Una de las primeras observaciones
que hacen los
especialistas cuando se aborda
el tema de la salud bucal de
los mayores, es que ésta está
en relación directa con el cuidado
que se le haya prodigado
a la dentadura a lo largo de
la vida. La ausencia de prevención
y educación sobre higiene
bucal en la infancia y adolescencia
pasa una dolorosa
factura en la edad adulta y, sobre
todo, en la vejez. Se trata,
pues, de un problema en buena
medida cultural, y muy a
tener en cuenta merced al notable
incremento de la población
mayor de 65 años.
Según una encuesta realizada
por el Consejo General
de Colegios de Odontólogos y
Estomatólogos de España, el
68% de españoles sólo acude
al dentista cuando tiene un
problema, principalmente dolor;
el 10% nunca ha asistido a
una consulta odontológica y
casi el 18% lleva más de tres
años sin acudir al dentista.
No sólo la edad
Si bien la mayoría de los dentistas
hacen especial hincapié
en que el deterioro y pérdida
de las piezas dentales no es necesariamente
consecuencia de
la edad avanzada, sino principalmente
de las enfermedades
bucales, no cabe duda de que
con la edad se incrementa, de
manera natural, la pérdida
dental, el oscurecimiento y el
desgaste de los dientes, lo que
conlleva serias disfunciones en
la calidad de vida del anciano,
toda vez que se ve alterada su
capacidad de masticar, hablar
y tragar, así como su salud
mental, pues puede preocuparle
la imagen que proyecta.
Esta circunstancia conlleva
el riesgo adicional de ser asumido
con una actitud fatalista
y de resignación, como algo
inevitablemente inherente a la
ancianidad y por tanto se llegue
a creer que no tiene remedio.
Aquí la información y
el consejo por parte de los
profesionales sanitarios, es imprescindible
y muy útil.
Enfermedades
Otros cambios que afectan en
especial a la salud bucal de los
ancianos dependen de enfermedades
como la periodontitis
(inflamación localizada alrededor
de la raíz del diente), la caries
(sobre todo radicular, es
decir, en la raíz del diente), el
desgaste dentario, trastornos
en la mucosa oral y en las glándulas
salivares, sequedad de la
boca (que puede ser causada
por la ingesta de medicamentos
o alguna enfermedad y que
si no se trata puede dañar los
dientes) y, finalmente, problemas
con las prótesis dentales. A
la falta de cuidado de la dentadura
en la tercera edad a veces
se suman, lamentablemente,
los problemas económicos que
conllevan unas pensiones exiguas,
con las que malamente
va a poder permitirse "el lujo"
de ir al dentista o recurrir a
prótesis adecuadas.
Asimismo, según un estudio
realizado en el Departamento
de Estomatología de la
Universidad del País Vasco, el
39% de los ancianos españoles
estudiados presenta alteraciones
en la mucosa bucal,
problema asociado frecuentemente
a la utilización de prótesis
dentales. En este proceso
interviene directamente el estado
de conservación y el
tiempo de uso de la prótesis,
así como si ésta es completa.
Las lesiones se localizan más
frecuentemente en el paladar,
la lengua y los labios.
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