Se acerca el verano y con él

uno de los momentos más

temidos de toda mujer: probarse

el biquini del año pasado. Se mira

delante del espejo y se da

cuenta de que se han sumado a

su cintura algunos kilos de más y

que la celulitis que lució por las

playas la temporada pasada aún

sigue ahí. Ahora poco puede hacer.

Por mucho que se ‘machaque’

en un gimnasio o que se

someta a una dieta estricta, en

apenas dos meses no se le puede

ganar la batalla a la temida

piel de naranja. Esta es una guerra

larga de la que se puede salir

vencedor poco a poco, con

constancia y perseverancia.

Si se lo toma en serio hoy, la

imagen que refleje el espejo el

verano del próximo año será

bien distinta. En principio bastaría

con algunas simples recomendaciones:

siga una dieta saludable,

beba líquidos y no

abuse ni del alcohol ni del tabaco,

realice ejercicio y huya de la

vida sedentaria y, por último,

utilice productos anticelulíticos y

aplíqueselos con un masaje. Todo,

envuelto en un halo de perseverancia,

fuerza de voluntad y

positivismo. Pero no crea que se

va a librar del todo de la celulitis.

Aún poniendo todo su empeño,

la realidad es que nunca desaparecerá

totalmente, pero sí disminuirá

y mejorará su aspecto.

¿Qué es la celulitis?

La celulitis no sólo es grasa sino

un tejido con una consistencia

similar a la gelatina que está formado

por agua, grasa y residuos.

Como si de una particular

cárcel se tratara, estas sustancias

quedan atrapadas en departamentos

inamovibles que están

debajo de la piel y que actúan

como esponjas que absorben

gran cantidad de agua, se hinchan

y sobresalen, formando

esos bultos tan característicos.

La celulitis no tiene prejuicios.

Mujeres de todos los tamaños

y tallas, y de cualquier

peso y edad son vulnerables.

Tal es así, que a los 30 años pocas

mujeres están libres de ella

y se estima que el 95% de las

mujeres la presentan, incluso las

que mantienen su peso ideal o

las que están delgadas. Aunque

no hace distinciones, lo cierto

es que generalmente nace en

cuatro momentos estratégicos

en la vida de la mujer en los

que las hormonas están en plena

revolución: pubertad, embarazo,

cuando se toman anticonceptivos

orales y en la

menopausia. Además de los genes,

pues en muchas ocasiones

basta con mirar a la madre para

tener la respuesta al porqué de

la celulitis que surge en el cuerpo

de una adolescente.

¿Cómo se forma?

El cuerpo humano es una de las

máquinas más hermosas y funcionales

que se hayan diseñado

jamás. Es piel y huesos, sangre

y órganos, todos trabajando simultáneamente

bajo la dirección

de esa brillante, misteriosa

e inigualable computadora que

es el cerebro. Una de las partes

que forma parte del esquema

del organismo humano es, precisamente,

el tejido conjuntivo.

Todos los músculos del

cuerpo están cubiertos por tejido

conjuntivo y grasa. Este recubrimiento,

que varía en su espesor,

es el encargado de darle la

suavidad característica a las líneas

femeninas. El tejido conjuntivo

está integrado fundamentalmente

por fibras de

colágeno entre las que se ubican

las células adiposas. Entre

ellas circulan constantemente

los líquidos nutritivos: agua,

sangre y linfa que contienen el

oxígeno y las sustancias nutritivas

indispensables para la piel y

que tienen la misión de limpiar

los tejidos de toxinas. Cuando

este proceso de eliminación se

hace más lento, algo cambia en

las zonas propensas a la celulitis.

El tejido conjuntivo, saturado de

agua y toxinas, se espesa, se endurece,

y se forman los típicos

pozos y grumos que recuerdan

a una gruesa cáscara de naranja.

Factores

desencadenantes

Como ya ha visto, si su madre

tiene celulitis es muy posible

que usted también acabe teniéndola.

Pero la genética no es

el único factor que puede desencadenar

su aparición. La raza

también influye, como demuestra

el hecho de que las mujeres

latinas son más propensas a tener

celulitis que las nórdicas.

