La bronquiolitis es una inflamaciónde los bronquiolos, últimasramificaciones de los bronquios,provocada por unainfección respiratoria. Estos bronquiolos al inflamarse se llenande mucosidades, lo queprovoca una obstrucción delpaso del aire y, por tanto, dificultadpara respirar. El principal causante deesta enfermedad de origen víricoes el Virus RespiratorioSincitial (VRS),…
La bronquiolitis es una inflamación
de los bronquiolos, últimas
ramificaciones de los bronquios,
provocada por una
infección respiratoria. Estos bronquiolos al inflamarse se llenan
de mucosidades, lo que
provoca una obstrucción del
paso del aire y, por tanto, dificultad
para respirar.
El principal causante de
esta enfermedad de origen vírico
es el Virus Respiratorio
Sincitial (VRS), aunque también
puede ser provocada por
el virus de la parainfluenza,
influenza y adenovirus.
La transmisión se realiza de
persona a persona por contacto
directo o por vía inhalatoria.
Los efectos de la infección en
un adulto son poco nocivos,
pero en un niño puede provocarle
una enfermedad severa.
Afecta principalmente a
lactantes y niños pequeños,
que al tener sus vías respiratorias
más finas, se bloquean
más facilmente que las vías de
niños mayores o adultos. La
bronquiolitis se da fundamentalmente
en niños hasta los
dos años de edad, sobre todo
entre los 3 y 6 meses de vida.
Contagio
La bronquiolitis es una enfermedad
altamente contagiosa. El virus
está presente en las secreciones
de la nariz y la boca de la
persona afectada y se disemina
cuando ésta tose, habla o ríe.
Desde el aire puede ir a contaminar
distintas superficies, quedando
en los objetos que ha tocado,
como juguetes o pañuelos.
Por esto es especialmente
importante evitar que los niños
que presenten síntomas de
bronquiolitis estén en contacto
con más niños, por lo que no
se deberán llevar a guarderías
o colegios hasta que no remita
la enfermedad.
Factores de riesgo
El riesgo de bronquiolitis aumenta en función de los siguientes
factores:
1. Edad: se da principalmente en niños menores de 6 meses.
Hasta esta edad, el sistema inmunológico y los pulmones
no están aún suficientemente desarrollados.
2. Nacimiento prematuro: los niños nacidos antes de las
37 semanas de gestación presentan una mayor propensión
a esta enfermedad.
3. No haber tenido lactancia materna: parece ser que los
niños alimentados con lactancia materna reciben cierta
protección inmunológica de la madre.
4. Condiciones de vida desfavorables: hacinamiento, contaminación.
5. Exposición a humo de tabaco: el humo de tabaco es el
principal enemigo de estos niños.
6. Contacto con muchos niños o en general con mucha gente.
Datos
epidemiológicos
La bronquiolitis presenta una
tendencia estacional, distribuyéndose
entre noviembre y
marzo, principalmente en el
primer trimestre del año. En
la época epidémica puede
afectar hasta un 10% de los
lactantes, de los cuales entre
un 15 y un 20% puede precisar
ingreso hospitalario.
Ciertos estudios indican
que existe una relación entre
niños que han padecido bronquiolitis
y un desarrollo de asma
en su etapa adulta, si bien
no se acaba de aclarar si esta
enfermedad puede ser la desencadenante
de la aparición del
asma o si bien puede agravar
sus episodios posteriores.
Este invierno, unos 150.000
bebés sufrirán bronquiolitis y
en torno al 35% precisará hospitalización,
según han indicado
expertos reunidos recientemente
en Madrid.
Evolución favorable
Los primeros síntomas se pueden
confundir con un resfriado
común: congestión, aumento
de las secreciones nasales y tos
leve. Además, en algunas ocasiones,
puede aparecer algo de
fiebre. Estos síntomas, que suelen
durar dos o tres días, van
seguidos de un aumento significativo
de la tos y la aparición de
sibilancias, silbidos o pitos característicos
que se producen al
respirar. Asimismo el niño puede
presentar una falta de apetito
y facilidad de vómito después
de las comidas o de toser.
