El cáncer es uno de los mayores
problemas de salud
de la sociedad actual. Nadie
está libre de padecerlo, pero
los expertos insisten en que un
altísimo porcentaje de casos
podría prevenirse adoptando
hábitos de vida saludables,
principalmente no fumar, seguir
una dieta equilibrada,
practicar ejercicio físico regular,
protegerse del sol y acudir
al médico ante cualquier síntoma
de alerta.
No al tabaco
Dejar de fumar es posible y
nunca es tarde para hacerlo. El
tabaco es un problema de salud
pública de primer orden
responsable de numerosas enfermedades:
problemas cardiovasculares,
respiratorios y
oncológicos entre los que destacan
los cánceres de pulmón,
orofarínge, laringe, esófago,
estómago, riñón, vejiga y cuello
uterino.
Cuidado con el alcohol
El consumo moderado de alcohol
(entre 1 y 2 unidades de
alcohol al día) no es perjudicial
para la salud, pero el peligro
llega cuando se traspasa este
límite. Una unidad de alcohol
equivale a una caña de cerveza
o sidra, una copa de jerez,
un vaso de vino o media copa
de bebidas de alta graduación.
Cuanto mayor sea el abuso
más posibilidades hay de padecer
determinadas enfermedades,
entre las que se encuentran
la cirrosis hepática y
diversos cánceres, como los de
boca, faringe, esófago y laringe.
Unos tipos de cáncer que
además ven intensificada su
presencia cuando la persona,
además de beber habitualmente
también fuma, pues el
alcohol multiplica el riesgo de
aparición de enfermedades relacionadas
con el tabaco.
Apueste por
la comida sana
Actualmente no cabe ninguna
duda de que la alimentación
juega un papel muy importante
en la formación y el desarrollo
de determinados tipos
de cáncer. De hecho, alrededor
de un tercio de las muertes
por cáncer que acontecen
en nuestro país se debe a factores
dietéticos.
Los cereales (pan, arroz,
pasta, etc.) han de ser la base
de la alimentación, sobre todo
si son integrales, pues de ellos
se obtiene fibra y otras sustancias
beneficiosas para la salud.
Si la fibra es tan importante es
porque juega un papel primordial
en la prevención del
cáncer colorrectal, ya que al
aumentar el volumen de las
heces, acelera el tránsito intestinal
y dificulta el contacto de
sustancias, potencialmente
cancerígenas, con la pared del
intestino. Las legumbres también
contienen gran cantidad
de fibra, por lo que no es de
extrañar que en la lista de los
alimentos que los expertos recomiendan
comer cada día se
incluyan de 400 a 600 gramos
de cereales, legumbres y tubérculos.
Si quiere seguir una dieta
sana, no se puede olvidar de las
frutas y verduras. Para no prescindir
de las vitaminas, minerales
y demás sustancias importantes
para la salud que ofrecen
ha de consumir cada día dos
raciones de fruta y tres de verdura.
Y es que, en concreto las
vitaminas son nutrientes imprescindibles
para nuestro cuerpo.
Además, algunas poseen alto
poder antioxidante.
Luche contra
la obesidad
El sobrepeso y la obesidad incrementan
el riesgo de cáncer
(mama, endometrio y colon).
Hay que luchar contra ellos y
la mejor forma de hacerlo es
encontrando el equilibrio entre
las calorías que se ingieren
y la actividad física que se realiza
a lo largo del día. Pero si
padece sobrepeso no intente
perder los kilos que le sobran a
cualquier precio. Hágalo poco
a poco y bajo la atenta mirada
de su médico.
El ejercicio físico ha de estar
presente en la rutina de cada
día con al menos 30 minutos
de una actividad moderada.
Protección frente
al sol
Al exponerse al sol, toda precaución
es poca. Si hace caso
omiso a las recomendaciones
se está exponiendo a padecer
un gran número de alteraciones
y enfermedades, como
cáncer de piel, quemaduras, insolaciones
y envejecimiento cutáneo.
No se sume a la moda
del ‘bronceado’, responsable de
que en los últimos años hayan
aumentado de forma significativa
los casos de cáncer de piel,
fundamentalmente del tipo
melanoma. Y recuerde que
también debe protejerse del sol
en otoño e invierno, utilizando
gafas de sol adecuadas y cremas
con fotoprotección.
Cumpla la normativa
de seguridad laboral
Hoy en día se conocen numerosas
sustancias y compuestos
que de forma directa o indirecta
son capaces de generar enfermedades
cancerosas. Si en
su trabajo está expuesto a alguno
de ellos cumpla a rajatabla
con las medidas de seguridad
establecidas para prevenir y reducir
la exposición y sométase
a los reconocimientos médicos
que su actividad laboral requiere
para lograr el diagnóstico
precoz de posibles alteraciones.
