"En España el consumo
de alcohol es un grave
problema de salud pública al
que contribuyen la permisibilidad,
accesibilidad y publicidad
de las bebidas alcohólicas, cuyos
efectos repercuten, de forma
especial, en los menores
de edad". Así de contundentes
se muestran la Organización
Médica Colegial, la Federación
de Asociaciones Científico Médicas
Españolas y diversas sociedades
científicas.
Todas ellas se oponen tanto
a tratar el consumo de bebidas
en la vía pública, el famoso
"botellón", como un problema
simplemente social, como a la
creación de "botellódromos", lugares
de confinamiento para el
consumo de alcohol. Y es que,
además de social, el alcohol es
un gravísimo problema de salud
que determina, en buena
parte, la pérdida de calidad de
vida de los más jóvenes.
Aun así, en su opinión,
hasta el momento ni la sociedad
ha exigido suficientes medidas
preventivas, ni las administraciones
públicas han sido
capaces de implementar medidas
eficaces contra esta lacra
social. Por ello, exigen a las
administraciones que aumenten
las inversiones en actividades
de prevención del consumo
de bebidas alcohólicas y
conviertan estas políticas en
estrategias prioritarias de su
mandato. Su objetivo ha de
ser proteger a los adolescentes
ante los riesgos del consumo
de bebidas alcohólicas.
Este manifiesto fue presentado
durante la celebración de
la jornada Riesgos y daños del
consumo de alcohol en menores
de edad en la que especialistas
en la materia expusieron sus
conclusiones al respecto.
Neurotóxico
El alcohol, destacó en esta jornada
Julio Bobes, presidente de
Sociodrogalcohol, es una amenaza
para el desarrollo neuropsicológico
del adolescente y la
causa de que muchos jóvenes
carguen a sus espaldas con un
bajo rendimiento escolar y vayan
arruinando sus vidas progresiva
e irreversiblemente. Y no
es para menos, pues se ha demostrado
que el alcohol perjudica
el desarrollo cerebral, ocasiona
problemas de memoria y
aprendizaje y provoca alteraciones
en el desarrollo psicofísico y
en el sistema hormonal del menor.
Es más, no es necesario que
el consumo sea sostenido en el
tiempo, sino que basta con que
sea intenso y concentrado en el
fin de semana para tener que lamentar
estos daños.
Para Javier Laso, de la Sociedad
Española de Medicina
Interna, está claro que el etanol
es una sustancia tóxica,
por lo que "en menores, cualquier
consumo es de riesgo".
Por si esto fuera poco, el patrón
de consumo basado en
borracheras, típico de los más
jóvenes, es el más neurotóxico.
Además, no hay que olvidar
que la adolescencia es un
periodo crítico, con mayor vulnerabilidad
a la adicción y menor
capacidad inhibitoria de
los comportamientos. Tal es
así, que "a menor edad de inicio,
más grave y crónico será
el alcoholismo posterior, con
más episodios adictivos y más
persistentes", asegura José Pérez
de los Cobos, presidente
de la Sociedad Española de
Toxicomanías. Por ello, insiste
en la necesidad de iniciar políticas
y programas dirigidos a
demorar el inicio del consumo
del alcohol, que actualmente
se sitúa en los 13,7 años.
Alcohol y sexo
Los grupos familiares fuertes,
con baja tolerancia hacia el alcohol
y mayor supervisión sobre
los adolescentes favorecen
un menor consumo, explica José
Galbe, de la Asociación Española
de Pediatría de Atención
Primaria. Pero cuando entra en
escena el alcohol, las relaciones
familiares, con los compañeros
y profesores se complican y son
más habituales las agresiones,
los accidentes de tráfico y las
conductas peligrosas para su
salud y la de los demás. Un
ejemplo es la mezcla de alcohol
y sexo, que trae consigo consecuencias
"inesperadas" como embarazados
no deseados y enfermedades
infecciosas. La doctora
Pilar Brañas, jefa de la Sección
de Adolescentes del Hospital
Universitario Niño Jesús, subraya
a este respecto que el alcohol
"provoca una desinhibición y
una falsa seguridad que lleva a
relaciones sexuales imprevistas,
no protegidas y, en muchos casos,
a agresiones sexuales". Por
último, el alcohol se relaciona
con más de sesenta enfermedades,
sobre todo alteraciones
mentales y del comportamiento,
cánceres, enfermedades digestivas
y cardiovasculares.