La acumulación compulsiva
es una patología muy poco
estudiada, considerada hasta
ahora como un subtipo de
Trastorno Obsesivo Compulsivo
(TOC). Sin embargo, uno
de los estudios promovidos
por el Programa de Becas de
Investigación de la Fundación
Española de Psiquiatría y Salud
Mental y la Fundación Astra-
Zéneca, ha permitido determinar
que, al contrario de lo que
se venía pensando, el 50 por
ciento de los pacientes con
acumulación compulsiva no
presentan un TOC. Se trata de
un estudio en el que han participado
de forma conjunta el
Hospital Universitario de Bellvitge
(Barcelona) y el Instituto
de Psiquiatría de Londres.
A las personas que padecen
el síndrome de acumulación
compulsiva les resulta extremadamente
difícil desprenderse de
objetos sin valor y, como resultado
de la conducta de acumulación,
sus casas acaban repletas
de objetos inservibles que
pueden llegar a convertirlas en
lugares casi inhabitables.
La acumulación compulsiva
se distingue del conocido síndrome
de Diógenes en que este
último se da principalmente
en personas de edad avanzada
(generalmente con deterioro
cognitivo o demencia) y uno
de los síntomas principales es el
descuido del cuidado personal.
Por otra parte, las personas con
síndrome de Diógenes suelen
acumular basura (por ejemplo,
restos de comida), mientras
que aquellas que tienen un síndrome
de acumulación compulsiva
acumulan objetos sin
valor (por ejemplo, periódicos
viejos) y puede afectar a personas
de cualquier edad.
Por otro lado, el síndrome
de acumulación compulsiva
suele ser una conducta secreta,
limitada al ámbito doméstico.
Suele afectar de forma preferente
a mujeres a partir de
los 40 años, que comienzan a
guardar objetos (en su mayoría
ropa, periódicos, apuntes y
folletos publicitarios, etc.) justificándose
en su posterior uso
o bien porque se sienten vinculadas
emocionalmente a sus
pertenencias. El grado de desorden
y ocupación en los espacios
habitables del hogar es
el factor que más claramente
distingue el deterioro sufrido
por estos pacientes.