Y si tiene más de 50 años cuenta con dos buenas razones para hacer un poco de ejercicio cada día. Una, de sobra conocida por todos, es que el ejercicio físico es un pilar básico en la prevención y el tratamiento de enfermedades cardiovasculares y otra, más desconocida pero no por ello menos importante, que juega un papel fundamental en la prevención y tratamiento del deterioro en la capacidad funcional.
El envejecimiento ya de por sí se acompaña de consecuencias que limitan a las personas mayores a la hora de realizar determinadas tareas de su vida diaria y les impide, en algunas ocasiones, vivir de forma independiente. Así, la resistencia aeróbica de la persona disminuye en un 45%, la fuerza de agarre de las manos en un 40%, la fuerza de las piernas en un 70%, la movilidad articular en un 50% y la coordinación neuromuscular en un 90%.
Pero el envejecimiento no es el único factor que explica la disminución en la fuerza y la masa muscular que se produce con la edad. Una de las causas más importantes es la drástica reducción que, con el paso de los años, se observa en la cantidad y calidad de actividad física diaria. Un cambio de tendencia que, tal y como afirma el doctor Mikel Izquierdo, profesor titular de Biomecánica de la Actividad Física y el Deporte de la Universidad de León, "es de vital importancia para el mantenimiento de la salud y la calidad de vida de las personas". Tal es así que, si no se hace ejercicio, "hacia los 75-85 años la fuerza de las piernas y los brazos puede reducirse tanto que la persona no pueda levantarse por sí misma de la cama o del sillón". Por ello, recomienda a las personas mayores de 55 años realizar al menos dos veces a la semana entrenamientos de resistencia aeróbica moderada, como caminar o nadar, junto con ejercicios de fuerza y flexibilidad.
Veinte años más joven"
Y es que, tal y como han puesto sobre la mesa diversos estudios, la persona que realiza un entrenamiento físico, relativamente intenso y adaptado a su capacidad funcional, es testigo de cómo su fuerza muscular, condición física aeróbica, movilidad articular, habilidad motora, autoestima y longevidad aumentan de forma significativa, sea cual sea su edad y sexo. En concreto, estos estudios demostraron que las personas de entre 60 y 70 años que participaron en un programa de cuatro meses de entrenamiento dirigidos a desarrollar la fuerza y masa muscular se encontraban igual que compañeros suyos que empezaron este mismo programa con 40 años. La explicación es clara y contundente: recuperaron la capacidad funcional y la potencia muscular de las que gozaban veinte años atrás.