El teléfono no deja de sonar
pero usted no se atreve a
cogerlo. Es su marido y aunque
lleva toda la mañana dando
vueltas a las palabras del ginecólogo
aún no ha encontrado la
manera de decirle que le han
diagnosticado un cáncer de mama.
Tenéis multitud de planes y
ahora todo se va a derrumbar
como si de un frágil castillo de
naipes se tratara. Lo primero
que se le pasa por la cabeza es
no decir nada e intentar pasar
por todo usted sola pero de repente
recuerda su compromiso:
'en lo bueno, en lo malo, en la
salud y en la enfermedad''.
Después de conducir durante
horas sin ninguna dirección decide
ir a casa. Ha llegado la hora
de compartir este momento tan
duro con su marido.
Con su pareja a su lado en
todo momento usted se sentirá
más fuerte, por eso no se lo
piense más y déle la oportunidad
de compartir con usted la
enfermedad que le ha tocado
vivir. Él esta ahí para apoyarla y
ayudarla, pero usted es la protagonista
y la que debe tomar
las principales decisiones. el hecho
de que tenga que pedir
ayuda no significa que no pueda
seguir haciendo las cosas
por sí misma. Le puede hacer
partícipe de la información que
recibe, le puede pedir que le
ayude a decidir o que le acompañe
cuando va a recibir tratamiento
pero quien decide en
última instancia es usted.
Comunicación
Su pareja no puede adivinar lo
que necesita en cada momento.
Unas veces querrá estar sola
o en silencio y otras compartir
con él sus sentimientos
de tristeza, temor, impotencia,
alegría, esperanza o preocupación.
Usted decide cuándo y
hasta dónde quiere compartir
con su pareja, pero confíe en
él y acepte su ayuda.
No piense sólo en usted. Él
también está pasándolo mal y
necesita que le escuchen. Hágalo,
intente regalarle momentos
de intimidad y comparta con él
escenas cotidianas aparentemente
insignificantes pero que
en realidad son la prueba más
palpable de que la vida sigue
adelante. Él desea ayudarla por
encima de todo y le encantará
escuchar de su boca que lo está
logrando con frases como:
'Gracias por ayudarme a preparar
la cena a los niños. Me siento
bien cuando os veo juntos y
siento que puedo descansar'.
La sinceridad, la confianza
y la comunicación le ayudarán
a no sentirse sola y a afrontar
la enfermedad. Por eso no tenga
miedo de hablarle con franqueza
de las cosas que le molestan
pero sin que por ello
tenga que ponerle una etiqueta.
Por ejemplo, nunca le diga
que es un egoísta porque no le
pregunta que tal está cuándo
llega a casa después del tratamiento,
sólo generaría problemas.
Lo mejor es que describa
claramente la situación y le haga
saber cómo se siente cada
vez que ocurre. Un ejemplo sería:
'Cuando no me preguntas
cómo me siento al llegar a casa
después del tratamiento y haces
como si no pasara nada,
me siento triste y sola'.
No tiene porqué estar de
acuerdo siempre con su pareja.
Tiene derecho a tener sus propias
opiniones y a tomar las
decisiones que quiera. No se
calle por miedo a que a él no
le guste lo que dice. si lo hace
se sentirá mal consigo misma y
a la larga la relación se acabará
deteriorando.
Es conveniente hablar sin
tapujos de la enfermedad. la
palabra cáncer no tiene que ser
una palabra tabú entre la pareja.
Será positivo comentar juntos
la información nueva que
los médicos van dando sobre el
desarrollo de la enfermedad,
comprobar que habéis entendido
lo mismo y, si tenéis alguna
duda, pedir juntos al personal
sanitario que os la aclare. Pero
la enfermedad no tiene que
convertirse en vuestro único tema
de conversación. en vuestra
vida en común hay muchas
más cosas además del cáncer.
Reservar una parcela de tiempo
para vosotros, para descansar y
disfrutar de las cosas que os
gusta hacer juntos. Y, sobre todo,
nunca perdáis la sonrisa. El
sentido del humor es una baza
estupenda para desdramatizar
y quitar peso a lo que os está
tocando vivir.
Asumir los cambios
En algunos casos, una vez superada
la enfermedad toca hacer
frente a un nuevo reto:
volver a la vida normal y asumir
las señales que el cáncer
ha dejado. Las cicatrices marcan
y más en una zona como
la mama, símbolo de la feminidad.
Puede que crea que ya
no es atractiva y su autoestima
decaiga y que, después de
tanto tiempo luchando las
fuerzas le hayan flaqueado y la
ansiedad, el estrés y la depresión
se hayan apoderado de
usted con la falta de deseo y
pérdida de placer que esto
conlleva. Los fármacos y algunos
tratamientos también dificultan
el proceso de recuperación,
al igual que el cansancio
y el malestar general que su
cuerpo puede padecer.
Los tratamientos, como la
quimioterapia, que logran ganar
la batalla al cáncer pueden
causar sequedad vaginal, dolor
en el coito o disminución en la
capacidad de alcanzar el orgasmo.
Además, la terapia hormonal
puede provocar una menopausia
precoz y con ello hagan
acto de presencia los sofocos,
los cambios en el sueño y las
alteraciones emocionales.
Pero no se asuste por todo
esto. Lo mejor es, tras la cirugía,
que se retomen las relaciones
sexuales lo antes posible.
Es bueno comenzar con caricias
y besos e ir avanzando al
ritmo en el que cada pareja se
sienta más cómoda. A su pareja
le toca hacerla sentir, con
sus palabras y sus gestos, que
a pesar de la operación la sigue
considerando atractiva.
Que quiera ver, tocar y acariciar
la cicatriz cuando llegue el
momento oportuno y siempre
que usted lo desee es un paso
fundamental para acabar con
las barreras psicológicas que
ponen freno a la sexualidad
tras el cáncer de mama.
Ambos tenéis que tener
siempre presente que la sexualidad
no es ni una carrera ni
una competición pues ni hay
metas ni hay que demostrar
nada. Es como un viaje donde
lo importante no es la llegada
sino el camino y en el que los
compañeros ideales son el juego,
la aventura, el sentido del
humor y la comunicación. En
el sexo todos y cada uno de
nosotros somos eternos principiantes.
Nunca dejamos de
conocernos a nosotros mismos
y a nuestra pareja y de aprender
nuevas formas de dar y de
recibir placer. La enfermedad
no es por tanto más que una
nueva etapa de este eterno
aprendizaje.
Recordad siempre que el
placer está en todo el cuerpo y
que la genitalidad es sólo una
parte más. Romped con la monotonía
y pensar siempre el
uno en el otro. La comunicación
aquí también es fundamental.
Su pareja no puede
adivinar sus deseos por lo que
no le ha de dar ningún pudor
decirle lo que desea y necesita
en cada momento. Y a la vez
no deje que le exija nada. No
olvide que cualquier caricia es
siempre un regalo y cómo tal se
da voluntariamente.
FUENTE: Asociación Española Contra
el Cáncer.
Más información:
www.muchoxvivir.org