Aunque el cambio climático
es ya incuestionable,
según la Organización Mundial
de la Salud (OMS) todavía
es posible reducir la magnitud
de sus consecuencias. La preocupación
primordial de esta
institución, en palabras de su
directora general, Margaret
Chan, es la siguiente: el cambio
climático es una amenaza
muy directa para la salud.
El calentamiento del planeta
será gradual, pero los efectos
de los fenómenos meteorológicos
extremos -más tormentas,
inundaciones, sequías y olas de
calor- serán abruptos y se percibirán
de forma aguda. Esas
dos tendencias pueden afectar
a algunos de los determinantes
más importantes de la salud,
como son el aire, el agua, los
alimentos, un techo bajo el que
cobijarse y la ausencia de enfermedades.
Aunque el cambio climático
es un fenómeno mundial, sus
consecuencias no se distribuirán
de forma uniforme. Los científicos
coinciden en que los países
en desarrollo y las islas serán las
zonas que primero y más gravemente
se verán afectadas.
Principales efectos
La OMS distingue fundamentalmente
cinco grandes efectos
sanitarios del cambio climático.
1. Las temperaturas en
aumento y la mayor frecuencia
de sequías e inundaciones pueden
comprometer la seguridad
alimentaria, ya que el sector
agrícola es muy sensible a la
variabilidad del clima. Se prevé
que el incremento de los casos
de malnutrición será especialmente
grave en los países donde
hay grandes poblaciones
que dependen de una agricultura
de secano.
2. La mayor frecuencia de
fenómenos meteorológicos
extremos conlleva un mayor
riesgo de mortalidad y de
traumatismos por tormentas e
inundaciones. Además, tras las
inundaciones se declaran a
menudo brotes de enfermedades,
como el cólera, sobre todo
cuando los servicios de
abastecimiento de agua y saneamiento
se han visto dañados
o destruidos.
3. Tanto las situaciones
de escasez de agua, que es
esencial para la higiene, como
el exceso de agua por
precipitaciones más frecuentes
y torrenciales aumentará la
carga de enfermedades diarreicas,
que se propagan a través
de alimentos y agua contaminados.
4. Las olas de calor pueden
aumentar directamente la
morbilidad y la mortalidad,
principalmente entre las personas
de edad con enfermedades
cardiovasculares o respiratorias.
Además, las temperaturas
altas pueden aumentar el ozono
al nivel del suelo y acelerar
el inicio de la estación del polen,
favoreciendo así los ataques
de asma.
5. Se prevé que la variación
de las temperaturas y de
la pluviosidad alterará la distribución
geográfica de insectos
vectores que propagan enfermedades
infecciosas. De esas
enfermedades, la malaria y el
dengue son las que más inquietud
suscitan en el campo
de la salud pública.
En resumen, el cambio climático
puede influir en problemas
sanitarios que son ya
de enormes proporciones, se
concentran en gran medida
en el mundo en desarrollo y
son difíciles de combatir.
Según Margaret Chan, la
OMS redoblará sus esfuerzos
para responder a esos retos y
reconoce la urgente necesidad
de apoyar a los países para hallar
la manera de afrontar las
amenazas. La mejora de los sistemas
de vigilancia y elaboración
de previsiones y el fortalecimiento
de los servicios básicos
de salud son, en opinión de esta
experta, las dos vías de afrontar
este problema.