El tabaquismo agrava los
síntomas en los pacientes
alérgicos y dificulta su tratamiento,
según advierte la Sociedad
Española de Alergología
e Inmunología Clínica (SEAIC).
Esto, añade esta asociación
científica, provoca una peor
calidad de vida de los alérgicos
fumadores en comparación
con los alérgicos no fumadores.
Para el doctor Ricardo
Abengózar, alergólogo del
Hospital Virgen del Valle de Toledo
y especialista en tabaquismo,
'dejar de fumar evitaría el
desarrollo y frecuencia de muchas
enfermedades alérgicas,
como el asma y la rinitis'.
El humo de tabaco contiene
unos 4.000 componentes
tóxicos, los cuales, según este
experto, 'favorecen la elevación
de los niveles del anticuerpo
que participa en las reacciones
alérgicas (IgE = Inmunoglobulina
tipo E). De hecho, numerosos
estudios epidemiológicos
ponen de manifiesto un incremento
de los niveles de la IgE
entre los fumadores (activos o
pasivos). Por tanto, el tabaquismo
aumenta la prevalencia de
las enfermedades mediadas por
este anticuerpo IgE'.
Además del efecto que el
tabaco ejerce sobre los pulmones
y el desarrollo de enfermedades
respiratorias típicas,
la exposición al mismo perjudica
a los pacientes con enfermedades
de origen alérgico,
como los asmáticos. Así, y
puesto que la exposición al tabaco
influye en su frecuencia
y, sobre todo, en su evolución,
los asmáticos deben evitar el
tabaco, así como que otras
personas fumen en su presencia.
'Se ha comprobado que
el humo del tabaco produce
una disminución del calibre
bronquial. Dado que un asmático
ya tiene una disminución
del mismo por su enfermedad,
esto puede dificultar el control
del asma y agravar el pronóstico',
indica Abengózar.
Por otra parte, cabe destacar
que, según un estudio recientemente
publicado por la
Academia Americana de Asma
y Alergia, evitar el aire contaminado
con humo de tabaco,
tanto en el embarazo como
en los primeros años de vida
del niño, previene de manera
primaria el asma bronquial y,
en general, las enfermedades
alérgicas respiratorias.
Complicaciones
Los alergólogos indican que la
inmunoterapia es la única vía
para modificar el curso natural
de las enfermedades alérgicas.
A este respecto, señalar que en
el caso de los fumadores, el tratamiento
aplicado surte menor
efecto. 'Tanto los asmáticos como
los pacientes con rinitis precisan
una terapia más intensa si
son fumadores', explica el doctor
Abengózar. 'La exposición
mantenida al humo del tabaco
es un factor que empeora la
sintomatología de dichas enfermedades
y, por tanto, dificulta
su buen control'.
Se estima que, una vez
desarrollada la alergia o el asma
bronquial, el contacto del
paciente con el tabaco puede
desencadenar agudizaciones,
aumentar la gravedad, el número
de atenciones urgentes
u hospitalizaciones, así como
dar lugar a una peor respuesta
al tratamiento.
Asimismo, el citado especialista
explica que 'aunque
hasta el momento no se han
realizado estudios que cuantifiquen
si los pacientes alérgicos
fumadores acuden más a
los alergólogos, nuestra práctica
clínica nos demuestra que
estas personas van con más
frecuencia al médico por empeoramiento
de sus síntomas
respiratorios. Además, cabe
destacar que, en los últimos
años, también se ha incrementado
notablemente el número
de ingresos hospitalarios
de pacientes asmáticos fumadores
tanto activos como pasivos'.