Conozca los síntomas
El cáncer normalmente no es
silencioso y suele acompañarse
de signos y síntomas que le delatan.
Si sabe cuáles son, estará
alerta y podrá avisar al médico
de su presencia. Con la información
en la mano, éste realizará
un seguimiento y un estudio
del caso y, si existe cáncer,
iniciará el tratamiento lo más
pronto posible. Por ello, lo mejor
es que visite a su médico si
observa algún bulto, pues suelen
avisar de la presencia de un
cáncer de mama, de testículos
o linfático, o una herida que no
cicatriza, ya que, por ejemplo,
heridas tipo "llaga" son las que
con frecuencia alertan de la
presencia de un cáncer de boca
y labio. Un lunar que cambia
de color, forma o tamaño o
la aparición de lunares o verrugas
nuevos son la sintomatología
más habitual del cáncer de
piel. Cualquier pérdida anormal
de sangre también es un
signo de que algo está pasando,
al igual que una pérdida de
peso injustificada.
Además, si su aparato digestivo
sufre la presencia de un cáncer
es muy fácil que sus hábitos
intestinales cambien, y/o que las
heces adquieran otra densidad o
color o que incluso se acompañen
de sangre, entre otras cosas.
Cuando son las vías urinarias las
afectadas, la micción suele cambiar,
tanto en su periodicidad
como en sus propiedades (cantidad,
aspecto, color, molestias al
orinar, etc.). De forma similar, la
aparición de tos persistente, ronquera
injustificada y disfonía, entre
otros síntomas, pueden estar
indicando la existencia de cáncer
de laringe.
Visite al ginecólogo
regularmente
El cáncer de cuello de útero es
el segundo tumor más frecuente
en la población femenina,
con más de medio millón
de casos nuevos anuales
en todo el mundo. Hasta hace
apenas unos meses, la única
arma eficaz contra este tipo de
cáncer era la revisión ginecológica
y la citología anual, pero
actualmente ya se dispone,
además, de la vacuna contra
el virus del papiloma humano
como medio de prevención.
Las lesiones que le anteceden
y las fases iniciales de esta
enfermedad generalmente no
se acompañan de ningún síntoma,
por lo que lo mejor es
acudir al ginecólogo cada año
para realizarse una citología vaginal.
Como esta prueba detecta
lesiones precursoras del cáncer
de cuello de útero, es decir,
antes de que ni siquiera el cáncer
se haya formado, permite
aplicar tratamientos sencillos y
obtener una completa curación
de dichas lesiones.
Cuando el tumor está más
avanzado, el síntoma que con
mayor frecuencia delata la presencia
de este cáncer es la hemorragia
vaginal anormal entre
reglas o tras mantener relaciones
sexuales. Visite al ginecólogo
si le ocurre esto, si su flujo
vaginal aumenta, en especial si
es rosado o se acompaña de
sangre, y si durante o tras las
relaciones sexuales sangra y/o
siente dolor. Si está en la menopausia
ha de consultar con el
ginecólogo cualquier sangrado
vaginal que se presente.
Por suerte, en los últimos
años se ha apreciado un importante
descenso tanto en su
incidencia como en la mortalidad
que acarrea. Las campañas
de prevención de los factores
causantes de este cáncer y los
programas de detección precoz
están dando sus frutos, por
lo que no lo dude y participe
en ellos. Es más, se espera que
los resultados sean aún mejores
en el futuro gracias a la vacuna
que puede evitar la aparición
de los casos de cáncer de
cuello de útero producidos por
la infección del virus del papiloma
humano. Ya se comercializa
y antes del 2010 estará incluida
en el calendario oficial
de todas las comunidades autónomas.
La vacuna es eficaz para
prevenir la infección y puesto
que la vía de contagio es la sexual
se ha de administrar antes
de mantener las primeras relaciones
sexuales. Por ello, la
edad de vacunación idónea es
la preadolescencia, entre los 9 y
los 14 años.
Participe
en los programas
de detección precoz
La prueba más eficaz para la
detección precoz del cáncer de
mama es la mamografía. Gracias
a ella se diagnostican cada
vez más cánceres en fases tempranas
de la enfermedad. De
hecho, aproximadamente el 30
por ciento de todas las lesiones
malignas diagnosticadas por
este método se encuentran en
esta fase y su curación es prácticamente
del cien por cien.
Además, toda mujer, sea
cual sea su edad, ha de acostumbrarse
a autoexplorar sus
mamas. Así, conocerá mejor su
cuerpo y podrá reconocer posibles
alteraciones en sus mamas
y acudir inmediatamente
al especialista.
FUENTE: Asociación Española Contra
el Cáncer.
Más información:
www.todocancer.com/esp