El estilo de vida’moderno’, plagado de prisasy de desórdenes, empiezaa mostrar su lado oscuro conlos más pequeños de la casa,los cuales sucumben ante elincremento de las condicionesambientales y de estrés que lesrodean. Como consecuencia,en los últimos años, diferentesestudios epidemiológicos handetectado un incremento significativoen la prevalencia…
El estilo de vida
'moderno', plagado de prisas
y de desórdenes, empieza
a mostrar su lado oscuro con
los más pequeños de la casa,
los cuales sucumben ante el
incremento de las condiciones
ambientales y de estrés que les
rodean. Como consecuencia,
en los últimos años, diferentes
estudios epidemiológicos han
detectado un incremento significativo
en la prevalencia de
las cefaleas tanto en niños como
en adolescentes. Los datos
hablan por sí solos: se calcula
que a los 14 años el 96% de
los niños han padecido en algún
momento de su vida al
menos un episodio de cefalea
y que los casos recurrentes se
manifiestan en el 40% de los
menores de 7 años y en el
75% de los mayores de 15.
Las consecuencias no se
han hecho esperar. Los niños
con cefaleas tienen un menor
rendimiento escolar, ya que
faltan una media de 7,8 días
al año al colegio, mientras
que el resto lo hace 3,7 días
anuales. Como ha explicado
el doctor Jaume Campistol,
neuropediatra del Hospital
Sant Joan de Deu, en Barcelona,
'cuando la cefalea viene
acompañada de otros síntomas
neurológicos o su
frecuencia o intensidad son
elevadas, pueden resultar invalidantes
y repercutir negativamente
en la calidad de vida
del niño y del adolescente.
Disminuye la participación en
las actividades sociales y escolares,
así como el rendimiento
en sus estudios'.
Si hay un lugar en el que
se refleje claramente este incremento
es en las consultas
de los especialistas, los cuales
han presenciado cómo el dolor
de cabeza en niños y adolescentes
ha disparado en un
20% sus consultas en los últimos
cinco años. De hecho, la
cefalea es uno de los primeros
síntomas que el niño puede
explicar a sus padres y uno de
los motivos de consulta más
habituales en Pediatría.
No todas son iguales
La tipología de la cefalea es
amplísima pero, a la hora de
hablar de los más pequeños
de la casa, los especialistas se
centran en las cefaleas primarias,
aquellas cuya causa final
es desconocida y no responde
a procesos orgánicos conocidos,
como son la cefalea tensional
y la migraña. La primera
está provocada por la
tensión del entorno y las situaciones
de presión y estrés, la
segunda es de base genética,
pero se puede precipitar por
distintos factores como una
mala alimentación, falta de
ejercicio físico o de horas de
sueño. Tomar ciertos alimentos,
como chocolate o leche, y
ver muchas horas de televisión
son otros de los desencadenantes
de la migraña infantil.
Las consecuencias del estilo
de vida actual 'atormentan la
cabeza' de los más pequeños
de la casa. El Dr. Campistol asegura
que hoy no sólo se detectan
más casos de niños afectados
por cefalea tensional sino
que cada vez son más los pequeños
que la padecen. 'Los
niños están sometidos a una
presión excesiva, algunos hacen
demasiadas actividades extraescolares
y deben ser los primeros
en todo', precisa. Aunque
resulta paradójico, la mayoría
de los pequeños padecen el
dolor de cabeza tensional en
horario de tarde y noche, al llegar
a casa, cuando el estrés ya
ha desaparecido y, algunos de
ellos, ante situaciones tan habituales
como antes de participar
en un partido de fútbol y durante
la época de exámenes.
A diferencia del dolor tensional,
los niños con migraña
sufren vómitos, náuseas y un
martilleo constante en la cabeza,
especialmente en una
de las zonas laterales, e incluso,
en ocasiones este dolor va
precedido de una sensación
de sufrir efectos luminosos y
distorsiones visuales. Las diferencias
no sólo abarcan a los
síntomas sino que alcanzan a
las tasas de curación y a los
tratamientos más oportunos.