo caso
su presencia es permanente,
pero no progresiva. Suele ser
habitual, asimismo, que la paulatina
decoloración de la superficie
de los dientes o aparición
de manchas marrones provenga
de factores como el tabaco,
ciertos alimentos - la salsa de
soja, las uvas, colorantes alimentarios,
el curry'- y bebidas
como el té, el café o el vino
tinto. En este caso, las manchas
superficiales de los dientes pueden
ser progresivas si persiste
el hábito que las provoca.
Si las decoloraciones se
originan en el propio diente,
la razón puede residir en alguna
infección dental que ha
destruido la pulpa (tejido que
ocupa el interior de cada pieza
dental) del diente, y que ha
requerido realizar una endodoncia.
En estos casos el diente
adquiere un color grisáceo.
Medicamentos
Determinados medicamentos,
por ejemplo algunos antibióticos
como la tetraciclina, y especialmente
si se toman durante
el desarrollo dental, tienen
como consecuencia la decoloración
del esmalte, aunque estos
resultados no son inmediatos.
Se ha observado que la
tetraciclina administrada a niños
pequeños cuyos dientes se
encuentran en plena formación
puede conllevar la aparición
permanente de manchas.
El excesivo aporte de flúor
también puede alterar el color
del esmalte, especialmente en la
etapa de formación del mismo.
Su acción se traduce en forma
de pequeñas manchas blancas
en forma de nubes o también
como manchas marrones que
varían en intensidad. Lo mismo
cabe decir de determinadas enfermedades
infantiles, como por
ejemplo el sarampión, la tos ferina,
el raquitismo y la porfiria
congénita, todas ellas causantes
de decoloraciones en el esmalte.
Blanqueamiento
El blanqueamiento dental consiste,
precisamente, en eliminar,
con fines estéticos, los efectos
de las manchas o coloraciones
que hayan sufrido las piezas
dentales. Actualmente la Odontología
aplica sobre la superficie
de las piezas dentales sustancias
blanqueadoras como peróxido
de carbamida, peróxido de hidrógeno,
dióxido de silica, etc.
Las nuevas técnicas utilizadas
recurren, asimismo, al empleo
de láser, oxígeno, ozono, etc.
En cualquier caso, antes de
someterse a un proceso de esta
índole, lo más recomendable
es consultar previamente con el
odontólogo, ya que existen importantes
contraindicaciones,
como es el caso de embarazadas,
pacientes con encías inflamadas,
sensibilidad excesiva al
frío y al calor, dientes que han
perdido la protección de las
encías, traumatismos dentales,
defectos o pérdida del esmalte,
grietas o fisuras, caries, enfermedad
periodontal sin tratamiento,
dientes restaurados o
muy oscuros, etc.
Existen tres opciones a la
hora de aplicarse un blanqueamiento
dental: en casa sin supervisión
del odontólogo, en
casa pero con supervisión profesional,
o blanqueamiento en
la consulta del dentista. En el
primer caso, el interesado debe
aplicarse durante la noche -
previo cepillado e hilo dentalun
molde de plástico blando
adaptable a la dentadura en el
que se coloca gel con peróxido
de carbamida al 10%.
La aplicación se realiza durante
un periodo de dos a seis
semanas, ocho horas cada noche.
Al retirarse el molde, ha
de lavarse bien para eliminar
el gel. Si al final se nota sensibilidad
dental, hay que consultar
al especialista. Este proceso
es económico, pero no del todo
eficaz, pues no elimina las
manchas más profundas.
Las otras dos opciones requieren
un previo diagnóstico
del odontólogo, lo que garantiza
a la postre la evitación de
problemas, como la excesiva
sensibilidad dental.
Además, existen dentifricos
específicos que usados periodicamente
pueden conseguir
un cierto blanqueamiento
de los dientes.
Más información:
www.blanqueamientodental.com