Intente mantener a rayar el

estrés pues si usted está pasando

por algún conflicto familiar o laboral

o padece algún trastorno

afectivo le está allanando el camino

a este antiestético trastorno.

Por mucho que su vida sea

caótica y ajetreada no deje que

su alimentación también lo sea.

Piense en el estilo de vida que

lleva, quizás no sea el más adecuado

ni para su salud en general

ni para mantener la celulitis

lejos de su cuerpo. No practicar

ejercicio, llevar una vida sedentaria,

no dormir las horas necesarias,

llevar tacones muy altos (lo

ideal es que el zapato tenga

unos 3-4 centímetros de tacón,

pues así la planta apoya bien y

se facilita la circulación), llevar

ropa muy ajustada, fumar y tomar

baños demasiado calientes

son factores que favorecen la

aparición de la celulitis.

La postura que se adopte

también es fundamental. Cruzar

las piernas y estar mucho

tiempo sentada, por ejemplo,

no es nada aconsejable. Si se

levanta la cama unos 15 grados

a la altura de los pies se

evita la acumulación de líquidos

y se mejora la circulación.

Y, para activarla y aumentar la

elasticidad de las arterias, con

lo que se refuerza la resistencia

frente a las grasas acumuladas,

un consejo muy útil es terminar

la ducha con un chorro de

agua fría que recorra desde los

tobillos hasta la cintura.

¿Son todas iguales?

Lo más normal es que la celulitis

se localice en una determinada

área del cuerpo, con especial

predilección, aún no se

sabe porqué, por los brazos,

las nalgas, el interior de las rodillas,

el abdomen, las caderas,

los muslos y las piernas. Pero

también hay algunos casos,

los menos, en los que se extiende

por todo el cuerpo,

desde la nuca hasta los tobillos.

Son, por lo general, mujeres

obesas que tienen hábitos

alimenticios desequilibrados.

Este tipo de celulitis es la más

complicada desde el punto de

vista terapéutico, la que causa

mayores defectos estéticos y la

más rebelde al tratamiento.

Cuando la celulitis aparece,

no siempre se está ante la popular

‘piel de naranja’ que, conocida

en los círculos médicos como

‘celulitis quística’, es tan sólo

uno de los tres tipos de celulitis

que pueden dañar nuestra piel.

La celulitis quística es dura, fría

al tacto y visible en algunos

puntos con nódulos celulíticos

marcados. Está en el punto medio,

ni es incipiente como la

‘edematosa o circulatoria’ ni

avanzada como la ‘dolorosa’. La

edematosa se asocia a piernas

cansadas con problemas circulatorios

y mujeres propensas a la

retención de líquidos; su tacto

es esponjoso. Al alcanzar estadios

más avanzados, se produce

la celulitis dolorosa, fría al tacto,

con zonas sensibles al roce que

producen dolor.

Mucha agua y poca sal

Una alimentación sana y variada

es una de las principales armas

con las que combatir la celulitis.

Realice cuatro o cinco

comidas al día. Si es proclive a

la retención de líquidos, la solución

pasa por beber dos litros

de agua de mineralización débil,

baja en sodio, a lo largo del

día. Junto al agua, el aceite de

oliva, en su justa medida, los

cereales y los alimentos ricos en

fibra, frutas y verduras frescas,

las legumbres y el pescado favorecen

la eliminación de los

residuos intestinales y, por tanto,

la acumulación de toxinas.

Memorice bien estos alimentos:

alcachofa, melón, sandía,

pepino, apio, berros, espárragos,

piña, uvas, manzana,

endibia, lechuga, cebolla y perejil.

Todos ellos ayudan a eliminar

toxinas, favorecen la circulación

y tienen propiedades diuréticas,

aparte de ser ricos en fibra, vitaminas

antioxidantes y minerales.

Olvídese de la sal, sólo le

ayudará a retener más líquidos y

sus necesidades están cubiertas

con la que contienen los propios

alimentos. Además, la sal no es

la única capaz de enriquecer el

sabor de las comidas. Puede darles

el ‘toque mágico’ que necesitan

con hierbas aromáticas y limón.

