En relación con los problemascutáneos, uno de los fenómenosque se viene observandoen los últimos veinte años esque cada vez hay más personasque tienen "piel sensible", es decir,un tipo de piel fácilmentevulnerable a las agresiones externasante las que reaccionade un modo excesivo. Esta hiper-reactividad está directamenterelacionada…
En relación con los problemas
cutáneos, uno de los fenómenos
que se viene observando
en los últimos veinte años es
que cada vez hay más personas
que tienen 'piel sensible', es decir,
un tipo de piel fácilmente
vulnerable a las agresiones externas
ante las que reacciona
de un modo excesivo. Esta hiper-
reactividad está directamente
relacionada con la excitación
de las terminaciones nerviosas
que afloran en las capas superficiales
de la epidermis. Según el
tipo de piel sensible que se padezca,
puede manifestarse con
diferente sintomatología: picores,
tirantez, sensación de calor
o ardor y enrojecimiento.
Fuerte incremento
Los expertos reunidos recientemente
en una jornada dedicada
a este tema organizada por
los laboratorios farmacéuticos
La Roche-Posay, pusieron de relieve
que mientras en la década
de los 80 tan sólo un 25% de
las mujeres españolas tenía la
piel sensible, en 2007 esta proporción
ha ascendido al 70%.
Tan fuerte incremento está
ligado a una serie de factores
medioambientales con los que
convivimos a diario en las sociedades
modernas y que afectan
directa o indirectamente a
nuestra piel: altos índices de
contaminación, reducción de
la capa de ozono y mayor exposición
a los rayos solares. Estos
elementos, unidos al actual
estilo de vida (estrés, sedentarismo,
alimentación rápida y
desequilibrada y utilización excesiva
de jabón) resultan perjudiciales
para nuestra primera
línea de defensa que es la piel.
Otro dato destacable es
que, en Europa y EEUU, cerca
del 48% de las personas se
sienten preocupadas por padecer
de piel sensible y, sin embargo,
el 30% de las mismas
no toma ninguna medida para
solucionar o paliar este problema.
A este respecto, España es
el país que cuenta con un mayor
porcentaje de individuos
que, a pesar de ser conscientes
de que padecen este trastorno,
no han buscado soluciones.
Factores
desencadenantes
Isabel Bielsa, médico adjunto
del Servicio de Dermatología
del Hospital Universitari Germans
Trias i Pujol de Badalona,
señala que 'el número de personas
que padece este trastorno
es elevado y, probablemente,
vaya en aumento debido a
la polución, el estrés, la radiación
ultravioleta, la dieta y otros
muchos factores que pueden
intervenir en su desarrollo.'
Los desequilibrios nutricionales
o el déficit de determinados
nutrientes pueden manifestarse,
entre otros muchos
síntomas, como una respuesta
excesiva a estímulos de tipo térmico,
químico o radiación UVA.
Asimismo, determinados alimentos
liberan sustancias de carácter
vasoactivo, como la histamina,
que pueden provocar enrojecimiento
de piel, picores, etc.
Los expertos aclaran que
una piel sensible no es necesariamente
una piel alérgica. Así,
mientras la sensibilidad cutánea
está ligada a la excitación de
las terminaciones nerviosas de
la epidermis, la alergia es una
reacción por parte del sistema
inmunitario del organismo que
se produce al entrar en contacto
con una sustancia que el cuerpo
identifica como peligrosa y, por
tanto, reacciona de una forma
anormal y excesiva, produciéndose
enrojecimiento, picores, lesiones
o erupciones cutáneas.
'Las pieles sensibles no deben
considerarse como una
verdadera enfermedad dermatológica,
pero sí sufren reacciones
frecuentes, casi siempre leves
y pasajeras, que resultan
molestas y suponen un motivo
de estrés y frustración para
quienes definen así su piel',
afirma la doctora Bielsa.
Conocerla y tratarla
De acuerdo con los especialistas,
para tratar una piel sensible
es imprescindible, en primer lugar,
conocerla en profundidad
para obtener un diagnóstico y
aplicar un tratamiento que se
adapte a cada tipo de piel.
Además de cuidar la alimentación,
la hidratación y tener cuidado
con la exposición solar, es
importante utilizar productos
especialmente indicados para
piel sensible.
Y es que este tipo de pieles
muestran una especial intolerancia
a los productos cosméticos
en general, por lo que resulta
necesario utilizar productos
especialmente diseñados para
su cuidado. La formulación de
estos productos específicos debe
estar libre de fragancias y
testada como hipoalergénica y
no comedogénica.