El "síndrome de dolor miofascial"es un trastorno noinflamatorio que se manifiestapor dolor localizado y rigidezy cuya característica primordiales la presencia de los denominados"puntos gatillo",un foco de irritabilidad en elmúsculo cuando éste es deformadopor presión, estiramientoo contractura, lo cual producetanto un punto de dolorlocal como un…
El 'síndrome de dolor miofascial'
es un trastorno no
inflamatorio que se manifiesta
por dolor localizado y rigidez
y cuya característica primordial
es la presencia de los denominados
'puntos gatillo',
un foco de irritabilidad en el
músculo cuando éste es deformado
por presión, estiramiento
o contractura, lo cual produce
tanto un punto de dolor
local como un patrón de dolor
referido. Estos puntos gatillo
pueden ser activos, cuando
éste es la causa directa del dolor,
o pueden ser latentes,
causando disfunción cuando
se realizan ciertas maniobras
con el músculo pero no duele
al palparlo.
Un punto gatillo latente
puede permanecer así por mucho
tiempo y se puede volver
activo bajo algunas circunstancias:
estrés, sobrecarga muscular
(por ejemplo levantamiento
de objetos pesados),
estiramientos, un traumatismo,
etc. Otras causas muy importantes
que desencadenan
estos fenómenos son las anormalidades
posturales que se
asumen durante las actividades
laborales o incluso sobre
actividades de la vida diaria
(posiciones al acostarse, al leer,
al escribir, etc.).
Pero según los expertos,
también hay que tener en
cuenta los factores psicológicos.
Períodos prolongados de
estrés o de depresión pueden
producir cambios subyacentes
sobre algunos grupos musculares,
desencadenando el dolor
de tipo miofascial. Otro
factor importante son las alteraciones
del sueño: la falta de
una relajación adecuada del
músculo hace que éste mantenga
una actividad permanente
y de esta manera no se
logra que las fibras musculares
disminuyan su actividad, lo
cual se traduce en focos de hiperirritabilidad
y consecuentemente
de dolor.
Los puntos gatillo miofasciales
pueden causar rigidez y
debilidad de los músculos
comprometidos, alteración
que es más frecuente encontrarla
durante los períodos de
inactividad o reposo, especialmente
durante la noche. La
aparente 'debilidad' de la que
se quejan los pacientes con alteraciones
miofasciales es debida
a la inhibición motora
central que se desarrolla en el
músculo para protegerlo del
dolor en la medida que éste se
contrae. por lo tanto, no es
una verdadera debilidad muscular
sino un mecanismo de
protección para evitar el dolor.
El síndrome de dolor miofascial
es extremadamente frecuente,
aunque en muchas
ocasiones no se diagnostica
como tal. Algunos autores han
señalado que se pueden encontrar
puntos gatillo latentes
hasta en el 50 por ciento de la
población sana adulta joven. A
medida que aumenta la edad
y disminuye la actividad física
estos puntos son más frecuentes.
Es más habitual entre los
30 y los 50 años y se da más
en mujeres que en hombres.
Tratamiento
Existe una amplia variedad de
métodos de tratamientos para
el manejo de este síndrome,
todos con el mismo principio
básico: restaurar la longitud
normal de reposo de la fibra
muscular y eliminar los puntos
gatillo palpables dentro de las
bandas fibrosas del músculo.
Entre ellos se encuentran la utilización
de calor /frío, ultrasonido,
ejercicios de estiramiento,
técnicas de relajación, y el
uso de medicamentos (analgésicos,
antiinflamatorios, relajantes
musculares) como medidas
más conservadoras antes
de aplicar otros tratamientos
más invasivos, como bloqueos
o infiltraciones de los puntos
gatillo durante varias semanas.
Una experiencia que también
ha dado buenos resultados
según un estudio realizado
en Reino Unido, es la utilización
de un dispositivo médico
(en forma de bolígrafo) que al
presionarlo genera una descarga
de alto voltaje, estimulando
la piel sobre los puntos gatillo
de forma continuada. Los pacientes
estudiados manifestaron
una reducción del dolor,
aumento de la movilidad y reducción
del consumo diario de
analgésicos.
El tratamiento debe ser individualizado
para cada paciente
teniendo en cuenta todos
los factores (mecánicos,
nutricionales, posturales y psíquicos)
que pueden en un
momento dado estar incidiendo
en la presentación de esta
patología.
NO HAY QUE
RESIGNARSE'El dolor crónico es aquel que
persiste más de tres meses.
Se trata de un dolor penetrante
y sostenido que puede
ser persistente (como en
el caso de la artritis o el cáncer)
o intermitente (como en
la migraña). Puede estar originado
por una enfermedad
crónica (artrosis, fibromialgia)
o por otra causa desconocida.
en cualquier caso, lejos
de aceptar el dolor con
resignación, el paciente debe
consultarlo con un profesional
sanitario y fijarse como
objetivo la supresión
total o, al menos, parcial del
dolor. Para lograr este objetivo,
según manifiesta la Sociedad
Española del Dolor,
un tratamiento correcto y
completo debe incluir tres
vertientes: psicológica, física
y farmacológica.
FUENTE: Asociación Internacional
para el Estudio del Dolor (IASP).