Pero tenga cuidado de

que no se le vaya la mano con

las especias, pues también contribuyen

a la acumulación de toxinas

en el organismo. Vacíe su

despensa de alimentos precocinados

y enlatados; algunos de

ellos tienen efectos similares o

incluso peores que la sal. Cuantas

menos grasas saturadas, comidas

precocinadas y bebidas

carbonatadas y edulcoradas artificialmente

tome, mucho mejor.

Frutas y verduras

Las frutas, las legumbres y las

verduras actúan como antioxidantes

naturales, mejoran la circulación

y el retorno venoso,

limpian las arterias y retrasan el

envejecimiento celular, cualidades

todas ellas ideales para

combatir la celulitis. Por ello, no

olvide incluir en su cesta de la

compra diaria muchas verduras

y fruta fresca, las suficientes para

tomar como mínimo tres raciones

de fruta y dos de verduras

cada día.

Además ha de huir del estreñimiento

y conseguir que su

tránsito intestinal funcione convenientemente.

Para lograrlo no

hay nada como la fibra. Coma

vegetales frescos, de hoja verde

como la espinaca y evite las harinas

y azúcares refinados. Y, por

último, tenga siempre claro que

el tabaco, el consumo abusivo

de bebidas alcohólicas y el café

no son buenos para la salud y,

cómo no, para la celulitis.

Como complemento a la

alimentación adecuada y al

ejercicio físico moderado, hoy

en día existen una serie de

complementos alimenticios a

base de plantas, como el té

verde, el glucomanano, el hinojo,

el extracto de ortiga, el

diente de león y la cola de caballo,

que nos ayudan a eliminar

líquidos y toxinas, que actúan

sobre el metabolismo de

las grasas o que reducen la

grasa localizada, entre otros

efectos. Pero antes de iniciar

su consumo consulte con su

farmacéutico, que le indicará

cuál es el más adecuado en su

caso y cuál es su pauta de administración.

Productos

anticelulíticos

En la farmacia puede adquirirse

una amplia gama de productos

anticelulíticos que hidratan,

calman y reducen la inflamación

característica de la celulitis.

Son los tratamientos más

cómodos, fáciles y económicos

contra la piel de naranja. Pero

recuerde, además de utilizar estos

productos para obtener los

resultados que desea ha de seguir

una alimentación sana y

apostar por el ejercicio físico.

Las formas de aplicación

son muy variadas, desde crema,

parches o pastillas, hasta rollon,

o sobres, entre otros, así como

los ingredientes que los

componen. Las últimas apuestas

de los laboratorios son la cafeína,

el aloe vera, las algas marinas

y el L-carnitina; todos

persiguen un mismo objetivo:

quemar las grasas que se localizan

en determinadas partes del

cuerpo activando la circulación

y devolver a la piel suavidad y

tersura. Pero no todas las personas

pueden utilizar estos productos;

están contraindicados

durante el embarazo y si se padecen

problemas tiroideos.

Paso a paso

Antes de aplicarse el anticelulítico

compruebe que no es alérgico

a él. Basta con que se aplique

un poco en una pequeña

zona de su cuerpo para confirmarlo.

Si el resultado es negativo,

exfolie la piel, dúchese y séquese

bien con una toalla.

Como la piel está limpia y los

poros dilatados, el anticelulítico

puede hacer mejor su trabajo.

La forma ideal de aplicar la

crema es acompañándola de un

masaje. Si la celulitis es ‘edematosa’,

ha de ser suave y relajante

y de abajo a arriba y ha de realizarlo

presionando la piel con la

yema de los dedos, como si se

amasara. Si se trata de la popular

‘piel de naranja’, el masaje ha

de ser profundo, circular y menos

suave. Se ha de presionar

con los nudillos e insistir en las

zonas más afectadas. Cuando la

celulitis es dolorosa, escoja la

palma de la mano para realizar

un masaje muy suave, relajante

y de fricción, en sentido ascendente.

Y, aunque normalmente

las cremas anticelulíticas no deben

aplicarse más de dos veces

al día, siga siempre las indicaciones

del fabricante que acompañan

al producto. Y recuerde, no

espere resultados milagrosos; el

éxito del tratamiento anticelulítico

reside en la constancia y continuidad.

FUENTES: Incosol y Colegio de Farmacéuticos

de Barcelona.

Más información:

www.farmaceuticonline.com