El uso de anticonceptivos
orales asociado al consumo
de tabaco aumenta de forma
exponencial el riesgo cardiovascular
a través de la presencia
de eventos cardiovasculares
agudos. Es decir, multiplican el
riesgo de tromboflebitis, embolia
pulmonar, infarto agudo
de miocardio e ictus.
De hecho, "las mujeres jóvenes
y en edad fértil pueden perder
la ventaja que les proporciona
su situación hormonal",
apunta la doctora Milagros Pedreira,
presidenta del Grupo de
Enfermedades Cardiovasculares
en la Mujer de la Sociedad Española
de Cardiología (SEC). Asimismo,
añade, "existen otras
circunstancias como la diabetes
o las alteraciones del colesterol
de origen familiar que también
incrementan el riesgo cardiovascular
y pueden desencadenar
eventos precoces, si bien estas
situaciones suelen ser bien conocidas
por las pacientes y controladas
por sus médicos".
Sin embargo, el uso de anticonceptivos
orales asociados
al consumo de tabaco puede
no estar vigilado desde el punto
de vista médico, ya que las
propias mujeres no son conocedoras
del riesgo y de la necesidad
de su control. De tal
manera, que "con el uso de
anticonceptivos orales es obligada
la supresión del tabaco",
matiza Pedreira.
Los anticonceptivos orales
poseen un potencial efecto
trombogénico que puede
desencadenar un evento cardiovascular;
no obstante, añade
esta especialista, "en ausencia
de otros factores de
riesgo, las mujeres jóvenes y
bajo control médico pueden
utilizarlos con seguridad,
siempre que conozcan este
riesgo y sigan las indicaciones
y controles prescritos por su
ginecólogo".
En este sentido, "las mujeres
con más de 35 años y fumadoras
no deben utilizar medios
anticonceptivos orales,
por el riesgo ya descrito, y en
mujeres más jóvenes también
debe conocerse el potencial
efecto trombogénico cuando
se asocia a tabaquismo".