Las estrías son lesiones cutáneas
que aparecen cuando
la piel pierde su flexibilidad
natural y no puede resistir estiramientos
importantes. Es un
trastorno cutáneo muy común
en las mujeres, que se presenta
particularmente durante el
embarazo. Aunque médicamente
no representan ningún
problema para la salud, sí suponen
un problema estético
que puede prevenirse y corregirse.
Estas imperfecciones se
manifiestan cuando se rompe
la estructura cutánea y se alteran
sus fibras. En primer lugar,
se forman marcas alargadas
en la piel, unas líneas
gruesas de color rojizo, que
después se reducen y adquieren
un tono blanco nacarado.
Se presentan generalmente
en las partes del cuerpo que
más se distienden, como abdomen,
nalgas, senos, caderas
y, con menor frecuencia,
en piernas y brazos. Las estrías
más rojizas son las correspondientes
a alteraciones
recientes y también son las
más fáciles de tratar.
Pueden aparecer a cualquier
edad como consecuencia
de un estiramiento rápido
de la piel. Los principales afectados
son las mujeres embarazadas,
los niños obesos, los
adolescentes a causa de los
cambios hormonales, las mujeres
durante la menopausia,
las personas que padecen diabetes
y las que han seguido
un tratamiento con corticoides
y los deportistas y bailarines
sujetos a duros entrenamientos.
Una causa muy importante
de la aparición de estrías
que no hay que olvidar son las
variaciones bruscas de peso,
tanto por aumento como por
disminución. También, curiosamente,
otro de los factores
más comunes es la herencia,
es decir, nuestra predisposición
genética.
En las mujeres embarazadas,
estas lesiones cutáneas
son consecuencia de los cambios
hormonales que se producen
en su estado y de la constante
extensión a la que se ve
sometida la piel de estas zonas
(hasta diez veces su estado
normal), de forma que se acaban
produciendo alteraciones
en sus estructuras más profundas.
Suelen aparecer entre el
cuarto y el octavo mes de gestación
y afectan a más del 50
por ciento de las mujeres.
Prevenir y tratar
El tratamiento más idóneo es la
prevención, utilizando productos
que actúan sobre la piel
preparándola para resistir las
agresiones a la que se ve sometida,
tanto de tipo hormonal
como mecánico. Es importante
utilizar productos que consigan
hidratar la piel y, al mismo
tiempo, mejorar su elasticidad.
La aplicación del producto
debe efectuarse con un masaje
ligero, pero prolongado, para
favorecer la circulación en la
zona y ayudar a que el preparado
actúe. Debe aplicarse en
piernas, abdomen, pecho, nalgas
y caderas mediante movimientos
circulares hasta su
completa absorción.
Los resultados siempre dependerán
de la antigüedad y
las dimensiones de las estrías.
Existen casos en los que las estrías
son antiguas y profundas
y, por tanto, muy difíciles de
atenuar. En estas situaciones
puede recurrirse a tratamientos
más agresivos, y evidentemente
más costosos, que
abarcan desde el peeling o el
láser a la cirugía plástica.
Existen productos específicos,
en forma de crema, loción,
aceite o gel, creados
para tratar este problema y
para prevenir su aparición.
Pregunte a su farmacéutico.