El regaliz es conocido por
sus usos medicinales desde
los tiempos más remotos. Según
varias farmacopeas el regaliz
contiene propiedades calmantes
y expectorantes para
disolver y facilitar la expulsión
de la mucosidad en catarros y
para las enfermedades del tracto
respiratorio superior. Además,
tiene propiedades para
curar las úlceras al estimular la
síntesis de la mucosidad y se
han estudiado preparados de
regaliz como posible tratamiento
de dolores espasmódicos
en gastritis crónica. También
tiene efectos antiinflamatorios
(mineralcorticoides) al
contener el ácido glicirrícico,
un inhibidor del metabolismo
del cortisol. El regaliz también
tiene un suave efecto laxante y
se han descrito aplicaciones
útiles para el tratamiento de la
dermatitis atópica y las lesiones
inflamatorias.
Un poco de historia
El regaliz es la raíz de un pequeño
arbusto llamado Glycyrrhiza
glabra. Desde los comienzos de
la civilización los humanos han
utilizado la raíz y el rizoma seco
de este arbusto con un fin medicinal.
Se han documentado
escritos del uso de regaliz que
provenían de diferentes regiones
geográficas y distintos periodos.
Los primeros testimonios
del uso medicinal del
regaliz se remontan a la cultura
egipcia, china e india.
La primera vez que se utilizó
el regaliz en Europa como
medicina fue en Grecia. De
hecho, su nombre genérico
glycyrrhiza proviene del griego
antiguo y significa "raíz dulce".
Según Theophrastus (siglo
IV-II a.c), gran botánico y discípulo
de Platón y Aristóteles,
los griegos probablemente
aprendieran el uso farmacológico
del regaliz de los Seythians,
un grupo étnico que
vivía al noreste de Grecia en la
zona de Ucrania, entre el Mar
Negro y el Mar Caspio.
En la época romana el regaliz
era un remedio bien conocido
y se utilizaba para tratar
el asma, enfermedades
relacionadas con la garganta,
úlceras en la boca, e incluso
para combatir la esterilidad.
A principios de la Edad
Media (siglo VI-XV), San Isidoro,
obispo de Sevilla, incluyó a
la glycyrrhiza en Etymologiarum
sive Originum, su renombrada
enciclopedia, en la cual examina
los nombres de objetos como
una vía para entender su
naturaleza. La escuela de Salerno
(siglo VII-IX a.C.) fue el centro
de fusión de culturas greco-
romanas y árabes en el
campo de los estudios de la
medicina. En Salerno la obra
Regimen santitatis examinó cuidadosamente
el regaliz y sus
propiedades farmacológicas incluyendo
los conocimientos de
destacados científicos árabes
como Mohammed Ibn Zakaria
Aby Bekr Alrazi y Ibn Sina.
A finales del siglo XV y
principios del XVI nació la botánica
como ciencia y se incluyó
el regaliz como planta medicinal.
A las puertas de la edad
industrial encontramos de
nuevo el regaliz con una nueva
fórmula en el Código farmacológico
establecido por la
República de Venecia, tan sólo
unos cuantos años antes de su
desaparición. En este código el
regaliz es considerado como
uno de los ingredientes utilizados
para hacer ‘teriaca’, un remedio
antiguo considerado
una panacea para cualquier
patología (Codice Farmacéutico,
1790).
En China su uso está documentado
en la obra más antigua
de remedios de aquel territorio,
el Shennong bengao,
creado en el año 200 a.C. Las
indicaciones que se describen
son parecidas a las de Europa:
faringitis, tos, palpitaciones,
dolores gástricos, úlcera intestinal
y dolor de garganta.
Las tradiciones europeas,
indias y chinas contienen referencias
de efectos antivirales
del regaliz en procesos como
la laringitis, faringitis, tos, hepatitis
viral y enfermedades virales
de la piel como el condiloma
y las úlceras. Hoy en día
existen datos científicos que
confirman estos efectos.
Actualmente, el regaliz se
comercializa en muy variados
formatos: palo de la raíz para
chupar, comprimidos masticables,
infusiones, jarabes, pastillas
de extracto de regaliz con
mentol, etc.