Hasta ahora se pensaba que

el chocolate era una golosina

muy perjudicial que debíamos

excluir de nuestra alimentación.

Pero la realidad es otra.

Según la Sociedad Española

de Nutrición Básica y Aplicada,

el chocolate contiene unas

sustancias conocidas como flavonoides

que ayudan a mantener

el corazón sano, facilitan

una buena circulación sanguínea

y disminuyen la coagulación

de la sangre. Además,

el cacao, materia prima

de este dulce manjar, es un

producto rico en sustancias

antioxidantes que ayudan a

reducir el daño provocado

por los radicales libres (responsables

de procesos de envejecimiento

y del desarrollo

de enfermedades como el

cáncer, el sida o el Alzheimer).

Pero no todo es positivo.

El chocolate contiene alrededor

de un 30% de grasa,

por lo que, a pesar de estas

virtudes, conviene consumirlo

con moderación.