La cifra de lesiones que se

producen en el ámbito laboral,

en la vida cotidiana o al

practicar deporte es tan significativa

que los expertos han dado

la voz de alarma y aseguran

que cuidar al máximo la preparación

física es la principal herramienta

para prevenir estas lesiones.

Veinte mil horas de trabajo

perdidas al año en España por

dolencias de columna vertebral,

más de 100.000 bajas por lumbalgias

y un 25 por ciento de lesiones

deportivas que se originan

por falta de preparación,

son un claro ejemplo de las dimensiones

del problema.

En el trabajo

Una buena preparación es

esencial a la hora de hacer frente

a los esfuerzos físicos diarios

pero sin sobrepasar los 15-20

minutos, pues superar este

tiempo supondría un consumo

excesivo de energía, agua y

electrolitos. Tales son los beneficios

que sería aconsejable incluir

en nuestras actividades

diarias unos sencillos ejercicios

de precalentamiento y estiramientos.

Más aún, no estaría de

más implantar en los centros de

trabajo programas de preparación

física con técnicas como

Pilates y ejercicios específicos

para cada puesto de trabajo.

Gracias a estas iniciativas, las lesiones

han diminuido considerablemente

y el rendimiento laboral

ha mejorado, pero no

sólo entre los que desarrollan

una actividad que exige esfuerzo

físico sino también entre los

que tienen trabajos sedentarios.

En el deporte

Un gran número de lesiones se

producen por falta de precalentamiento

previo. El mecanismo

es sencillo: si por ejemplo a un

músculo que está en situación

de reposo, es decir, todavía no

ha empezado a funcionar, se le

exige que afronte una situación

que le imprime carga, resistencia

o velocidad, puede que acabe lesionándose.

En cambio, si previamente

el músculo ‘entra en calor’,

no sólo disminuye el riesgo

de distensiones y desgarros, sino

que, además, el rendimiento y la

motivación se incrementan.

Hay dos tipos de precalentamiento:

el pasivo y el activo. El

pasivo se puede llevar a cabo

mediante saunas, baños de inmersión,

cremas, aceites e incluso

masajes y en el segundo hay

que mover el cuerpo. Las diferencias

entre uno y otro son evidentes

no sólo en la forma sino

también en el fondo: el precalentamiento

activo es más efectivo.

Estiramiento

En cualquier actividad física, ya

sea de fuerza o de resistencia, la

musculatura se distiende o se

contrae, y con ello disminuye la

movilidad articular. En esta situación

se es más proclive a una

lesión de los músculos o de los

tendones. Por ello es fundamental

la realización de estiramientos

para incrementar la movilidad

y disminuir la posibilidad de

lesiones. Pero hay que tener una

cosa clara: precalentar y estirar

son cosas diferentes y nunca un

estiramiento puede sustituir a

una entrada en calor. Es más, el

precalentamiento es anterior al

ejercicio y el estiramiento debe

realizarse tanto antes como después

de su realización.

Los estiramientos no deben

ser bruscos (súbitos), rápidos,

estáticos o prolongados; deben

realizarse pasando siempre por

las fases de contracción, distensión

y posterior elongación o,

lo que es lo mismo, contraer,

relajar y alargar. Es muy importante

respetar las tres fases.

Y tan importante como

precalentar y estirar es no parar

de golpe y volver ‘activamente’

a la calma, lo que se

conoce como ‘recuparación

antes del enfriamiento’.

FUENTES: Clínica Armstrong Internacional.