Hasta hace relativamente
poco se creía que el dolor
de espalda apenas se daba
entre los más pequeños. Nada
más lejos de la realidad a
tenor de los datos que se manejan
actualmente: antes de
los 15 años de edad, el 50,9%
de los chicos y el 69,3% de
las chicas han padecido dolor
de espalda alguna vez en su
vida.
Con una prueba diagnóstica
habitual, como la radiografía,
no es posible determinar
la raíz del problema,
pronosticar si el dolor va a hacer
acto de presencia o cómo
va a evolucionar a lo largo de
los siguientes 25 años. El porqué
es simple: apenas hay casos
que respondan a una alteración
estructural de la forma
de la columna vertebral como
puede ser la escoliosis (espalda
desviada) o la cifosis (chepa).
Y es que la causa del dolor
es mucho más sencilla y
cercana: el peso que transporta
cada día el niño en la mochila
para ir al colegio, el mobiliario
que usa y los deportes
que practica.
Aunque pudiera parecer
un problema menor no es tal
pues los niños a los que les
duele la espalda tienen más
posibilidades de convertirse en
adultos condenados a padecerlo
de forma crónica y a vivir
con limitaciones el resto de la
vida. De ahí que sea tan importante
enseñar a los pequeños
lo que tienen que hacer
para mantener su espalda sana
y prevenir posibles problemas
médicos en el futuro.
Concientes de ello, el
Consejo General de Colegios
Oficiales de Médicos y la Fundación
Kovacs llevan años
uniendo sus fuerzas para prevenir
el dolor de espalda en
los escolares españoles. En la
última campaña nacional el
tema estrella fue la importancia
de realizar deporte en familia.
Lo más importante es
convencer a los pequeños de
entre 6 y 10 años de los muchos
beneficios de una práctica
que, si la asumen como
propia, no tardará en aportarles
efectos positivos de los
que se beneficiarán muchos
aspectos de su salud a lo largo
de su vida. Nada que ver con
los trastornos que sin duda les
aquejarán si optan por una vida
sedentaria. De hecho, el
sedentarismo es uno de los
factores que más protagonismo
se ha fraguado entre los
casos de dolor de espalda que
se dan en los jóvenes.
Tal y como explica el doctor
Kovacs, presidente de la
Fundación Kovacs, la actividad
física es indispensable y
necesaria para que la columna
vertebral adquiera su forma
definitiva y es la principal
medida que ha demostrado
ser eficaz para la prevención
de las dolencias de la espalda.
No en vano, "realizar ejercicio
físico de forma periódica reduce
el riesgo de padecer dolencias
de la espalda y, además,
aumenta la probabilidad
de que, si aparece dolor, éste
sea de corta duración". Su
poder es tal que puede llegar
a contrarrestar la influencia
negativa de otros factores,
sobre todo del excesivo peso
de la mochila, al mejorar la
capacidad física y la fuerza
del pequeño.
Pero como en todo, aquí
también hay una excepción a
la regla: la práctica continuada
de ciertos deportes a nivel
competitivo no sólo aumenta
el riesgo de que el niño sufra
dolor de espalda, sino también
de que éste se convierta
en crónico. Uno de los deportes
que más problemas
acarrea a la espalda es la
gimnasia rítmica debido al
sobreesfuerzo al que se ve sometida
esta parte del cuerpo.
Pero no hay que confundirse:
el ejercicio y el deporte son
buenos para la espalda. Sólo
si el entrenamiento es erróneo
y se repite con mucha intensidad
puede llegar a dar
problemas.
No al reposo
Ante un dolor de espalda seguro
que nos hemos planteado
en más de una ocasión hacer
reposo. Pues es un error, ya
que no sólo no sirve para nada
sino que además, como tratamiento,
es totalmente contraproducente
pues aumenta las
probabilidades de que el dolor
se prolongue durante más
tiempo y se repita en el futuro.
Con el reposo se pierde fuerza
y forma física, ambas peculiaridades
aliadas indiscutibles del
dolor. Ante todo, hay que
mantener una actitud positiva.
A pesar del dolor, es muy probable
que se pueda llevar una
vida normal.
FUENTES: Fundación Kovacs, Consejo
General de Colegios Oficiales de
Médicos y Confederación de Consumidores
y Usuarios.
Más información:
www.espalda.org