En general, la enfermedad
evoluciona favorablemente en
unos 10 días, si bien ante la
aparición de complicaciones se
debe acudir al médico. En niños
con problemas pulmonares
o debilidad del sistema autoinmune,
la infección puede agravarse,
por lo que se debe acudir
al médico ante los primeros
signos de la enfermedad.
Se debe tener presente que,
aunque no es algo muy frecuente,
la bronquiolitis puede
complicarse con otras infecciones
pulmonares como las neumonías,
procesos que requieren
tratamiento hospitalario.
Algunos niños que han
padecido bronquiolitis presentan
cierta predisposición a padecer
cuadros similares después
de cada proceso catarral,
procesos que pueden ser nuevas
bronquiolitis, o episodios
de broncoespasmo, que es lo
más habitual. A juicio del Dr.
J. Guerrero Fernández, del Hospital
Infantil La Paz de Madrid,
lo que sucede es que los bronquios
y bronquiolos que quedaron
dañados en la primera
bronquiolitis se hacen 'hiperreactivos',
es decir, en presencia
de un nuevo cuadro
catarral éstos reaccionan contrayéndose
(broncoespasmo)
y provocando, sin necesidad
de que haya inflamación de
los mismos, una obstrucción
al paso del aire. Este fenómeno
de hiperreactividad bronquial
(reacción exagerada del
bronquio frente a un estímulo)
suele curar progresivamente
antes de los 2-4 años. A veces
se mantiene más allá de
los 4-6 años y entonces podría
hablarse de asma.
Cuidados especiales
En la mayoría de los casos, la
bronquiolitis puede tratarse en
el propio domicilio mediante
la adopción de una serie de
cuidados especiales que, si
bien no reducen la duración
de la enfermedad, sí pueden
aliviar sus síntomas. Además,
en algunos casos, los médicos
suelen recomendar broncodilatadores
inhalados para dilatar
las vías respiratorias.
Dado que el origen de la
enfermedad es vírico, no se
deben utilizar antibioticos, que
son únicamente efectivos en
infecciones bacterianas. Solo
en casos de una complicación
bacteriana (neumonía), pueden
ser prescritos. Dicha prescripción
debe ser siempre realizada
por un médico.
Si aparecen dificultades
puede ser necesario el ingreso
hospitalario.
Medidas preventivas
Como ya se ha comentado
anteriormente, la bronquiolitis
es una enfermedad contagiosa
que se transmite de persona
a persona por contacto directo
o por vía inhalatoria.
Por esto la mejor forma de
prevenir el contagio es el lavado
frecuente de las manos.
No existe una vacuna
contra la bronquiolitis. Para
prevenir infecciones graves se
están utilizando inmunoglobulinas
específicas y anticuerpos
monoclonales. Éstos, en
ningún caso, son empleados
con fines terapéuticos.
Los niños con bronquiolitis
son la principal fuente de
transmisión de la enfermedad,
especialmente en los primeros
días, cuando están comenzando
los síntomas. Las secreciones
de boca y nariz pueden
seguir siendo contagiosas durante
una semana más.
De ahí la importancia de
adoptar medidas higiénicas
que disminuyan el riesgo de
contagio de esta enfermedad.
Se debe acudir al médico si...
» El niño vomita con mucha frecuencia.
» La respiración es muy rápida, más de 40 respiraciones
por minuto y, además, muy profunda.
» La piel se torna azulada, principalmente alrededor de los
labios y las uñas (señales de cianosis).
» Se observa que el niño tiene dificultad para respirar.
» El niño presenta decaimiento y fatiga.
» Rechaza el agua y en general cualquier bebida o presenta
señales de deshidratación.