En el embarazo todo cuidado

es poco. Las primeras

semanas son cruciales para el

bebé, por lo que lo recomendable

es acudir al ginecólogo

antes de que se produzca la segunda

falta para así poder

comprobar que el proceso se

desarrolla correctamente y calcular,

de la forma más aproximada

posible, la fecha en la

que tendrá lugar el parto. Su

médico la someterá a un ‘interrogatorio’

completo sobre su

historial clínico y el de su familia

para descartar posibles enfermedades

genéticas que podría

heredar su hijo. Indagará

en su vida y querrá conocer aspectos

como si fuma o bebe alcohol,

si sus reglas son regulares,

si ha estado ya antes

embarazada, si hace ejercicio o

si está siguiendo algún tipo de

tratamiento médico. Controlará

su peso, talla y tensión arterial,

le realizará un examen mamario

y es posible que le

practique también un examen

abdominal externo con el que

verificar el tamaño y la posición

del bebé. Todo este control irá

acompañado de un análisis general

de sangre y de orina, con

el que determinará, por ejemplo,

el tipo de sangre y el factor

Rh, y de otros análisis específicos

para determinar posibles

infecciones que, de existir, podrían

alterar el desarrollo del

embarazo, como la toxoplasmosis,

la rubéola, la sífilis, algún

tipo de hepatitis o el sida.

Tras esta visita cualquier

duda que tenga apúntela y

pregúntesela a su ginecólogo

en la próxima visita que, en el

primer trimestre, si todo va

bien y no vienen gemelos, será

al principio de cada mes y a

partir de la octava falta cada

quince días. Es él quién sabrá

aconsejarla adecuadamente.

Cuide su alimentación

No tiene que ‘comer por dos’

como antiguamente se pensaba,

pero sí cuidar mucho la alimentación.

Ha de ganar peso

para alimentar bien a su bebé, pero no demasiado. De hecho,

lo normal es que su ginecólogo

sólo le deje engordar entre

9 y 12 kilos, si bien esta ganancia

de peso dependerá de la

constitución de cada mujer.

Lo fundamental es que la

dieta sea equilibrada y variada,

rica en frutas, verduras, pescado

e hidratos de carbono y pobre

en dulces, grasas animales y fritos.

Las proteínas ayudan a generar

tejidos y el calcio es fundamental

para la formación de los

huesos y los dientes por lo que

no dude en tomar una buena

dosis de productos lácteos, a ser

posible desnatados, verduras de

hojas verdes y legumbres. Para

mantener el aumento continuo

del flujo sanguíneo del bebé necesita

hierro que aportan la carne

y los huevos, pero tomando

ciertas precauciones, como veremos

más adelante. En su estado,

es tal la importancia de las

vitaminas y minerales que es

posible que la dieta no sea suficiente

para cubrir todo lo que

necesita y su ginecólogo le indique

tomar, por ejemplo, suplementos

de hierro y de calcio, así

como ácido fólico y hierro.

Lo mejor es comer varias

veces al día, cinco o seis veces,

pero en poca cantidad y nada

de comidas pesadas. Así, el estómago

nunca estará vacío,

manteniendo a raya los vómitos

y las náuseas del primer trimestre

y las digestiones más

lentas y la acidez del segundo

y del tercero.

Hay enfermedades que se

pueden contraer por los alimentos

y que ponen en serie peligro

al bebé al acarrear desde defectos

de nacimiento hasta un

aborto espontáneo. Para evitar

problemas, lo mejor es que se

mantenga alejada de los quesos

blandos, como el camembert o

el roquefort, el paté, la leche y

los zumos sin pasteurizar, los

huevos crudos o las comidas

que los contengan, mariscos

crudos y carnes crudas o poco

cocidas. Si así se lo indica su ginecólogo

y tiene riesgo de contraer

toxoplasmosis, también

deberá evitar los embutidos, especialmente

el jamón serrano.

Otros consejos

El que esté embarazada no

significa que no deba moverse.

Como es obvio, no puede

realizar deportes violentos,

movimientos bruscos, ejercicios

que le agoten en exceso,

ni abdominales, pero conviene

mantenerse en forma practicando

ejercicios moderados

como caminar o nadar. En los

centros de preparación maternal

le enseñarán cuáles son los

más adecuados para su nuevo

estado.

Viajar y conducir no son

excluyentes al hecho de estar

embarazada, salvo que el médico

le obligue a mantenerse

en reposo. Pero ha de seguir

una serie de precauciones, como

llevar un cinturón de seguridad

especial para embarazadas,

no hacer viajes demasiado

largos y parar de vez en cuando

para estirar las piernas y caminar

un rato.

Y en cuanto al sexo, puede

practicarlo con la misma asiduidad

de siempre, pero sin adoptar

posturas que compriman el

abdomen. Eso sí, a partir de los

ochos meses y medio y durante

la cuarentena lo único que

queda es la abstinencia. Aún así

hay situaciones en las que el

coito está contraindicado, por

lo que antes de nada consulte

con su ginecólogo. Además,

póngase en contacto con él de

inmediato si tras tener relaciones

sexuales tiene contracciones

dolorosas en el útero o pérdidas

de sangre.

FUENTES: Fundación Nemours, Fundación

March of Dimes, Instituto

Marquès, Centro Nacional de Información

sobre la Salud de la Mujer

(EE.UU.) y Asociación Mundial de

Educadores Infantiles.

Más información:

www.kidshealth.org