La clave de la prevención de

las lesiones oculares está en

tomar precauciones a la hora

de llevar a cabo actividades

cotidianas como la limpieza de

la casa, en el trabajo, al tomar

el sol o al practicar determinados

deportes; no en vano los

datos revelan que un 90% de

las lesiones oculares pueden

evitarse con útiles de protección

adecuados y tomando las

precauciones oportunas.

El riesgo de los productos

de limpieza radica no tanto en

el producto en sí, aunque algunos

son muy agresivos, como

en la forma inadecuada en

que se utilizan. Por ello es necesario

prestar especial cuidado

a la hora de usar, por ejemplo,

disolventes, cualquier

producto con vaporizador,

pinturas, insecticidas o fertilizantes,

evitando que entren

en los ojos. Después de utilizarlos

es necesario lavarse las

manos y, por supuesto, nunca

dejar estos productos al alcance

de los niños.

Otra situación causante

habitual de lesiones oculares

es la práctica de determinados

deportes cuando no se adoptan

las medidas de protección

necesarias, como el uso de

casco y gafas protectoras. Especial

atención merecen también

los ojos cuando los niños

realizan manualidades con objetos

puntiagudos o se divierten

con juguetes como dardos

o pistolas.

Trabajadores de un taller

mecánico, una fábrica de madera

o un soldador, por citar

algunos casos, son profesionales

que no deben escatimar

en ningún momento las medidas

de protección en lo que

se refiere al cuidado ocular.

Diariamente están expuestos

a vapores, gases, partículas

de polvo, metal, astillas de

madera, fuentes luminosas,

como la que desprende un rayo

láser o una máquina de

soldar, chispas o sustancias

químicas.

Principales lesiones

Todas estas situaciones son los

escenarios en los que suceden

la mayoría de las lesiones oculares,

que se resumen principalmente

en cuatro: presencia

de cuerpos extraños, heridas,

quemaduras y contusiones

oculares.

Cuando un cuerpo extraño

entra en un ojo puede que

quede libre dentro del mismo,

es el caso de la arenilla, las

pestañas o los insectos, pero

también existe la posibilidad

de que el objeto quede clavado

en él, lo que puede ocurrir

con partículas de metal, piedra

y madera. Además, puede

ocurrir que se vea a simple vista

o que sea tan pequeñito o

se haya metido tanto en la

parte interior del párpado que

la única forma de saber que

un cuerpo extraño ha invadido

el ojo es estando atento a

los síntomas.

La quemadura por productos

químicos es una de las

lesiones más habituales que

puede sufrir un ojo de manera

accidental y las contusiones directas

en el ojo pueden afectar

a las cejas, párpados y en general

a todas las zonas que rodean

al globo ocular. Los responsables

habituales de las

contusiones son los pelotazos

y puñetazos.

Las tres primeras lesiones

comparten los mismos síntomas:

dolor intenso, lagrimeo,

imposibilidad de abrir el párpado,

enrojecimiento y posible

inflamación del párpado.

Con las contusiones las cosas

cambian y el hematoma en el

ojo, la visión borrosa y las

manchas y las zonas de visión

negras son los encargados de

dar la voz de alarma.

Primeros auxilios

Ante la entrada de un cuerpo

extraño en el ojo la primera

medida a tomar es lavarlo con

abundante agua manteniendo

los párpados abiertos. Si las molestias

persisten, gire el párpado

al revés y límpielo por dentro

con agua pero en ningún caso

recurra a ningún tipo de colirio.

Además, evite que el accidentado

se toque el ojo, ya que estas

maniobras pueden acentuar

la gravedad de la lesión. Si el

problema no se resuelve de este

modo, tape el ojo enfermo

con una gasa húmeda o un pañuelo

limpio y acuda a un centro

sanitario. Si cree que la lesión

puede ser grave, tape los

dos ojos, ya que el movimiento

del ojo sano puede agravar la

lesión del ojo lesionado.

Pero esta actuación no es

válida para todos los casos. Si

el cuerpo extraño se queda

clavado en el ojo, el agua no

suele servir e intentar extraerlo

por su cuenta tampoco es opción.

La única alternativa válida

es acudir de inmediato a un

centro sanitario. En el caso de

las quemaduras, hay que puntualizar

que el lavado tiene que

realizarse durante 10-20 minutos

como mínimo, sólo con

agua, sin ningún producto

añadido. Cuando el culpable

de la quemadura sea un hidrocarburo,

como gasolina o petróleo,

antes de limpiar el ojo

con agua se han de retirar los

restos de producto con una

gasa o trozo de tela limpio y

seco, puesto que, en contacto

con el agua pueden llegar a alcanzar

temperaturas muy elevadas.

Cuando la quemadura

se ha ocasionado por un producto

cáustico (lejía, salfumán

o ácido clorídrico, etc.) es especialmente

grave y sus secuelas

pueden ser muy importantes.

Por ello, se ha de actuar

tan rápido como se pueda tanto

en la administración de los

primeros auxilios como en el

traslado a un centro sanitario.

En el caso de golpes o

contusiones oculares lo primero

es limpiar el ojo con abundante

agua y aplicar compresas

de agua fría o hielo para

disminuir el dolor y la inflamación.

Después, tapar el ojo con

una gasa húmeda y acudir a

un centro sanitario.

FUENTES: Colegio Oficial de Farmacéuticos

de Barcelona, Instituto Nacional

de Seguridad e Higiene en el Trabajo,

Academia Americana de Oftalmología.