En la última década, se ha

ido fraguando poco a poco

un nuevo estilo de vida que,

aunque con grandes comodidades,

ha ido dejando a su paso

algunas víctimas. Uno de los

más perjudicados por las nuevas

tendencias han sido nuestros

ojos. Las nuevas tecnologías, las

largas horas delante de un ordenador

o la concentración necesaria

para mantener la atención

al volante pueden mermar

día a día la salud de los que son

nuestras ventanas al mundo. Y

es que, cuando fijamos nuestra

atención en algo, parpadeamos

con menos frecuencia y nuestros

ojos se resecan, causando

molestias e incluso llegando a

afectar a nuestra calidad de vida.

Si a todo ello unimos factores

ambientales como el aire

acondicionado, la calefacción o

la contaminación, estas molestias

aumentan. Por todo ello, el

ojo seco, el ojo cansado o el ojo

rojo hacen acto de presencia.

Son lo que conocemos como

molestias oculares leves, las dolencias

más frecuentes que sufren

nuestros ojos y que están

presentes en nuestro día a día.

Afortunadamente, podemos encontrar

en la farmacia y sin necesidad

de receta médica nuevos

tratamientos que ofrecen

un rápido y prolongado alivio.

¿Qué es el ojo

cansado?

Visine ha realizado un estudio

para conocer de primera mano

la prevalencia de las molestias

oculares leves en la población

española, las causas y las situaciones

más habituales que

puedan provocarlas. A tenor

de los resultados de las 5.000

entrevistas realizadas a españoles

mayores de 14 años, el ojo

cansado es la dolencia más común

de los ojos y afecta al

53% de los españoles que sufren

molestias oculares leves.

Los síntomas de esta leve

sensación temporal aparecen

por lo general cuando la persona

ha estado concentrada

en algo durante mucho tiempo,

por ejemplo, leyendo, trabajando

delante de la pantalla

del ordenador, conduciendo,

etc. Estas actividades provocan

que la frecuencia en su parpadeo

disminuya. En consecuencia,

la película lagrimal no se

renueva con la frecuencia necesaria

y parte del agua que

contiene la película se evapora.

El ojo cansado es una sequedad

ocular leve; cuando

ésta se convierte en severa, hablamos

de ojo seco. De hecho,

si los síntomas leves de

ojo cansado persisten y no son

tratados, existe la posibilidad

de desarrollar unas condiciones

de ojo seco más severas.

Sin embargo, en caso de infección,

rojez, inflamación o dolor,

es conveniente consultar

con el médico u oftalmólogo.

Pero, ¿cuándo aparece con

más facilidad? Según el Estudio

Visine, el 33% de los españoles

sufren molestias oculares

en el trabajo sobre todo ante

el ordenador. Además, dormir

poco y mal es una de sus causas.

Tal es así que, según este

estudio, dos de cada diez españoles

sufren este trastorno

debido a ello. Uno de los grupos

que suelen padecer los

síntomas de ojo cansado son

los usuarios de las lentes de

contacto, los cuales presencian

cómo empeora su situación a

medida que transcurre el día.

Las consecuencias de estas

dolencias en los ojos van más

allá de lo físico. Una de las

conclusiones más relevantes

del Estudio Visine es que el

22% de los españoles aseguran

que las molestias oculares

les afectan en su estado de

ánimo y que el 19% reflejan

aspecto cansado en su imagen

debido a molestias oculares.

Las personas que padecen

ojo cansado perciben una sensación

de sobresaturación, tensión

o cansancio en los ojos.

Los que lo sufren deciden no

tratarse al percibir estas molestias

de forma leve y no lo suficientemente

serias como para

ir al oftalmólogo. A pesar de

todo, sus síntomas indican

irregularidades en la película

lagrimal que, aún siendo de

manera temporal, pueden

afectar a su calidad de vida.

El Estudio Visine ha sacado

a la luz un dato de interés

a este respecto. Y es que, según

los resultados obtenidos,

el 18% de los españoles que

sufren ojo cansado lo asocian

erróneamente a vista cansada

o a problemas de visión.

La película lagrimal

La película lagrimal se extiende

sobre el ojo con el parpadeo

y está compuesta por

agua, aceites y nutrientes que

fluyen sobre la superficie expuesta

del ojo. Cuando es estable,

no sólo humedece, nutre

y protege al ojo, sino que

también proporciona una superficie

ocular lisa y regular

que es esencial para ver correctamente.

Pero cuando se

altera causa molestias y afecta

a la agudeza visual.

Se sabe que el grosor de

la película lagrimal es de

aproximadamente 0,007 ml y

su volumen en el ojo es de

0,0007 ml a 0,01 ml. Esta

cantidad de película lagrimal

se evaporaría en tan sólo 10-

20 segundos si no tuviera lugar

una constante renovación.

A modo de curiosidad, cabe

añadir que, de media, una

persona parpadea cada 5 a

10 segundos para restaurar la

película lagrimal, aunque la

frecuencia cambia según la

actividad realizada. Así, por

ejemplo, en estado relajado

una persona parpadea 22,4

veces por minuto, trabajando

delante del ordenador 7,6 veces

y leyendo 10,5.