Es de sobra conocido por todos
que la obesidad tiene
en la publicidad de los alimentos
uno de sus mejores aliados.
Conscientes de ello y para intentar
paliar su influencia, el
Gobierno y la Federación de Industrias
de Alimentación y Bebidas
(FIAB) de nuestro país pusieron
en marcha a mediados
de septiembre el Código de Autorregulación
de la Publicidad
dirigida a menores (PAOS). Tres
meses después de su entrada
en vigor éste ha dado ya sus
primeros resultados. Tras analizar
un total de 232 anuncios de
productos de alimentación, 29
han sido rechazados y otros 46
han recibido la recomendación
de introducir modificaciones.
La utilización de famosos,
el afirmar que un determinado
producto dará más prestigio
entre sus amigos a quien
lo consuma o el insinuar que
un alimento puede ser sustitutivo
de las comidas principales
son algunos de los incumplimientos
detectados.
Pero, ¿cuáles son las normas
que los anunciantes vulneran
con mayor asiduidad? De
entre todas, la 'más maltratada'
es la que prohíbe la promoción
de alimentos o bebidas a través
de personajes famosos (37
anuncios). Pero no es la única.
En 17 casos los anunciantes
han olvidado que la publicidad
de alimentos y bebidas dirigida
a menores ha de ajustarse a la
legislación vigente independientemente
de su contenido,
el medio de difusión o la forma
que adopte. Además, son 12
los anuncios que, incluyendo
una promoción, se han diseñado
con la intención de transmitir
el mensaje relativo al incentivo
promocional pasando por
alto al producto anunciado.
Los anuncios no deben sugerir
que la compra y el uso del
producto aportan al usuario el
prestigio, las habilidades y otras
cualidades especiales de los personajes
que aparecen en el
anuncio, ni dar a entender que
gracias a ellos los niños serán
más aceptados entre sus amigos
ni que serán rechazados por no
consumirlos, algo de lo que de
una forma u otra ignoran siete
de los casos analizados.
Por último, en cinco de los
anuncios se vulneran aspectos
del código relacionados con la
educación y la información nutricional
y en una ocasión se
olvida que la publicidad no
debe apremiar a los más pequeños
a la obtención del producto
anunciado ni crearles un
sentimiento de inmediatez ni
exclusividad.
Más información:
www.aesa.msc.es