Las enfermedades cardiovasculares
son la primera causa
de muerte en nuestro país, por
delante incluso del cáncer. Por
ello, la Fundación Española del
Corazón quiere concienciar a la
población de la importancia de
mantener hábitos de vida saludables,
como una dieta equilibrada,
el abandono del tabaco
y la práctica regular de ejercicio.
Sobre este último aspecto, el
doctor José María Maroto, coordinador
de la Unidad de Rehabilitación
Cardiaca del Hospital
Ramón y Cajal de Madrid, afirma
que el ejercicio es un arma
terapéutica esencial tanto en
personas sanas como en las que
padecen patologías cardiacas.
Sin embargo, para que el ejercicio
sea efectivo, debe realizarse
en sesiones de una hora diaria,
durante al menos cinco días a la
semana y ser de tipo aeróbico,
como por ejemplo marcha, carrera,
ciclismo o natación.
Uno de los males de nuestra
era, el sedentarismo, está
directamente relacionado con
la salud del corazón. Por ello,
una de las principales estrategias
que se debe seguir para
prevenir las enfermedades cardiovasculares
es practicar con
regularidad algún ejercicio y
ser conscientes de que si no se
sigue una vida equilibrada en
cuanto a dieta y ejercicio, 'los
problemas cardiovasculares
aparecerán a partir de la mediana
edad y podrán tener
consecuencias graves', afirma
el doctor José Antonio Corbalán,
cardiólogo y ex jugador
profesional de baloncesto.
Pero, aunque no cabe ninguna
duda de las bonanzas
del ejercicio sobre la salud cardiovascular,
los especialistas
son cautelosos en un aspecto.
Y es que, 'si alguien decide
volver a practicar deporte después
de un periodo de inactividad
y tiene algún factor de
riesgo cardiovascular, es esencial
consultar al especialista sobre
las actividades más adecuadas
para su edad y estado
de salud', concluye Corbalán.
Contra el infarto
de miocardio y el ictus
Cada vez más estudios revelan
que la práctica regular de actividad
física reduce incluso hasta
la mitad el riesgo de padecer
un infarto de miocardio o
un ictus (infarto cerebral), una
reducción que, tal y como
apunta el doctor Roberto Elosua,
coordinador del Grupo de
Investigación en Epidemiología
y Genética Cardiovascular
del Instituto Municipal de Investigación
Médica de Barcelona,
se produce incluso en
pacientes que ya han sufrido
alguna enfermedad cardiovascular.
Y todo porque, según
estos estudios, el ejercicio regular
aumenta la estabilidad
eléctrica del corazón, reduciendo
así el riesgo de padecer
una arritmia cardíaca potencialmente
maligna y mortal.
Además, en el caso de que se
produzca un infarto, éste será
de menor magnitud en una
persona que haga ejercicio
que en quien no lo realice.
Por si estas razones no fueran
suficientes para convencer
al 55 por ciento de la población
adulta española que confiesa
no realizar ninguna actividad
física en su tiempo libre,
aquí van algunas más: la práctica
de actividad física reduce el
colesterol 'malo', aumenta el
colesterol 'bueno', disminuye la
presión arterial y la frecuencia
cardíaca y, al mejorar la acción
de la insulina, reduce el riesgo
de padecer diabetes.
A pesar de todos estos beneficios,
la realidad es que la
prevalencia del sedentarismo
en España es superior a la de
la gran mayoría de países
europeos, siendo únicamente
superada por Portugal.